LA
AGONIA
A 100 metros de profundidad, en el fondo del gélido Mar
de Barents, un submarino nuclear ruso se convirtió el 12
de agosto de 2000 en una trampa para toda su tripulación.
El sábado -el viernes, según otras versiones- se produjo
una explosión en el interior del K-141 Kursk. Las autoridades
rusas trataron de mantener en secreto la catástrofe, pero
los problemas para rescatar a los 118 marineros con sus propios
medios les empujaron a lanzar un SOS internacional.
Inglaterra y Noruega enviaron su ayuda, pero el oscurantismo y
lentitud de los rusos no permitió rescatar a nadie con vida.
Día tras días las versiones sobre las causas del accidente
fueron variando: el Kursk chocó contra un barco, contra una
mina de la II Guerra Mundial, contra un objeto no identificado.
Primero fueron estadounidenses, franceses y británicos quienes
aseguraron tener información suficiente para afirmar que
el accidente se produjo por una fuerte explosión en el interior
del submarino. Hasta comienzos del año 2001 el Gobierno ruso
no reconoció esta hipótesis.
Esta son las informaciones que se elaboraron nada más producirse
la catástrofe y que poseen el valor histórico del
momento. Escalofriante leerlas y observar las imagenes de nuevo.
EL
K-141 KURSK | LAS
IMAGENES | LA TUMBA
DE METAL | LA
ULTIMA CARTA
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