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Prólogo de Miquel de Palol
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Un actor de primera fila que ha basado su carrera en
su aspecto
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Bruce Beresford: el despertar del cine australiano
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Sin estrellas, por favor
Como no podía ser de otra manera, el célebre
episodio de la derrota de Goliat, el gigante filisteo,
a manos de David (1015ó910 a. de C.), se cuenta
entre las secuencias de esta cinta. Ahora bien, la propuesta
del realizador Bruce Beresford va mucho más allá
del asunto de la honda y su metáfora: el triunfo
del débil, merced a su inteligencia, sobre el
fuerte.
Lo que aquí se nos ofrece es la vida del que
acabaría por ser uno de los soberanos más
recordados del pueblo de Israel desde que se hiciera
notar por sus dotes de guerrero en la corte de su predecesor,
el rey Sal, hasta que le abandonara, siendo comandante
en jefe de sus ejércitos, por culpa de los celos.
Será de regreso a Israel, muerto Sal, cuando
David ascienda al trono.
Enmarcada dentro de una nueva concepción del
cine bíblico, el popular Richard Gere demostró
aquí que era algo más que el galán
por excelencia del Hollywood de los años 80.
/ JAVIER MEMBA
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