Cuando se estrenó, hace muy poco, Estado de
sitio pareció una de las típicas producciones
de política ficción con las que Hollywood
buscaba una alternativa a las intrigas y dramas de la
guerra fría: tras los atentados del 11 de septiembre
y, sobre todo, tras el propósito de George Bush
de establecer tribunales militares y juicios sumarios,
parece una alarmante realidad: Hollywood había
especulado en algunas ocasiones con la posibilidad de
un golpe de Estado para derrocar al presidente pero
por primera vez lo hizo con la posibilidad de una suspensión
de la Constitución.
Edward Zwick dirigió un thriller espectacular
situado en Nueva York donde terroristas árabes
cometen atentados en cadena que llevan a un general
(Bruce Willis) a declarar el estado de sitio, enfrentándose
a un agente del FBI (Denzel Washington) y una de la
CIA (Annette Bening) encargados de la solución
policial del caso. Hay conflicto político, drama
y espectáculo. / F.M.
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