La sorpresa llegó para los médicos que lo trataron cuando dos meses antes de su fallecimiento descubrieron que sus padres no tenían el virus de la inmunodeficiencia humana y, por lo tanto, no pudieron transmitírselo. A partir de este hallazgo, averiguaron la verdadera historia de la familia y la causa de la infección por VIH en el niño: la leche que tomaba de otra mujer.
Por razones económicas, la madre del pequeño tuvo que volver a la jornada completa en su trabajo inmediatamente después del parto. Como, por esta situación, ella no podía hacerse cargo de la alimentación de su hijo, le pidió el favor a su sobrina, embarazada en aquella fecha de siete meses.
La sobrina, de 21 años, empezó a amamantar al bebé de forma regular durante más de un mes, hasta que ella dio a luz a su propio hijo, y continuó haciéndolo unas 15 veces después del parto. Desconocía que era portadora del VIH y su bebé murió a los 22 meses de nacer.
"El hecho de que otras mujeres, distintas a las madres verdaderas, amamanten a los bebés es más o menos habitual en países en desarrollo" explican las doctoras del Centro médico de Trinidad y Tobago en un artículo publicado en la revista 'The Lancet'. En Brasil, por ejemplo, las nodrizas, madres 'sustitutas' que dan de mamar a los bebés, son la principal fuente de transmisión del virus HTLV-1, un retrovirus que está implicado en trastornos neurológicos y ciertos tipos de leucemia.
"Aunque el riesgo de transmisión del VIH a través de la leche materna persiste durante todo el periodo de amamantamiento, las posibilidades de contagio son mayores en los primeros seis meses", indican las especialistas.
Ante el aumento de este tipo de alimentación infantil en los países del Tercer Mundo, las autoras del artículo señalan que "las madres 'sustitutas' deberían ser examinadas antes de dar de mamar para ver si tienen los anticuerpos del VIH y, si no se pueden hacer las pruebas, es mejor que no alimenten a los niños, para evitar nuevos casos de infección".