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 DIRECTORIO   Viernes 3 de octubre de 2003 , número 237
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CINE
TODD SOLONDZ: EL NARRADOR CORROSIVO
Jordi Costa
   

TOCAPELOTAS. Abordar el tema de la pederastia y el incesto en clave de humor negro sin salir malparado convirtió al Todd Solondz de Happiness en una leyenda del celuloide transgresor. Una figura insólita en estos tiempos inquisitoriales, en los que romper tabúes está peor visto que patear perros. Su última película, Storytelling, ha tardado dos largos años en llegar a nuestras pantallas, tras haber pasado por un pequeño y humillante via crucis en su país de origen. No obstante, la victoria es suya: Storytelling consigue tocar los huevos incluso a quienes no se dieron por aludidos en Ha- ppiness. Y eso no es todo: el filme admite una interesantísima lectura como despiadado ejercicio de autocrítica.

Storytelling, que aquí ha recibido el coixetiano título de Cosas que no se olvidan, es un trabajo insólito desde su misma estructura: dos partes –tituladas, respectivamente, Ficción y No Ficción– dividen el metraje. Dos historias de muy desigual duración pero pareja crueldad por el precio de una. ¡Y el conjunto no llega a la hora y media! Solondz dice haberse inspirado en la peculiaridad estructural de cintas como Conocimiento carnal o La chaqueta metálica. Los primeros i0 minutos contienen el suficiente material explosivo como para enardecer a todas las minorías sensibles que van construyendo nuestro aséptico presente de corrección política: discapacitados físicos, afroamericanos y feministas son algunas de las dianas escogidas por el cineasta en este prólogo que envasa la mala leche al vacío, sin que se noten motivos personales. Un taller de escritura creativa es el telón de fondo de un concatenado de humillaciones que acabará con la autoestima de una joven estudiante y su novio con parálisis cerebral. El responsable: un profesor con voz de trueno y el alma aún más negra que su tez.

Pero no conviene desesperarse, porque Solondz tiene leña para todos, incluso para sí mismo: No Ficción, la segunda parte , analiza la relación entre un realizador de docu- mentales (¿quizás su alter ego ?) y la familia disfuncional donde vive el adolescente perdedor que se convertirá en su objeto de estudio. La rentabilización de un pasado judío por parte de la madre y la relación del retoño de la casa con la chacha hispana (que, por cierto, tiene un hijo violador en el corredor de la muerte) inspiran algunas de las más sañudas estocadas de este relato. Como siempre, aflora una pregunta inevitable: ¿es Todd Solondz el misántropo más feroz que haya cogido jamás una cámara? Su defensa: «La mayor dificultad que encuentra el espectador a la hora de abordar mi trabajo es la incapacidad de determinar qué es lo que pienso sobre mis personajes».

La trayectoria profesional de Solondz ilustra las desventuras de un creador autoexigente en perpetuo choque contra la cicatería de una industria y un mercado que olvidan que el gran cine también puede –y quizá debe– ser incómodo. Tras dirigir y protagonizar una primera película de la que no se sintió muy orgulloso (Fear, Anxiety And Depresión), Solondz, literalmente, desapareció: se convirtió en profesor de inglés para emigrantes rusos y vivió felizmente sin decirle a nadie lo que había si-do. Tardó seis años en replantearse un regreso al cine. El resultado fue la celebradísima Bienvenido a la casa de muñecas, que convertía a la frikoide Heather Matarazzo en contrafigura femenina del extrañísimo cineasta. La carrera ascendente prosiguió con Happiness, ganadora del Premio de la Crítica en el festival de Cannes, pero los problemas no tardaron en salirle al paso: el filme pasó largo tiempo en el limbo antes de su estreno americano y tuvo que crearse una distribuidora especialmente para ella. La cadena de videoclubes Blockbuster se negó a exhibirla en sus estanterías y del veto se derivaron cuantiosas pérdidas económicas. Quizás por eso, en Storytelling aceptó que se incluyese un triángulo rojo para cubrir el duro acto sexual que une a la humillada Selma Blair con su profesor de literatura: «Se me ha criticado mucho por ceder en este punto, pero yo lo veo como un triunfo: ¿cuántas películas de gran estudio lucen un efecto gráfico rojo soviético en una de sus escenas principales?».

Su película storytelling se estrena el 10 de octubre



 
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