Adaptando
una novela de William Goldman, el director británico
John Schlesinger consiguió crear una atmósfera
densa en una película de espionaje que se salía
de la norma. Para ello contó con Dustin Hoffman,
quien ya había colaborado con él en Cowboy
de medianoche, y que en esta ocasión interpretaba
a un estudiante de Política atrapado sin saber
cómo en un torbellino de intrigas y asesinatos.
En el otro lado, Laurence Olivier, uno de los grandes
de la interpretación, que en esta ocasión
encarna al terrorífico personaje de Szell, un
médico nazi del campo de Auschwitz que sale de
su retiro en Suramérica para recuperar un cargamento
de diamantes. Acompañando a ambos, Roy Scheider,
otra de los rostros clásicos del cine de los
70 (Tiburón, French connection, All that jazz).
Marathon Man supuso también un avance tecnológico
importante ya que incorporó los innovaciones
de la steadycam para captar más fielmente las
trepidantes persecuciones./ D.P.
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