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Prólogo de Guillermo Cabrera Infante
- Por
qué nos gusta tanto 'El Padrino'
- Una
proposición irrechazable | Carlos Boyero
- Cabrera
Infante: «Ninguna película sobre la
mafia ha sido tan extraordinaria como 'El Padrino'»
- «Cada
vez que veo 'El Padrino', aprendo algo nuevo»
- Al
Pacino: «La tenacidad de Coppola me abrió
las puertas»
- 'El
Padrino' Epico: otra mirada a un clásico | Eduardo
Torres-Dulce
- Coppola:
«La tragedia de 'El Padrino' es la tragedia de
América»
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'El Padrino', la película que derrotó
a los críticos
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El gran trivial de 'El Padrino'
No
son muchos los títulos del cine contemporáneo,
en especial del norteamericano, que han disfrutado a
partes iguales del respeto de la crítica y del
reconocimiento de la taquilla y cuya consideración
se haya ido acrecentando con el paso del tiempo. Entre
todos, destaca sin duda El Padrino, la película
que entronizó definitivamente a Francis Ford
Coppola como un valor seguro dentro de la industria
y uno de los pocos de su generación digno de
incorporarse a la selecta lista de los cineastas más
importantes de todos los tiempos.
Un clásico verdaderamente excepcional teniendo
en cuenta su año de producción, 1972,
que encontró continuidad en dos secuelas posteriores
que igualan e incluso superan la calidad del original
y que juntas componen una imagen verdaderamente apabullante
sobre el mundo de la Mafia y otras cuestiones no estrictamente
familiares que han marcado a fuego la Historia del siglo
XX. Conviene recordar que la Paramount, despuÉs
de comprar los derechos de la novela de Mario Puzo,
dudaba en quiÉn confiar la dirección del
proyecto.
El destino quiso que la responsabilidad recayese finalmente
en Coppola, que por entonces apenas sobrepasaba los
30 años y había dirigido cinco largometrajes
más bien excÉntricos, pero poco rentables
en general, entre los que cabe destacar El valle del
arco iris, un musical de corte clásico protagonizado
nada menos que por Fred Astaire, y Llueve sobre mi corazón,
un retrato de la AmÉrica de finales de los 60.
Desde el primer momento, el joven Coppola, impuso sus
ambiciosas exigencias, sobre todo la presencia del tormentoso
Marlon Brando para encarnar a Don Vito Corleone, la
máxima autoridad de una saga mafiosa, y de Al
Pacino para Michael Corleone, el hijo mayor y heredero
de las responsabilidades familiares. Sobre la solidez
de esos pilares edificó una película extraordinariamente
convincente, ambientada primorosamente en los años
40, que materializa una representación deslumbrantemente
realista de los rituales mafiosos. / ALBERTO BERMEJO
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