Las detenciones son el resultado de un año de investigaciones y la colaboración de seis agencias federales, informa el gobierno de EEUU, y han acabado con una red que "se aprovechaba de las sombras de Internet, sin ninguna dirección de contacto para su localización" para hacer llegar millones de píldoras "adictivas y peligrosas" a más de 4.000 consumidores de todo el mundo a través de 20 páginas web diferentes.
"Hemos desconectado a algunos de los peores e-traficantes", afirmó Karen Tandy, máxima autoridad de la Drug Enforcement Administration (DEA), la agencia estadounidense dedicada al control de drogas, durante la presentación de la operación 'Cyber Chase' ('ciber cacería').
En total, se calcula que estas redes operaban con más de 40 cuentas bancarias por valor de cerca de seis millones de dólares (una cifra similar en euros). Una de estas farmacias virtuales, con sede en Philadelphia, introducía presuntamente esteroides, analgésicos y anfetaminas en territorio estadounidense procedentes de la India, Hungría o Alemania, entre otros países, para volver a empaquetarles y reenviarlos de nuevo a los diversos lugares del mundo de los que recibían peticiones a través de la Red.
"Internet se ha convertido en un botiquín abierto a todos", ha añadido Tandy, "hay extraños vendiendo fármacos en nuestra propia casa y ni siquiera lo sabemos". "No hay visita al médico, ni un farmacéutico que vigile la integridad del producto, ni prescripción", advertía por su parte el abogado Patrick Meehan, "todo lo que hace falta es una tarjeta de crédico y un teclado".
Un informe hecho público el año pasado por la Oficina Gubernamental de Contabilidad, denunció las facilidades con las que se podían adquirir medicamentos 'online'. Según este documento, los productos procedentes de farmacias extranjeras eran falsificados y a menudo se enviaban a sus destinatarios sin instrucciones ni advertencias de ningún tipo. En otros casos, las medicinas llegaban ya estropeadas o incumpliendo las condiciones exigidas para su empaquetado.
Un médico de la localidad india de Agar, su hijo (estudiante en una universidad estadounidense) y otros tres miembros de la familia han sido detenidos como presuntos cabecillas del negocio. Las autoridades federales no planean presentar cargos contra los consumidores, aunque trasladarán la información a los organismos locales competentes.