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La élite de la natación paralímpica tiene en Enrique Floriano uno de sus máximos representantes. Este extremeño de adopción, aunque nacido en Lorca, es uno de los pesos pesados del deporte para discapacitados visuales. A los seis
años comenzó a competir en la categoría de videntes, hasta
que en 1998, tras una revisón oftalmológica, le detectaron una
deficiencia visual y comenzó a nadar en paralímpicos. Es un nadador muy versátil, capaz de defenderse a la perfección en todos los estilos y rendir al más alto nivel en todas las pruebas como demuestran los cuatro récords del mundo que ha batido y las numerosísimas medallas internacionales que se ha colgado. En Atenas intentará ampliar su larga lista. |
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