n
BUSQUEDAS
 
Noticias Edición impresa Tu correo Suplementos Servicios Multimedia Charlas Tienda Clasificados  
# 201 Viernes 20 de diciembre de 2002
.
EN LA WEB


CAMILO SESTO MOLA MAZO

por Pedro Calleja. Ilustración de Jorge Arévalo

EL BAÚL DE LOS RECUERDOS. Los franceses miman a sus viejos ídolos pop. Ahora mismo, en plena campaña navideña, los primeros puestos de las listas de ventas están copados por Barbara, Françoise Hardy, Alain Bashung, France Gal, Jean-Jacques Goldman o Henri Salvador. Al otro lado de los Pirineos, la veteranía siempre cotiza al alza. Aquí, en cambio, haber tenido éxito en los años 70 significa estar situado en el punto de mira de los buitres de la prensa amarilla. Abandonados por la industria, ridiculizados por los críticos y hasta ignorados por sus antiguos fans, la mayoría de los cantantes que encandilaron a las masas en la España franquista y en los albores de la Transición sufre hoy el acoso de los cronistas marcianos de turno. Ninguno está a salvo de la quema catódica. Por fortuna, de vez en cuando, salta una chispa de la hoguera de las vanidades y prende fuego al decorado con los monigotes dentro.

Este año le ha tocado el turno de alborotar el gallinero a Camilo Sesto, responsable absoluto del megahit musical mostrenco de la temporada otoño/invierno: Mola mazo. La canción, pegajosa y extraterrestre, ya se ha instalado en nuestro inconsciente colectivo: suena en los teléfonos móviles, sirve de sintonía televisiva recurrente, se utiliza como coletilla lingüística y provoca encendidos enfrentamientos entre fashion victims de todo pelaje. A medio camino entre el rugido futbolero y el himno reivindicativo con pespunte gay, Mola mazo le ha devuelto el color a las mejillas al intérprete de Jesucristo Superstar.

Camilo Sesto nació en Alcoy, Alicante, en 1946. Según algunas fuentes, fue go-gó boy en discotecas de la costa y solista en un par de conjuntos beat —Los Dayson y Los Botines— antes de grabar un single apadrinado por Juan Pardo. La fama le sonrió casi enseguida, a partir de 1972, gracias a canciones como Fresa salvaje, Algo de mí y Amor… amar (coescrita junto a Lucía Bosé). Después vendrían Melina, Jamás, Vivir así es morir de amor y, sobre todo, la versión en castellano del musical de Andrew Lloyd Webber y Tim Rice Jesucristo Superstar (1975), un hito del kitsch hispano. En los 80, tras triunfar en Sudamérica, Estados Unidos y Japón, grabar 500 temas propios y vender cerca de 40 millones de ejemplares, le encargó un hijo biológico a una fan mexicana y se instaló en Miami. Allí le sorprendió, a mediados de los 90, el cazafreaks televisivo Javier Cárdenas, que popularizó su imagen más decadente: la del «Hola ¿qué taaaaaal? ¿Cómo te vaaaaaa?».

En las fotos de su nuevo álbum, titulado Alma (editado por su propia compañía, Élica Records), Camilo parece el hermano gemelo de Ken, el novio de Barbie. Gracias a los retoques digitales, no se le notan nada los 56 recién cumplidos. Además de Mola mazo, el disco incluye un remake de Fresa salvaje, un puñado de estupendas canciones nuevas (no es coña) y varios pasajes del musical El Fantasma de la Ópera (su gran proyecto frustrado). La producción es casera, desconcertante y genuinamente indie. Lo más moderno desde el Grandes Éxitos de Alaska y los Pegamoides. ¿Qué no?

SU DISCO ALMA YA ESTÁ A LA VENTA.





LA LUNA es un suplemento de
.
Noticias Edición impresa Tu correo Suplementos Servicios Multimedia Charlas Tienda Clasificados