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 Martes, 10 de mayo de 2005   Actualizado a las  20:16 h
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URGENTE

 SIDA Y HEPATITIS
 

VACUNAS CONTRA EL SIDA
"Tenemos que ser mejor que la naturaleza"

ÁNGELES LÓPEZ

Un enfermo de sida en un templo budista de Wat Phra Baat en Tainlandia. (Foto: Vinai Dithajohn | EFE)
Un enfermo de sida en un templo budista de Wat Phra Baat en Tainlandia. (Foto: Vinai Dithajohn | EFE)
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MADRID.- Quedan décadas para conseguir una vacuna contra el VIH. Sin embargo, algo ha cambiado en los últimos meses. Los científicos han abandonado la carrera por la gloria y se han puesto a trabajar unidos. José Esparza, uno de los mayores expertos en la infección y miembro de la Fundación Bill & Melinda Gates, en Seattle (Estados Unidos), está entusiasmado por las nuevas ideas que está generando este cambio en la lucha contra el sida.

"En el caso de otras vacunas, lo que hemos hecho es imitar a la naturaleza, (a la acción del sistema inmune ante diferentes patologías), pero con esta infección no ha sabido generar una inmunidad eficaz, por lo que tenemos que ser mejores que la naturaleza. Ya hemos demostrado muchas veces que se puede, por ejemplo, la naturaleza dice que los humanos no podemos volar y lo hacemos", señala Esparza.

Ahora como miembro de la Fundación Bill & Melinda Gates y antes como coordinador del programa de vacunas de la Organización Mundial de la Salud, lleva casi 20 años dedicado a la lucha contra el sida. Mantiene la ilusión del comienzo, necesaria para denunciar la falta de fondos y para la búsqueda de nuevas soluciones frente a esta enfermedad.

Sin embargo, muchos han sido los que han tirado la toalla. Después de numerosos intentos para desarrollar una inmunización contra el sida (alrededor de 30 han visto la luz) y otros tantos fracasos, recientemente comenzaron a escucharse voces como la de Richard Horton (director de la revista 'The Lancet'), que ponían en duda la posibilidad de conseguir una vacuna, por lo que cuestionaban la necesidad de seguir intentándolo.

José Esparza en la presentación ayer en Madrid de la sexta edición del Manual del Sida
José Esparza en la presentación ayer en Madrid de la sexta edición del Manual del Sida
Aunque Esparza no ofrece un mensaje demasiado optimista sobre el tema y no da una fecha para una futura vacuna, manifiesta un empeño decidido e inquebrantable: hay que pensar nuevas estrategias y seguir trabajando contra el sida. Ésta es la idea que también han recogido los investigadores después de la Conferencia de Bangkok celebrada el pasado verano, tras conocer los fracasos de algunas de las vacunas que se estaban probando.

"Hemos reconocido el reto y asumido el hecho de que nos tenemos que organizar de una forma diferente. Una vacuna para el sida no va a ser descubierta por un grupo que se va a llevar todo el mérito. En el último año, la investigación se ha reorganizado de una manera más cooperativa, con más intercambio de información".

La nueva iniciativa, denominada Global HIV/Aids Vaccine Enterprise o Empresa Global para una Vacuna para el Sida, es una alianza de diferentes organizaciones, públicas y privadas, para investigar y financiar estos estudios. Las agencias están comprometidas en mejorar un plan científico común, identificando las preguntas críticas y contestándolas de una manera sistemática y concreta.

Un nuevo centro de Inmunología para el VIH/sida, creado por los Institutos de Salud de Estados Unidos, se encargará de seleccionar e impulsar nuevas propuestas de investigación sobre vacunas. "Hay algunas nuevas ideas realmente interesantes, que no se han probado porque la estructura de la ciencia es en general muy conservadora. En 2004 nos dimos cuenta de que estábamos atrapados en un conjunto de ideas preconcebidas que no funcionaban. El avance más importante en los últimos 12 meses ha sido comenzar a conjugar seriamente otras 'avenidas' para el desarrollo de una vacuna para el sida".

"Sólo con tratamiento no se pueden evitar las 14.000 infecciones diarias por VIH"
Asumir que "quizá no haya ciencia suficiente para que, de una manera racional, se desarrolle una vacuna contra el sida", ha sido uno de los logros del pasado año. Por este motivo, los esfuerzos se están dirigiendo de nuevo al laboratorio, para reexaminar lo que se sabe y lo que no se sabe de la infección. "Desde Bangkok hacia acá, los pasos importantes no es que estemos más cerca de una vacuna sino de la reorganización de un sistema en el cual reconocemos que siendo éste uno de los problemas médicos más grandes que tenemos, no lo podemos afrontar de manera individual".

Ideas creativas

Los avances obtenidos en los últimos meses han sido, como dice Esparza, "sutiles" pero importantes. Un ejemplo de esto es un estudio reciente donde se observó que cuando el VIH se transmite de una persona a otra pierde su coraza protectora. La cubierta del virus está formada de una proteína enriquecida de azúcares, la gp 120, que le previene de un ambiente hostil. Sin embargo, cuando el VIH se transmite esta 'coraza' desaparece y es más indefenso.

"Esta es una información muy reciente que estamos tratando de entender y que, de ser así, deberíamos buscar una inmunidad que prevenga la infección por este virus y no por el que se encuentra habitualmente en una persona infectada". Los avances, según Esparza, vendrán en el estudio del VIH en las primeras tres semanas de la infección, porque hasta ahora se ha venido trabajando para entender la respuesta inmune en personas crónicamente infectadas.

Este experto no tiene duda de que, de igual forma que hay que estructurar los estudios de laboratorio, también hay que organizarse eficientemente a la hora de probar, fabricar y distribuir una vacuna. En cuanto a los obstáculos éticos que pueden producirse con las pruebas de vacunas, expresa que "son complicados pero son salvables. Es menos ético negarle a poblaciones en vías de desarrollo los beneficios de una vacuna que hacer pruebas con ellas que pueden realizarse respetando los derechos básicos. La ética nos impone hacer investigación en vacunas".

"Las vacunas no producen dinero a la industria farmacéutica. De manera que tenemos que identificar los incentivos que estimularían al sector privado en invertir en vacunas porque los necesitamos pues son los que tienen el conocimiento y la capacidad para fabricarlas", concluye Esparza.

   
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