| DIRECTORIO |
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Viernes 30 de mayo de 2003 , número 224
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| MÚSICA |
| Tindersticks ya no hacen trampa |
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Por S. F. Molina
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LA FORMACIÓN británica que lidera Stuart Staples (a la izquierda en el sillón), instalada en su ambiente ideal, un melancólico y decandente pub. |
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Y VAN SEIS... Alejados de todo lo que significa el establishment británico y más conscientes que nunca de lo particular de su carrera, Tindersticks sólo salen a escena cuando resulta imprescindible. Hoy es un día de esos, así que Stuart Staples se encuentra en un hotel madrileño dispuesto a defender Waiting for The Moon, el sexto trabajo de estudio del sexteto de Nottingham. Mientras se lía un cigarro, comenta orgulloso que la portada del disco es de su mujer, Susan. Pero la simpatía se torna seriedad cuando se le pregunta qué tiene de diferente un nuevo trabajo tras tantos años de carrera. «Temas con mucho esfuerzo detrás y un gran intento por conectar con el público», afirma molesto. Stuart, como cantabas en Simple Pleasures: ¿podemos empezar de nuevo?
PREGUNTA: Parece que en cada disco disfrutas más frente al micro...
RESPUESTA: Como todo el mundo en esta banda, yo he pasado por buenos y malos momentos. Ahora he llegado a un punto en el que lo único que intento es que mi trabajo sea lo más puro y verdadero posible. Cantar de una forma determinada no es una decisión premeditada.
P: ¿También lo es el acercamiento al soul en vuestros últimos trabajos?
R: Tras Curtains, tuvimos la sensación de que había que buscar otra forma de componer, de ser una banda. Así que nos dejamos influir por el soul, pero también por el resto de la música que nos gusta. En Waiting... no hay referencias claras. Hemos intentado que saliese lo que teníamos dentro.
P: ¿Y es diferente a lo que teníais cuando comenzasteis?
R: Cuando eres joven, intentas buscarte a ti mismo a través de la música, pero siempre te fijas en alguien a quien copiar. Hay cosas de los tres primeros álbumes que no entiendo. Hoy todo gira sobre las anécdotas que nos han pasado, los amigos que hemos perdido... Al ser más mayor, te fijas más en esas situaciones.
P: Ahora también eres menos teatrero sobre el escenario...
R: Antes me daba miedo el directo y por eso me bebía todo lo que pillaba. Ya lo he dejado y busco salir a escena sin miedo. Es lo más leal que puedo hacer conmigo y con el público.
P: ¿Cómo te influyen los fans?
R: Sé que están ahí, pero no pueden influir continuamente en mi vida. Nos rodean más personas, aunque es genial cuando en los conciertos se crea una conexión especial con ellos.
P: Waiting for The Moon también se publica en vinilo, al igual que la mayoría de vuestros trabajos. ¿Te consideras adicto a este formato?
R: ¡Definitivamente! Los CDs son para escucharlos en la cocina o en el coche, pero para disfrutar realmente de la música sólo está el plástico. Me da rabia que mis hijos no aprecien lo delicados que son los míos.
P: ¿Cómo te sientes cuando os comparan con grupos como Cousteau?
R: No entiendo en qué nos parecemos. Hacemos música para crear nuestro propio espacio y no seguir al resto de la gente. No son grupos que me interesen, no voy a decir que son basura, pero no logran que reaccione.
P: ¿Pensar que vuestro sonido es intemporal es una vanidad?
R: No sé. Hay películas y canciones de las que te acuerdas toda la vida. Quizá sea el caso de las nuestras...
P: ¿Te arrepientes de algo de lo que has hecho con Tindersticks?
R: Muchas cosas, pero luego aprendes de ellas... ¡Y las vuelves a hacer mal!
Waiting for the moon sale a la venta el 9 de junio
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