HAMID KARZAI. Un
comandante curtido en la guerra
JAVIER ESPINOSA
Mohamad Sakhi Sahibzada recordaba con orgullo
los 10 años que pasó luchando bajo las órdenes
de Hamid Karzai. «Es del único
afgano del que me fío», dice con cierta candidez.
«Era un comandante muy valiente
que en la mayoría de las ocasiones dirigía personalmente
el combate contra los soviéticos», afirmaba
al tiempo que se abrazaba con otros simpatizantes del ahora nominado
primer ministro.
Sakhi fue uno de los primeros en acudir al domicilio de la familia
Karzai en la ciudad de Quetta, que ejerce como su cuartel general
desde que abandonara Afganistán en 1996 después
de romper su alianza con los talibán
Y es que Karzai fue
un estrecho aliado de los talibán entre 1994 y 1995
hasta el punto de que el movimiento radical lo nominó como
embajador ante Naciones Unidas en 1996, cargo que rechazó.
Karzai era ya por entonces un significado
líder local por su condición de jefe del clan Popolzai,
un grupo especialmente significado dentro de la tribu Durrani
del pueblo pastún, la misma que fundó Afganistán
en 1747.
Su padre también ejerció como
dirigente de los Popolzai y alcanzó cierta popularidad
en la política local al desempeñar el cargo de portavoz
del parlamento durante la última etapa de la monarquía
del rey Mohamed Zahir. Fue asesinado el 14 de julio de 1999 en
Quetta en un ataque sus hijos achacan al mulá Omar.
Hamid Karzai nació
en 1957 en el pequeño poblado de Karza -de ahí
viene su apellido-, sito en la provincia afgana de Kandahar. Estudió
en la propia Kandahar, después en Kabul y se licenció
con un master en Políticas en una universidad de la India
en 1982. «Ese mismo año regresó a Afganistán
y se enroló en las filas de los muyahidin. Luchaba bajo
la bandera del Frente de Liberación Nacional Afgano [FLNA]»,
precisa su hermano.
Fuentes paquistaníes aseguran que Karzai
era uno de los principales contactos entre los asesores de EEUU
y las tropas muyahidin, aunque Ahmed lo niega.
Pese a los halagos de su subalterno Sakhi,
lo cierto es que Karzai pasó una gran parte de la lucha
contra los soviéticos en Peshawar (Pakistán), donde
oficiaba como el representante del FLNA.
«Cuando cayó el Gobierno comunista
en 1992 lo nombraron viceministro de Asuntos Exteriores, pero
muy pronto descubrió que tampoco los muyahidin iban a detener
la guerra. Precisamente por eso se apartó de ellos. Afganistán
está cansado de tanta lucha, por eso tenemos ahora la oportunidad
de conseguir un Gobierno de unidad y reconstruir el país»,
afirmó Ahmed.
Desde el año
pasado, Karzai era miembro del comité de asesores del ex
rey Mohamed Zahir, integrado por nueve personas. Según
Ahmed, su hermano no abandonará el área de Kandahar
hasta que consiga la rendición del último bastión
talibán.
En el llamado Pequeño Afganistán,
un barrio de Quetta poblado por refugiados del vecino país
que hasta ahora se significaba por su apoyo a los talibán,
la nominación de Karzai se acoge con satisfacción
pero también con recelo.
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