HISTORIA DE LA CRISIS
REPERCUSIÓN EN ESPAÑA

PROTAGONISTAS

A PIE DE CALLE
IMÁGENES DESESPERADAS
ANÁLISIS Y ÚLTIMAS NOTICIAS

 

 

PROTAGONISTAS: ADOLFO RODRIGUEZ SAA
JUAN IGNACIO IRIGARAY. ESPECIAL PARA EL MUNDO

Un reportero le pregunta al peronista Adolfo Rodríguez Saá si prolongaría su Presidencia interina en Argentina más allá de marzo próximo, fecha anunciada para celebrar elecciones. Y el
flamante jefe de Estado provisional suelta un ambiguo «Y, no sé».

El chiste, de eso se trata, es que «Y no c» era el nombre del motel en el cual Rodríguez Saá protagonizó en 1993 un escándalo de sexo y vídeos, a la vez que estaba al frente del Gobierno de San Luis, una provincia periférica del país.

Luego la señorita en cuestión, La Turca Sesín, una empleada de su gabinete de prensa, fue acusada por el gobernador de haber montado una «cama» -engaño, en argot argentino- para chantajearlo. La escandalosa historia terminó con la mujer sentada en el banquillo de los acusados y aún continúa purgando 12 años de prisión.

Más allá de aquel alboroto que lo encumbró a la portadas de los periódicos y del que pudo rehacerse después, Rodríguez Saá, de 54 años de edad, es reconocido en Argentina como administrador eficaz y austero, aunque muchos no dudan en subrayar en él cierto estilo autoritario y un meteórico enriquecimiento.

Criado en una familia de raigambre conservadora, a los 15 años predicaba el antiperonismo desde una revista, pero después de pasar por la Universidad de Buenos Aires y graduarse allí como abogado, se convirtió al partido del caudillo Juan Perón y Evita.

Junto a su hermano Alberto, que actualmente es senador, se hicieron con el control del peronismo en San Luis y formaron una suerte de dinastía. En 1983, Adolfo ganó la gobernación con el 40,49% de los votos; en 1987, con el 52,12% y el 50,51%, en 1991. El récord fue un impresionante 71,75% en 1995 y en 1999 cosechó 54,9%.

Así es como San Luis, en el noroeste argentino, ha sido gobernada por Rodríguez Saá durante los últimos 18 años en forma ininterrumpida. Y la oposición lo acusa de nepotismo, enriquecimiento ilícito, arreglos en las licitaciones y manejo non sancto de los tribunales de Justicia. En los juzgados, hay una denuncia contra él porque -supuestamente- amasó algún dinerillo de más. Llegó por primera vez al Gobierno con una casa y dos coches por todo patrimonio. Ahora le endilgan poseer 22 millones de dólares, una veintena de inmuebles, el único diario y varias emisoras de televisión y radio en San Luis.

Como si perteneciera a la familia, muchos peronistas le llaman el Adolfo, tal vez por su estilo simpático, la sonrisa perpetua y el gesto limpio que transmite su rostro. Está casado con la profesora de inglés María Alicia Mazzarino y el matrimonio tiene cinco hijos. Por su personalismo y modos mandones, se aproxima al estereotipo del cacique de provincias. En 1992 mandó a imprimir un libro de texto escolar con 17 fotos de sí mismo. Los alumnos podían leer en sus páginas lo siguiente: «El gobernador [Rodríguez Saá] aceptó gustoso el desafío de hacer grande a la provincia y feliz a su pueblo».

En esta demostración de demagogia hay, sin embargo, alguna veta de verdad. San Luis pasó de vivir de la economía rural a ostentar cierto desarrollo. El estado provincial tiene 60 millones de superávit. Rodríguez Saá construyó diques, acueductos, autovías y hoteles. Y el desempleo es del 7%, muy por debajo del 18,3% en que se cifra el promedio nacional.

Tal vez porque está encaramado a esos logros, Rodríguez Saá tiene mano dura con los adversarios. Había colocado a su apoderado, el abogado Carlos Sergnese, al frente de la Corte Suprema provincial. A dos magistradas que protestaron ordenó que las destituyeran.

Desde años atrás venía preparándose para este momento. En el año 1999, empapeló el país con carteles con el contundente lema de: «Rodríguez Saá, presidente». Ahora resulta que el cargo es temporal y que en marzo debería irse.

Pero con él nunca se sabe del todo. Rodríguez Saá divide a los políticos y se ubica, sin miramientos, entre «los optimistas, como Roosevelt y yo»
<<< volver