El
19 de noviembre de 2001, Julio Fuentes, experimentado reportero
de guerra, perdió la vida en una emboscada en Afganistán,
cuando se dirigía desde Jalalabad a Kabul en una caravana
de periodistas.
Otros tres informadores extranjeros que le acompañaban
también fallecieron como consecuencia del ataque.
Ese riesgo intrínseco a los corresponsales volvió
a pasar de amenaza a amarga realidad. Un año después,
el trabajo de denuncia que a Julio le gustaba hacer sigue
siendo un ejemplo para quienes consideran la Justicia una
prioridad en su vida.
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