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# 122 Viernes 6 de abril de 2001
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MÚSICA

Gorillaz en la niebla

Guillem Balagué
La capital británica se rinde a los encantos de un excitante grupo virtual formado por cuatro dibus «amigos» del cantante de Blur, Damon Albarn, y de Dan the automator, geniecillo del techno rock. Entrevistamos a estos locos y asistimos a la multitudinaria presentación en londres de su primer disco.

Estrellas bidimensionales. Cuando lo más selecto de la prensa internacional (ahí estábamos nosotros, por supuesto, y no por equivocación de la relaciones públicas de EMI) fue invitado al estudio donde Gorillaz daba los últimos toques a su álbum de presentación (Gorillaz), lo que nos dejó boquiabiertos no tuvo nada que ver con descubrir cómo cada vez que hablaba 2-D, el más guapo del grupo pese a tener un ojo como un cero, se le formaba un bocadillo delante de la cabeza que desaparecía para crearse uno nuevo y contener su siguiente frase. Ni tampoco que, efectivamente, sus cuatro miembros (Murdoc, el fundador de la banda y bajo; Russel, el batería, un norteamericano experto en hip hop, y Noodle, una japonesa de 10 años, son los otros tres) tengan sólo dos dimensiones. Lo más sorprendente fue la de chorradas que puede soltar la supuesta banda más lista del planeta. El concepto es fantástico; la filosofía, un acierto, pero no se le puede sacar una frase inteligente.

«Mátale con el sandwich», gritaba Murdoc cuando entrábamos en los estudios. Russel, en ese momento, amenazaba con un emparedado de jamón y queso a 2-D que, por cierto, tiene el pelo como un globo colgado de ácido.

Cuando nos vio, la jovencita Noodle nos dio la bienvenida con un agresivo «¡¡Atashitachi wa chikyo o osaeru zo!!», que es toda una declaración de principios y que quiere decir más o menos: «Estamos en una imparable misión para conquistar el mundo». Y eso, dicho primero con los ojos achinados —cosa que le salió fácilmente— y adobado al final con una sonrisa infantil, da mucho miedo.

Habíamos llegado a los estudios, que por cierto están en Jamaica, con la idea original de averiguar quién andaba detrás del proyecto, si los dibujos son de verdad o son sólo dibujos, si odian a Coldplay tanto como dicen o qué. Pero, como resultó imposible mantener una conversación decente, no quedó más remedio que esperar a nuestro regreso para hablar con algunos de los colaboradores de tan anárquica promesa (a falta de los números de teléfono de Miho Hatori, Dan The Automator, Jamie Hewlett o Ibrahim Ferrer, tuvimos que conformarnos con Damon Albarn) para descubrirr qué hay detrás de la creación pop artificial más divertida del planeta (al menos esta semana), muy por encima de otros inventos de laboratorio como Westlife, Boyzone, Spice Girls, Hear’Say, Ricky Martin o Marilyn Manson, por citar los ejemplos más obvios.
Noodle, 10 años. Los otros tres pusieron un anuncio en la revista New Musical Express en busca de un guitarrista. Poco después, recibieron la visita de un enorme paquete de Federal Express del que salió como por arte de magia Noodle, una menuda princesa asiática, a la sazón DJ. Le gusta la poesía haiku y Loa Zi. Russel, 25 años, el batería del grupo, es un experto en hip hop procedente de Estados Unidos. En posesión de una envidiable colección de ropa, habla con extraordinaria elegancia, es educado con sus mayores y nunca levanta la voz. Es un músico por encima de todo. Sus referentes son el reverendo Farrakhan y Chaka Khan. 2-D, 23 años, trabajaba en el Organ Emporium cuando conoció a Murdoc. 2-D es un chico encantador, aunque no demasiado inteligente. Es que le dieron un par de golpes en la cabeza de joven y... La gente se cree que el tipo está a la última y tiene un toque misterioso, pero todo lo crea la migraña. Apenas dice nada interesante. Le encanta Phill Oakey. Murdoc, 34 años, un auténtico Svengali desdentado procedente de la localidad de Stoke-on-Trent. No resulta muy atractivo, pero su mente es de lo más enrevesada. Misógino y ex obseso del speed, le gusta dominar las entrevistas. Aprendió a tocar el bajo por sí mismo. Pudo hacer realidad su sueño de crear una banda tras conocer a 2-D. Influencias musicales: Black Sabbath, Denis Wilson y... Satán.
El gran timo del Rock´n´Roll. Vamos a poner las cosas en contexto. Nadie duda que, sin excepción, los músicos de pop son pura ficción. Desde los Beatles a Britney Spears, no ha existido jamás un tipo auténtico en la lista de éxitos. El departamento de marketing, de un modo más o menos velado, crea al monstruo y los periodistas lo hacen volar. Nadie puede acercarse a lo que no existe y por eso, como cuenta el también falso Eminem en Stan, es imposible acercarse a ellos. Enrique Urquijo lo dijo mejor: «¿Cómo explicar que me vuelvo vulgar cada vez que bajo de un escenario?». Pues eso.

Los cambios tecnológicos han democratizado la industria musical y todo el mundo parece advertir fácilmente cuándo le están tomando el pelo con una banda creada en la oficina de un directivo de una gran discográfica. Sin embargo, todo el mismo mundo parece aceptar el juego, desde la prensa hasta los propios escogidos para dar la cara: los boyzone, westlife y compañía se toman a sí mismos demasiado en serio para una cosa tan falsa. Y, lo que es peor, la escena alternativa, surgida para contrarrestar el peso de los bonitos frankensteins, juega a inventarse un camino nuevo. Y cuando el camino que era nuevo se convierte en la norma, se niega a abandonar el barco lleno de alhajas y halagos. Por eso Gorillaz, como explicarán luego en boca de Albarn, detestan a Coldplay.

Total que, con todo esto en mente (los que crean todavía en Papa Noel que dejen de leer aquí), Damon Albarn, siempre más artista con pretensiones y menos chico de la calle de lo que nos ha hecho creer con Blur, decidió que iba a competir con las bandas-fraude en su propio terreno. Dos años después de concebir la idea, ha brotado el primer disco de Gorillaz gracias a la colaboración de, entre otros, Jamie Hewlett (dibujante del cómic Tank Girl) y los músicos Miho Hatori (Cibo Matto), Del Tha Funky Homospien (US MC), Tina Fratz (Tom Tom Club) e Ibrahim Ferrer (Buena Vista Social Club), producidos todos por Dan The Automator Nakamura (Primal Screem, Cornershop, Depeche Mode, DJ Krush).

«¡Todo está tan fabricado estos días! Incluso la tradición de la que supongo que vengo, el indie, está falsificada —cuenta Albarn—. Por ejemplo, Coldplay, el grupo del año. Son la hostia de conservadores. Coldplay es aun más conservador que Travis, que era el no va más de la falsa senda alternativa. Son melódicos y memorables, pero por las razones equivocadas. Entonces pensamos, “vamos a jugar al juego que más les gusta a todos, pero fabricando algo mejor, verdaderamente bueno”». Y así le salió Gorillaz.

Un invento de primera. La otra versión del origen del grupo os gustará más. «Estábamos Jamie y yo —recuerda Albarn— en una fiesta y aparecieron los cuatro Gorillaz. Acabamos todos pendientes de sus bromas y de su música y decidimos trabajar con ellos. Hay pocas cosas de las que esté más orgulloso que de la colaboración con Gorillaz».

En todo caso, a nadie se le escapan las contradicciones de este mundillo. «Yo no calificaría de novedad a Gorillaz. Es más bien lo contrario. Se trata de una subversión completa de las tendencias actuales». El día que el cantante de Blur dijo esto, la banda colocó su narcótico hit Clint Eastwood entre los cinco singles más vendidos en Gran Bretaña. Vaya con la subversión.

Poniendo a un lado el concepto de Gorillaz, impecablemente ejecutado, y tomando el disco por lo que es esencialmente (un proyecto en solitario del líder de Blur), resulta fácil descubrir los paralelismos entre el contenido y la personalidad de Albarn. En sus mejores esquinas, es un álbum inspirado, grande, y casi justifica la etiqueta de revolucionario. Además de la mezcla indie y hip hop de Clint Eastwood, otras cotas interesantes serían los grooves con harmónica de Tomorrow Comes Today, el hipnótico Sound Check y los beats que le han endosado a Ibrahim Ferrer en Latin Simone.

También hay temas que pecan, como le suele ocurrir a Albarn, de pomposos y autosuficientes: véase Re-hash, las guitarras de punk y el intelingentísimo final de M1 A1. En directo, curiosamente, el concepto y el desigual disco se cogen de la mano para ofrecer una visión cachonda y novedosa de un proyecto artístico, un juego de esos con los que la industria necesita entretenerse de vez en cuando.

En el Scala de Londres, el pasado 22 de marzo, los Gorillaz surgieron como de entre la niebla, escondidos detrás de una lona que apenas permitía ver sus sombras. Sobre la tela y entre tema y tema, se proyectaron dibujos animados, graffitis y fotos, convirtiendo el evento en el concierto en dos dimensiones más divertido de la historia. Y, posiblemente, el único.



LONDRES / A LA ÚLTIMA

CóMO LLEGAR
En avión, of course. Teléfonos de información y reservas recomendados: Iberia (902 40 05 00), Air Europa (902 40 15 01), British Airways (902 11 13 33) y Virgin (900 46 76 12). En Viva Tours (91 329 77 00) hay una oferta de vuelo y cuatro noches en habitación doble por 71.800 ptas. También tiene su cosilla el tren que atraviesa el Canal de la Mancha, aunque es improbable que puedas salir a hacer el indio como el imposible de Tom Cruise. El teléfono de Renfe, en todo caso, es 902 24 02 02.

COMER
Ni se te ocurra entrar en los caros y terroríficos establecimientos de costillas y birriosas ensaladas de col. Lo que mola es ir a restaurantes como Isola, todo diseño y sofisticación. ¿La comida? ¿Y a quién le importa? En el 145 de Knightsbridge; abre todos los días, salvo el domingo, de 12.00 h. a 14.30 h. y de 18.00 h. a 22.00 h. (los sábados sólo por la tarde).

DORMIR
Londres es la ciudad con la peor relación calidad-precio del mundo en sus alojamientos. Coraje, pues. Más de 30.000 pesetas por una habitación doble puede parecer una tomadura de pelo, pero el Westbourne Hotel, en Notting Hill, al menos tiene pantallas de plasma para pedir cualquier chuminada, mobiliario híper moderno y decoración de artistas británicos en cada rincón. En el número 163 de Westbourne Grove (020 7229 7791).
BEBER
Camareros/as burbujeantes y pacientes con el acento retorcido del turista hispánico, cervezas, whiskys y cócteles, música desenfadada y un aire retro-neón-de-colorines de lo más divertido: el Lab es lo que buscas, sí, en el centro del Soho: 12, Old Compton St. De mediodía a medianoche.

BAILAR
Suponiendo al lector un intrépido y atrevido animal nocturno, recomendamos un club a su altura: Scala, tres plantas ambientadas con diferentes ritmos trepidantes que abre a las nueve de la noche y no cierra hasta las seis de la madrugada. Muuuuuy canalla, tanto como para que Gorillaz presentara allí su álbum: 278, Pentonville Road (020 7833 2022). Si vas de elegante cool, mejor pasa la noche en Rumba, donde los lunes pincha como DJ residente Gilles Peterson: 36, Shatesbury Avenue (020 7287 2715).

EN DIRECTO
Con el nombre de una de las más excitantes canciones de la Velvet Underground, Tortoise ha organizado el festival All Tomorrow’s Parties (www.alltomorrowsparties.co.uk), que se celebra desde este viernes en Camber Sands Holiday Park: Sun Ra Arkestra, Boards Of Canada, Lambchop, Calexico, Tony Allen, Yo La Tengo, Broadcast y Autechre, entre otros muchos, además de Tortoise, claro, y los megamíticos Television, reunidos recientemente y que volverán a actuar el 15 de abril en el Shepherds Bush Empire (020 7771 2000). Y es que una semana de conciertos por aquellos pagos da para babear: Ocean Colour Scene, Richie Hawtin, Dido, Autechre, Sparklehorse, Talvin Singh... Todos esta Semana Santa. Muy recomendable visitar la recién estrenada Ocean (020 8533 0111), considerada la mejor sala de conciertos de rock del mundo.

INFO
Para saber más, consultar www.londontown.com, www.timeout.com o www.londonnet.co.uk.




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