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| GRAN ANGULAR |
| Cáncer y quimioprevención |
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José Luis de la Serna
COLON. Existe un número elevado de estudios de observación que relacionan el consumo de antiinflamatorios con una disminución del riesgo de padecer uno de los cánceres más frecuentes: el de colon. Sin embargo, hasta esta misma semana no se conocía ningún estudio controlado en el que se demostrara el potencial preventivo de un antiinflamatorio frente a los tumores del intestino grueso. Un trabajo multicéntrico, liderado por expertos del MD Anderson Cancer Center de Houston (EEUU), y publicado en el último número del New England Journal of Medicine, da fe de que uno de los nuevos antiinflamatorios que ha salido al mercado, el celecoxib, tiene una incidencia estadísticamente positiva en cómo evoluciona una patología que siempre acaba en cáncer de colon: la poliposis adenomatosa familiar. Aunque todavía hace falta que se publiquen más ensayos clínicos, las perspectivas de que los nuevos inhibidores de la enzima COX-2 tengan mucho que decir en la quimioprevención de un tumor muy frecuente son muy alentadoras. En este mismo número de la revista de Boston también se publica un estudio que valora el papel de un anticoagulante común: la warfarina a la hora de disminuir la incidencia de cáncer.
CNIO. La quimioprevención de los tumores es uno de los retos científicos que tiene la lucha contra el cáncer. La coordinación de estas alternativas, y su estudio y relación con los perfiles genéticos de determinados grupo de personas, es uno de los papeles que debe corresponder a cualquier instituto de investigación del cáncer, como pasa en EEUU. En España, éste sería un papel del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, el CNIO. Los rumores de hace algunos días sobre el recorte en el presupuesto de un centro de estas características, lo que llevaría a la dimisión de su máximo responsable, es una mala noticia que, al parecer, ha sido desmentida. En cualquier caso, nuestro país no está sobrado de buena investigación biomédica y nada debe impedir el potenciar la misma. Si en España se mejora la investigación en biomedicina no seríamos los séptimos en el mundo en sanidad. Muy probablemente seríamos los primeros.
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