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ETA - La dictadura del terror

 

Garzón, contra el entramado de ETA

 

La primera operación importante del juez contra la trama financiera de ETA fue en mayo de 1998. (EFE)

La primera operación importante del juez contra la trama financiera de ETA fue a finales de mayo de 1998, con la detención de 12 personas y el registro de varias sedes de empresas sospechosas de estar implicadas en la financiación. (EFE)

por ESTHER MUCIENTES

El último jefe de ETA detenido, Jurdan Martitegi, planeó asesinar, como si de una película del mejor cine negro se tratara, con veneno y botella de coñac incluida, al que probablemente sea el peor enemigo de la banda terrorista: el juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón.

Desde que en 1998 abandonara su incursión en la política —concurrió como número dos de las filas socialistas en las elecciones de 1993— y regresara a su despacho en la Audiencia, Garzón se convirtió en el azote de la banda terrorista y de su entorno dando duros golpes a la organización etarra, que le han llevado no sólo a estar entre los objetivos más deseados de la banda, sino también a recibir las críticas de muchos sectores que le han acusado en más de una ocasión de atentar contra la libertad de expresión.

Sea como fuere, el juez instructor fue el primero que se plantó en Francia para interrogar a dirigentes de ETA detenidos en territorio galo, como Josu Ternera, y otros nombres míticos, los encargados de ordenar dónde se sitúa el coche bomba o a quién se pega el tiro en la nuca.

Ha ilegalizado Batasuna; clausurado el diario Egin y la emisora de radio Egin Irratia, acusados de colaboración terrorista; acusado a la Coordinadora de Alfabetización y Euskaldunización (AEK), una coordinadora vasca para la alfabetización de adultos en euskera, de ser el entramado financiero de la organización. Y asím decenas de causas contra la banda terrorista.

De todas las instrucciones contra ETA, la más comprometida y polémica fue la ilegalización de Batasuna, en un auto publicado en Madrid el 26 de agosto de 2002, por un delito de integración en organización terrorista. La ilegalización de la tercera fuerza política vasca levantó ampollas entre los nacionalistas vascos (PNV), que gobernaban en Euskadi, y el por entonces Gobierno de Aznar, quien desde ese momento iniciaría una campaña de acoso contra los nacionalistas.

Cinco años después de aquel ambicioso auto, los españoles se despertaban el 4 de octubre de 2007 con la detención de toda la cúpula de Batasuna. En total, 23 detenidos que fueron arrestados mientras celebraban una reunión en la que supuestamente iban a realizar el traspaso de poderes de la antigua mesa nacional a una cúpula renovada, muy tocada tras la detención de Arnaldo Otegi y Joseba Álvarez, entre otros.

Con el auto, el conocido juez 'estrella' dejaba claro su intención de acabar tanto con el brazo político de la banda como con el militar. Cuando Batasuna quedó completamente ilegalizada, ETA intentó voler a incurrir de alguna manera a las elecciones, esta vez bajo las siglas de ANV y PCTV. Lo consiguió, pero de nuevo Garzón estuvo al quite para investigar su vinculación terrorista y logró que el Supremo ilegalizara a los dos partidos.

Javier Arruabarrena Carlos y Ohiane Garmendia Marín han sido dos de los últimos etarras en caer bajo las fauces judiciales de Garzón.  Ambos ostentan el título de ser dos de los terroristas más buscados y responsables del aparato de información de la banda —encargado de recopilar datos para futuros objetivos—. Fueron detenidos en la localidad francesa de Charenton-le-Pont.

Pero antes que ellos, el juez instructor dio uno de los golpes que más daño ha hecho a la banda en los últimos tiempos: el encarcelamiento del número uno de ETA y responsable del aparato militar, Jurdan Martitegi Lizaso. En una operación similar a la que se realizó contra su predecesor en la dirección terrorista, Aitzol Iriondo, Garzón apareció de nuevo en escena, esta vez contra la cúpula sangrienta de la banda.

El 'comando Vizcaya'  también cayó en sus redes. Nueve detenidos, entre ellos, Arkaitz Goikoetxea —jefe del comando—, Libe Agirre Mazaga, Adur Aristegi Aragon o Aitor Kotano Sinde. Fue uno de los mazazos más duros a la banda, ya que era uno de los comandos más activos desde la ruptura del alto el fuego.

Pocos ejemplos para una lucha antiterrorista que, sin duda, ha tenido desde el principio como coprotagonista al juez Garzón. Desde la ruptura de la tregua, las operaciones contra la banda han ido 'in crecendo' y en la mayoría de ellas lha sido el juez de la Audiencia Nacional el que ha dado el pistoletazo de salida para intentar mermar aún más a un banda que cada vez se muestra más débil y aislada.

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