Pág. 80 / 170

MICRORRELATOS ENVIADOS (23-04-2004)

1818. Muriendo por dentro

Las nubes tornaban en formas extrañas que no supo interpretar mientras el permanecía tumbado en la hierba. La frescura que le trasmitía era suficiente para que se le dibujará una sonrisa en la cara. El momento lo exigía, "Se feliz" le decia una voz al oido. Y el la seguía como extasiado. Ya no le importaba que iba a ser de su vida, prefería sumergirse en esa voz dulce y melodica que le alentaba a dejarse llevar. Se rió con una sonora carcajada al pensar si esa sería la imagen de la juventud que el gobierno de Zapatero tenía. Tampoco le importaba demasiado. El mundo seguía girando pese a que él ya no lo siguiese.

(Jonathan Gonzalez Diez)

1817. Confusión

En una gris oficina del INEM, un hombre con buena planta se dirige al mostrador. Una vez allí responde las preguntas de rigor sobre sus datos personales efectuadas por el funcionario de turno. - ¿Nombre? - José Luis. - ¿Profesión? - Zapatero - ¿Pero usted no era político? - La nueva España hijo... lo cambia todo.

(Txomin)

1816. Cine de barrio...

" - ...yo soy de los que opina que no está bien verse Matrix Revolutions tres veces en el mismo día, Juan, ¿qué quieres? yo soy así... -...y tú eres el típico que ve una película de Abbas Kierostami sobre un zapatero iraní, cuya hija muere a manos de contrabandistas de opio, ¡y piensas que dominas el séptimo arte! -...vale, vale, no te pongas sarcástico, si lo digo por tu bien. Te pasó lo mismo con El Señor de los Anillos y en invierno cuando necesitabas mi coche me decías: "...y en el albor de la tempestad recurro a ti, Marcos..." -Anda, graciosillo, déjalo ya y vamos que no llegamos al examen ni de coña... -¿Te puedo llamar Neo? -Vale"

(Ricardo Pardo Lodeiro)

1815. Opacidad Inquietante

Clarividencia encerraba la mirada ígnea de aquel viejo zapatero que le permitía leer en el calzado de sus clientes, cual particular piedra de Rosetta, su futuro. Con insondable liturgia examinaba el desgaste de las suelas y cordones, textura de la puntera, holgura del empeine, sello del fabricante, la calidad de sus materiales hasta sacar una frase, de su estuche de cepillos y betunes, que glosaba su vida y que le advertía sobre el mañana ignoto. Pero aquel hombre encerraba un misterio inenarrable blindado al calidoscopio humano que era el sabio limpiabotas. Un muro invisible ocultaba el mañana de ese hombre al zapatero con costuras de visionario: -Tu futuro es incierto. Por primera vez en mi vida encontré contigo la horma de mi zapato, José Luis.

(Ramón Gali)

1814. Ni una baza

Decidió apostar todo lo que tenía, pero se quedó zapatero.

(Miguel Ángel López)

1813. Mi zapatero es el mejor

Los zapateros son como las peluqueras, nunca se cambian. Si te mudas de casa cambias de centro médico, de panadería, de oficina bancaria... pero no de zapatero, ese señor que es lo más parecido a un mago. Siempre que le llevas los zapatos surge el mismo ritual: Con cara afable los de frente, les da la vuelta y pone cara de no saber como han llegado a esa situación de deterioro, con una mueca y sin levantar la vista suele decir "dentro de una semana y la próxima vez no esperes tanto". Te vas de allí tan contento, sólo piensas en que le va a devolver la vida a tus pies, que tras una semana parecerán butifarras. ¡Todo un milagro!

(Blanca del Hoyo)

1812. La cena

Era espigado, desgarbado y de largas extremidades. Su figura se arqueaba sobre su propio ombligo. De frente despejada, tenía una mirada a medio camino entre Maldad e Inteligencia propiciada por sus puntiagudas cejas. Aire despistado a lo Cantinflas, fue encantador durante toda la cena. Dialogante, comedido, se pasó toda la cena mirándome los pies, como tratando encontrar algun defecto en ellos. "Soy zapatero" me dijo.

(Jorge Maestre Martínez)

1811. EL ZAPATERO

El zapatero se levantó de mañana. Miró la mesa y sintió un sobresalto.Ahí seguían, no era un sueño. Su cuero desgastado teñido de rojo, apenas dejaba vislumbrar la importancia que tenían. Había luchado tanto por aquella mujer. Habría robado y matado por ella. En cierto modo, no estaba seguro de no haberlo hecho. Ella vino cansada, casi derrotada, tal vez sin esperanza, dejó los zapatos en esa misma mesa y sin pronunciar palabra se marchó. Era la ocasión de demostrarle su amor, tendría que trabajar duro para convertir aquellos zapatos en los apropiados para bailar, para pasear tranquilamente, para vivir... Todo ese trabajo era imposible sin antes responderse a la pregunta, de vital importancia, que le atormentaba desde ayer: ¿realmente la amaba?

(Belén Olivares)

1810. Desgastado

Todavía recuerda Antonio aquel 23 de abril de 1934 cuando su madre le regaló ese par de zapatos relucientes que el señor de la casa no había podido ponerse de prietos. Antonio pensó: “Son los zapatos de mi vida, siempre me acompañarán”. Pasaron los años, ocurrieron alegrías y desgracias, emigró, regresó, boda, hijos, trabajo, mucho trabajo, madurez, vejez, soledad y los zapatos. Antonio fue su propio zapatero y así permanecieron como nuevos a pesar del tiempo. 23 de abril de 2004. Sólo quedan los recuerdos. Antonio y sus zapatos ya están desgastados. Todo está ya desgastado.

(Javier Muñoz)

1809. Estética escondida

Tenía la habilidad de hacer con una piel de cordero suelas de zapatos y siendo sólo un humilde zapatero, también adquirió la necesidad de escribir poemas en cada una de ellas adornándolas con puntadas de colores cuando eran alegres y puntillas mohosas cuando hablaban de la muerte o el desamor. Su pueblo fue por siempre su libro abierto y editado.

(Carmen Valladolid Benítez)

1808. el orgullo del tiempo

Viento del norte trae aguacero. Busco cobijo en zona cálida y yo me pregunto, ¿por qué me metí en esos líos?. Perdí parte de mi tiempo y dejé mujer y orgullo, que no es poco, en el camino a pesar de ser una guerra perdida de antemano. Sucumbí ante la sabiduría eterna forjada por insensatos como yo en tiempos pretéritos que tras la desilusión decían aquello de "zapatero, a tus zapatos". Seguiré andando y haciendo camino intentando no tropezar de nuevo con la misma piedra.

(Jose A. G. B.)

1807. ZP2304

Preparo la comida mientras pergeño el relato. Qué difícil prescindir de la imagen que suscita la palabra. Aparece el presidente subido a lomos de Rocinante. Este Quijote lleva una rosa en lugar de la lanza de don Alonso. A su lado permanece en pie Sancho el escudero disfrazado de Bono. Convencida de que el relato me llevará por estos vericuetos, busco a Aldonza. Al fondo a la izquierda, una rubia y espigada Dulcinea está medio escondida en un campo de trigo cantando una romanza. Me dejo llevar y mi cocina se convierte en la ínsula Barataria. Entonces, a punto de hablar con el gobernador del mítico lugar, vuelvo a los fogones por un instante. Con tanto lío, el guiso ha quedado algo zapatero.

(Teresa Allepuz Ros)

1806. Los zapatos de papel.

Cuando Fermín se despertó esa mañana, observó un paquete encima de la mesita, ¿Qué será eso?, corrió en busca de su madre y le preguntó ¿Mamá, mama, hay un paquete en mi habitación? ¿Es para mí? Claro, es para tí, Fermín lo abrió y dentro encontró un par de zapatos, no tardó en calzarlos y salió corriendo a la calle, sin escuchar a su madre, estaba tan contento con sus zapatos nuevos. Esa mañana llovía y sus zapatos se mojaron y estropearon porque eran de Papel, Fermín rompió a llorar y corriendo entró en su casa ¡Mamá, mamá! mis zapatos se han estropeado, su madre le dijo, tranquilo hijo mío, iremos a casa del Sr. zapatero y él te los arreglará, seguro que lo hará.

(Maika)

1805. Viernes

Maldito despertador. Otra vez las seis y media, menos mal que es viernes. Estoy mayor. Ya no puedo salir los jueves. El autobús a tope otra vez. Me toca ir de pie. El maldito chaval con los cascos a todo volumen. Estoy harta del Metro. Ya llega hoy con un retraso de 10 minutos. Pero arreglarán alguna vez las escaleras mecánicas? Me dan el periódico 20 minutos. En la portada Leticia y Zapatero. Y eso es lo más destacado de las noticias? Pues, vaya día.

(Alba)

1804. El zapatero prodigioso

Érase que se era un zapatero remendón, discreto, afable y trabajador. Cosía y cosía sin parar, pensando en un zapato que todos pudiesen llevar. Todos se reían cuando contaba su visión. Por eso, punzada a punzada, cantaba esta canción: “Zapatero remendón, en el nombre llevas el don. Y allí donde te critican, no te preocupes, que la constancia es una de tus virtudes”.

(Diego)

1803. ZOOLOGÍA TERMINAL

Su mayor deseo fue siempre vivir como un topo, recogido en su madriguera subterránea, ajeno al mundo exterior, o pasar de puntillas por la vida, como un zapatero, ese insecto de aspecto arácnido que se desliza fugazmente sobre el agua sin apenas rozar la superficie. Por eso, cuando se encontró en el postrero trance de ver desfilar ante sus ojos la película de su anodina existencia, pidió a gritos una segunda oportunidad. Su infierno particular fue volver a nacer.

(AITOR IZQUIERDO MUGICA)

1802. El Paraíso

Me desperté en un lugar diferente. Sentí un suave tacto, una voz en mi alma. Ánimaba a seguirle. Le miré, pero no con mis ojos, sino con mi alma. Era luz del alba. Paseamos por un jardín de rosas, me recordó un tiempo lejano, otro lugar. Llegamos a la orilla de un lago, donde cientos de luceros esperaban. Me indicó que esperara y se marchó. Pasó poco tiempo hasta llegar a una puerta. Sentí miedo. Pero un impulso me empujó a pasar, mi sorpresa fue ver un anciano zapatero, atareado en unos zapatos. Sus manos expertas los concluyeron sin esfuerzo, me los mostró, eran extraordinarios, y me sentí orgullosa. -Estos zapatos, son los que llevarás aqui. No sabes que estás en el Paraíso, Ángel mío?

(Mercedes Pérez Carmona)

1801. Vuelve el zapatero

No todos somos capaces de recordar los detalles de la "historia" que nos enseñaron en el colegio. Detalles como quién fue o por qué pasó. Recordamos sólo los grandes acontecimientos pero no las pequeñas batallas. Sin embargo yo recuerdo un detalle. Hablábamos de cuando en Argentina sólo existían dos clase sociales, los ricos y los pobres; entonces llegaron los españoles y con ellos la clase media, obreros, dependientes, y por supuesto, los zapateros. Se me pueden olvidar muchas cosas, pero jamás olvidaré "La llegada de los zapateros", título de mi trabajo de Historia de aquélla época, porque con este cambio cambió todo un país. Tiempo después hice al revés el camino del zapatero, y al llegar a Madrid me dije "vuelve el zapatero".

(Emilce Jovine)

1800. La felicidad

¿Cuál ha sido el día más feliz de tu vida?le pregunté una tarde de verano a Rocío. El día más feliz no lo sé,pero recuerdo mi infancia como la mejor época de mi vida,jugando,haciendo travesuras,comiendo bocadillos,cuidando los animalitos que mi madre nos compraba(peces de colores,tortugas,pajaritos...)y como no,cazando zapateros con mis hermanos por el campo.En verano lo más divertido que se podía hacer en el pueblo era ir detrás de aquellos pequeños insectos voladores. ¿Y tú? me preguntó Rocío,¿recuerdas la última vez que te has sentido feliz de verdad?

(Marta Sampedro)

1799. Son molinos, zapatero

-Voto a bríos que acometeré la tamaña hazaña de infligir la más dura caña a esas subrepticias artimañas que la anterior mala calaña ha esparcido por las espadañas de aquesta querida España. -Señor, que son molinos y vos zapatero.

(rufino morillo)

 

 
 
 <<  Anterior <  Siguiente >  >>
 
     
Noticias Edición impresa Tu correo Suplementos

Servicios Multimedia Charlas Tienda Clasificados