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 DIRECTORIO   Viernes 19 de diciembre de 2003 , número 248
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Pesadilla antes de navidad
PEDRO POZA MAUPAIN
A LO GRANDE. El Mozart del pop adolescente en plena fabricación del famoso Muro de Sonido, en un estudio de Los Ángeles en 1965
   

«Conocerlo es amarlo»: Phil Spector tituló su primer éxito, en 1958, inspirándose en el epitafio inscrito sobre la tumba de su padre suicida. «Conocerme sigue siendo peligroso», advirtió a una antigua novia, casi cuatro décadas más tarde. Tratar con el más legendario productor en la historia del rock suele ser una experiencia espeluznante. A John Lennon, Leonard Cohen y Dee Dee Ramone les quitó a punta de pistola las ganas de discutir diferencias artísticas. A Lana Clarkson, actriz de series B, posiblemente ex prostituta de lujo, conocerlo le costó la vida. Literalmente.

Esa misma madrugada, el pasado 2 de febrero, la invitó a Pyrenes Castle, su mansión de 33 habitaciones en Alhambra, un suburbio de Los Ángeles. Tres horas más tarde estaba muerta. Desplomada sobre una silla, su vestido corto negro bañado en sangre. Fulminada por una bala que dejó un orificio de entrada en el paladar y otro de salida en la base del cráneo. El bolso en imitación de leopardo colgado aún del hombro derecho, restos de dientes rotos esparcidos por el suelo de mármol. Spector sostiene que Lana, cocida en tequila José Cuervo, se suicidó: «Besó la pistola y se pegó un tiro». El capitán Frank Merriman, del Departamento del Sheriff, discrepa: «Disparó él».

Casi 10 meses después de los hechos, el Fiscal de Distrito ha decidido acusar a Spector de asesinato. El genial arquitecto del Muro de Sonido, de Be My Baby, River Deep Mountain High o You’ve Lost That Lovin’ Feelin’, acudió a escuchar los cargos acompañado de su abogado, Robert Shapiro, el salvador de O.J. Simpson. Vestido de negro, calzando sus proverbiales botines de tacón cubano y con los ojos ocultos tras unas gafas de sol azules que no se quitó ni en presencia del juez.

Lana llevaba un mes de azafata en el privé del club House of Blues. Allí la encontró Spector: una valquiria de 40 años y 1,83 metros, protagonista de algún subproducto de Roger Corman (The Haunting of Morella) y varias bar- baridades premedievales de Héctor Olivera (Barbarian Queen II: la emperatriz contraataca), coleccionista de papeles esporádicos en decenas de series de televisión, empeñada en mantenerse en la profesión aunque fuese subsistiendo con empleos más terrenales.

Quienes la conocieron hablan y no paran de su encanto, su bondad, su vitalidad, de que era «como una cheerleader». Desde hace unos meses circulan también historias más turbias. Un antiguo agente de la actriz informó a la policía de que sabía manejar «todo tipo de armas, desde pistolas a ballestas». Fuentes citadas por la revista Vanity Fair aseguran que a principios de los 90 perteneció a la exclusiva cuadra de la proxeneta hollywoodiense Jody Babydol Gibson. La familia Clarkson replica que son calumnias fabricadas por el entorno de Spector.
«Sólo diré que si no hubiese escapado de él, estaría muerta». Ronnie Spector, su segunda mujer, solista de las míticas Ronettes, ha evitado pronunciarse sobre el suceso, pero sin dejar de recordar el infierno vivido junto a un hombre consumido por celos monstruosos. Cuando no dormían juntos, le ordenaba dejar el teléfono descolgado sobre la almohada durante toda la noche para escuchar su respiración; si conducía sola, debía hacerlo con un muñeco de tamaño natural como copiloto. Hasta encargó un ataúd de oro con cubierta de cristal para vigilarla después de muerta.

dos de los tres hijos que Spector adoptó con Ronnie, Gary, de 36 años, y Donté, de 33, han añadido al asunto un trasfondo más escabroso si cabe, al acusar a su padre de someterlos a abusos sexuales en su infancia. «Éramos animales enjaulados a los que sólo soltaba para divertirse –reveló Donté el pasado octubre–. Cuando tenía 9 años, me esposó, me vendó los ojos y me obligó a simular un coito con su novia de entonces».

Tom Wolfe le llamó «primer magnate de lo adolescente». En realidad, ese periodo de esplendor fue tan deslumbrante como breve. Su «visión wagneriana del rock & roll», aquellas gloriosas sinfonías juveniles de tres minutos interpretadas por arrebatadas adolescentes del gueto, se apagó hacia 1966. John Lennon, admirador confeso, le situó de nuevo en órbita, pero Spector, aunque dio lustre a las caóticas cintas de Let It Be y coprodujo los primeros trabajos en solitario tanto de Lennon como de George Harrison, estaba embarcado ya en un viaje sin retorno, paranoide, impredecible y alcoholizado.

En el 73, ambos ex Beatles se vieron obligados a prescindir de él. Cuando sus constantes borracheras le permitían pasarse por el estudio, Spector se comportaba como un demente. Un demente armado. Durante la grabación de Rock’n’Roll, exasperado porque Lennon insistía en repetir una toma vocal, vació un cargador contra el techo. Cuando cesó el estruendo, Lennon le dijo: «Phil, si quieres matarme, mátame, pero no jodas con mis oídos que los necesito».
Después de la doble ruptura sólo produjo dos álbumes más, el incomprendido Death of A Ladies Man, de Leonard Cohen, en 1977, y el clásico de los Ramones End of The Century, en 1980. Años más tarde, Cohen todavía meneaba la cabeza, incrédulo, al recordarlo: «Sabía que estaba loco, pero pensaba que su locura sería algo más adorable, a un nivel más cotidiano. Una vez, se me acercó con una botella de vino tinto kosher Manischevitz en una mano y un calibre 45 en la otra, puso su brazo sobre mis hombros, me clavó el revólver en el cuello, y exclamó: “Leonard, te quiero”. Yo respondí: “Espero que sí, Phil”».

Dee Dee Ramone escribió en su amarga autobiografía que Spector le odió desde el momento en que se conocieron. Le encañonó incluso antes de entrar en el estudio, durante la visita de rigor a su mansión. Harto de que centrara toda su atención en Joey, el cantante, Dee Dee había anunciado que se volvía al hotel. «Tú no vas a ninguna parte», le atajó Spector, apuntándole al corazón. Luego se sentó al piano y les hizo cantar Baby I Love You hasta las cinco de la mañana.

La sensación de locura, de claustrofobia, de violencia inminente, se trasladó a las sesiones. Spector aparecía cada tarde con una pistola distinta, a juego con su vestuario del día. Su obsesión por los detalles, por mínimos que fuesen, adquirió connotaciones patológicas. Johnny Ramone afirma que pasó 10 horas seguidas trabajando sobre la primera nota de Rock’n’Roll High School. En cuanto pudieron, tres de los cuatro miembros del grupo, todos menos Joey, huyeron a Nueva York. Según Dee Dee, el disco se acabó con músicos de estudio.

En plena explosión nuevaolera quiso producir a Martha Davis, la pasional cantante de los californianos Motels, quizá excitado por su versión de He Hit Me (It Felt Like a Kiss), una controvertida canción que Spector grabó en su día con The Crystals. Para vencer sus reticencias, no se le ocurrió nada mejor que agarrar a su hija y ponerle una pistola en la sien. No hubo acuerdo.

Reemplazó entonces el Muro de Sonido por un muro de silencio. Se recluyó todavía más en su mansión, con sus guardaespaldas, sus perros guardianes y su verja electrificada. Poco se supo de él aparte de que estaba completamente borracho cuando pronunció su discurso de ingreso en el Rock & Roll Hall of Fame, en 1989, o de que uno de los gemelos que tuvo con su tercera esposa murió de leucemia a los 9 años, en el día de Navidad de 1991.

Su gran retorno debió venir de la mano de Céline Dion. Una noche de 1995 la vio cantar River Deep en televisión y decidió regresar al mundo de los artísticamente vivos. Sony puso a su disposición hasta una orquesta de 60 músicos. En vano. René Angelil, marido y mánager de Dion, achacó el fiasco a la premura con que trabajaba Spector, quien contestó con un comunicado enviado por fax a la revista Entertainment Weekly. Para él estaba claro: los colaboradores de Dion habían incurrido en delito de lesa majestad. «A Shakespeare no se le dice qué obras escribir; a Mozart no se le dice qué operas escribir; y, desde luego, a Phil Spector no se le dice qué canciones escribir o qué discos producir. No deseo ni rehacer River Deep, ni trabajar con malos clones de su seguro servidor».

El álbum, Falling Into You, hubo de finalizarlo el mal clon en cuestión, Jim Steinman, conocido por sus aparatosas producciones de Meat Loaf y Bonnie Tyler. Y por su devoción a Spector: «Es mi Dios, mi ídolo. Que me insulte es un gran honor. Si me escupe, me consideraré purificado».

en los últimos tiempos, Spector prefería rodearse de psiquiatras en lugar de guardaespaldas. Según sus amigos, un nuevo cóctel de medicamentos contra la manía depresiva y la esquizofrenia estaba haciendo maravillas. El año pasado, su regreso a los estudios para producir media docena de canciones a Starsailor se desarrolló sin sobresaltos. Aun así, todavía sufría recaídas si mezclaba la química con alcohol. Como la noche en que, blandiendo una pistola, aterrorizó al pobre ejecutivo japonés con que compartía limusina en dirección a un evento discográfico: «¡Jodido japonés!, ¡atacaste nuestro país!». Al llegar al hotel al que iban, entró en la recepción y vomitó.

Conocer a Spector, que celebrará solo su 63 cumpleaños el próximo viernes, sigue siendo peligroso. Su abogado afirma, emulando a George W. Bush, que logrará su absolución: «Prevaleceremos». Por algo le ha cobrado un millón de dólares («¡Puedes creerlo!, y se supone que es mi amigo», declaró el productor –que ha depositado otro millón como fianza– a la revista Esquire). Si fracasa, la pena máxima aplicable es de cadena perpetua.

El funeral por Lana Clarkson se celebró en el teatro Henry Fonda de Hollywood. Junto a la urna blanca que contenía sus cenizas, casi a modo de epitafio, el extraño lema de un póster promocional en el que aparecía con un vestido rojo: «Demasiado alta, demasiado talentosa… Lástima».



LA VIDA DE UN GENIO LOCO

1958. To Know Him Is To Love Him, originalmente cara B de su primer single como líder de The Teddy Bears, alcanza el número 1 en las listas estadounidenses y vende más de un millón de copias.

1961. Tras una fructífera etapa bajo la tutela de Jerry Leiber y Mike Stoller en la que escribe clásicos como Spanish Harlem, Spector, 21 años, decide fundar su propio sello: Philles.

1963. A Christmas Gift for You from Phil Spector, considerado como el mejor álbum navideño de todos los tiempos, corona un año glorioso en el que se suceden uno tras otro éxitos del calibre de Be My Baby o Da Doo Ron Ron.

1964. Spector resiste la avalancha británica encabezada por The Beatles gracias sobre todo a You’ve Lost That Lovin’ Feelin’ de The Righteous Brothers, aún hoy la canción más radiada de la historia de EEUU: más de nueve millones de veces.

1966. El fracaso de River Deep Mountain High, un single de Ike & Tina Turner en el que invierte una millonada y que sólo llega al puesto 88 de las listas yanquis, marca el fin de la era Spector y precipita el cierre de Philles.

1970. Con Instant Karma, tercer single en solitario de John Lennon, da comienzo su relación con The Beatles, encargándose de la polémica posproducción de Let It Be (muy mal vista por Paul McCartney) y de los primeros álbumes de Lennon y George Harrison.

1977. Produce el embriagador Death of A Ladies Man, entonces injustamente repudiado hasta por su autor, Leonard Cohen, que lo califica de «experimento fallido».

1980. Aparece End of The Century, de los Ramones, último disco producido íntegramente por Spector.

2002. Probablemente para complacer a su hija Nicole, fan del grupo, produce seis canciones a los ingleses Starsailor. Un año después, el álbum Silence Is Easy sólo incluye dos de ellas (una es el single del mismo nombre).

2003. McCartney se saca de la manga Let it Be Naked, una nueva versión de Let it Be, remezclado y sin rastro del trabajo de Spector, que recibe críticas mayoritariamente negativas.

13 MANERAS DE ARRUINAR TU CARRERA
DAVID SAAVEDRA

1 Que te acusen de pederastia. Relativamente comprensible en el pop y el rock, tan dados a glorificar el síndrome de Peter Pan y otras formas de inmadurez. Claro que la opinión pública, los fans y los jueces no piensan lo mismo. El caso más conocido es el de Michael Jackson (en la imagen), aunque en realidad sea la posesión de material pornográfico en internet el acto delictivo de moda. Ha sucedido con Pete Townshend (ex The Who) y con el cantante glam Gary Glitter, mientras que a 3D de Massive Attack se le intentó meter entre rejas –sospechosamente– poco después de que éste encabezara una campaña contra el apoyo de Tony Blair a la guerra de Irak. Ninguno de los otros casos ha sido demostrado del todo. Ya en los 50, el rockero Jerry Lee Lewis había escandalizado a la sociedad de su época cuando se casó con su prima, Myra Brown, de 13 años. Otro clásico, Chuck Berry, fue condenado en 1960 por empujar a la prostitución a una niña de 14.

2 Declaraciones inapropiadas. No siempre los artistas calibran las consecuencias de lo que dicen fuera del contexto de sus propias canciones. A Alaska, por ejemplo, la amenazó este año una cadena de tiendas con retirar sus discos de las mismas por unas declaraciones a favor de la piratería. No tuvieron esas consecuencias las revelaciones de la revista Bang en torno a la dieta diaria de Beyoncé (seis tomates y cuatro pepinos) y nadie ha conseguido derribar todavía a Eminem (en la foto) pese a las continuas acusaciones de racismo, sexismo, homofobia e incluso de ser una amenaza contra el Presidente, motivo por el que ha sido investigado por el FBI. A Dixie Chicks se les llegó a someter a una quema masiva de discos y a diferentes boicots por mostrarse en contra, también, de Bush Jr.

3 meterse con la iglesia católica. Lo hizo Sinéad O’Connor (en la foto) en el programa Saturday Night Live en 1992, mientras decía «lucha contra el verdadero enemigo». Le siguieron quemas de discos (la tradición es antigua), abucheos en público y críticas por parte de otros músicos. Veremos qué sucede ahora con Lauryn Hill y sus duras críticas al Vaticano en la grabación del Concierto de Navidad para la RAI. De momento, ya no va a ser emitido.

4 Unirse A Un Culto Sospechoso . En abril de 1999, Sinéad O’Connor fue ordenada sacerdotisa católica en Lourdes con el nombre de Madre Bernadette Marie. El Vaticano no lo aceptó. Juan Luis Guerra ha extendido la palabra de Dios (sin cantar) por el mundo hispano adelante, al igual que el inigualable Peret. Cat Stevens se pasó a la religión musulmana rebautizándose como Yusuf Islam y adhiriéndose a las amenazas de muerte al escritor Salman Rushdie. Leonard Cohen fue cocinero en un monasterio budista y se pasó 10 años sin grabar un disco. Aunque teóricamente no se hizo musulmana, Celine Dion (en la foto) disfrazó de mezquita un hotel de Las Vegas para la ceremonia de boda con su manager, René Angeli, en 2000.

5 incoherencias ideológicas. Si en 1997, Sinéad O’Connor pidió perdón al Papa, Ramoncín (en la foto) comenzó escandalizando en la Transición con ideas de izquierda radical para acabar ejerciendo de socialdemócrata y abogando desde la SGAE por la represión policial contra los manteros. A Crispian Mills, del grupo británico Kula Shaker, le descubrieron un pasado nazi. Incluso Neil Young apoyó a Reagan en los 80: algo impensable para quien haya escuchado discos como Freedom o Ragged Glory.

6 engancharse a las drogas. Evan Dando, ex The Lemonheads (en la foto) estuvo en el dique seco durante casi una década por su adicción a todo tipo de fármacos. Ha conseguido resucitar, al igual que Steve Earle o Red Hot Chili Peppers, mientras que Willy DeVille se tuvo que inyectar sangre nueva para seguir adelante. Courtney Love, en paro desde el 98, acaba de estar en rehabilitación y en los juzgados y no consigue sacar su disco en solitario. Entre lo más pintoresco, The Libertines, cuyo colíder Paul Doherty fue arrestado este año por asaltar el piso del otro vocalista, Carl Barat, y robarle varios objetos personales para pagar la dosis. El grupo sigue en activo y tan amigos.

7 dejar las drogas. A veces es tan bueno para la salud como malo para la creatividad. Que se lo pregunten a los últimos Red Hot Chili Peppers o a Suede (en la foto), cuyo álbum de celebración de la rehabilitación (A New Morning) fue una pifia total. Es más, el grupo ya ha anunciado su disolución. De The Rolling Stones, Eric Clapton y compañía hablamos otro día.

8 Enamorarse. El síndrome La-culpa-de-todo-la-tiene-Yoko-Ono (en la foto), que acabó con los Beatles y revitalizó su mito, en la era punk, con Sid Vicious y Nancy Spungen. Hay quien culpa a Courtney Love del suicidio de Kurt Cobain y el final de Nirvana (aunque en realidad reafirmó su popularidad) y, generalmente, un artista que se casa o encuentra una relación feliz deja de hacer buena música. Esto es rock y funciona más el rollito mártir.

9 Tener un accidente. Por lógica, es chungo (Robert Wyatt o Lynyrd Skynyrd bien lo saben), pero a veces ha revitalizado la carrera de un grupo. Por ejemplo, Def Leppard (en la foto) vivieron durante años de explotar el hecho de que su batería, Rick Allen, fuera un virtuoso de un solo brazo.

10 cambios estéticos inapropiados. Como Elvis cuando engordó y se fue a Las Vegas o Sabrina cuando dejó de enseñar las tetas, si no se es precavido a la hora de mantener una imagen determinada se puede defraudar a los fans. ¿Alguien le augura un futuro a Christina Aguilera tras teñirse de morena o con esa facha de la foto?, ¿gusta Alejandro Sanz con su look militar? ¿realmente cree Jewel que va a vender más discos yendo de buenorra?

11 tardar demasiado en volver a grabar. Cuando un disco esperado se demora y se demora es que la cosa no anda muy bien. Es lo que le pasó a The Stone Roses tras Second Coming (cinco años) o a Guns N’Roses, cuyo Chinese Democracy promete desde hace años poner fin a casi una década de silencio. Los influyentes My Bloody Valentine llevan 12 haciendo esperar la continuación de Loveless y grupos como Portishead o Prodigy parecen seguir el mismo camino. Courtney Love, igual.

12 dejar a tu antiguo grupo o perder a un miembro importante. Veamos, puede salir bien (George Michael, ex Wham; Robbie Williams, ex Take That), pero casi siempre sale mal (¿Alguien recuerda que el otro ex WHAM se llamaba Andrew Ridgeley? ¿Quiénes eran los restantes Take That?). El post cisma, además, es un mal endémico del pop británico, como pueden demostrar The Smiths (en la foto, el devaluado Morrissey) y tantos otros continuadores de la tradición «Qué bueno era este tío cuando estaba con su anterior grupo».

13 no adaptarse bien a las modas. Es imposible tener éxito si eres un anacronismo viviente como Michael Bolton (el Indiana Jones de la foto) y todos los superviventes del AOR. Tampoco las estrellas del sonido disco ochentero (Rick Astley camuflado de crooner) pudieron adaptarse a los tiempos. Peor aún, mucho más cerca en el tiempo, Alison Goldfrapp canta bastante en su caracterización como diva sexy del electroclash o Jay Jay Johansson con sus trovas imposibles. Incluso un camaleón tan ejemplar como Madonna necesita mimetizarse al precio que sea; como si tiene que morrearse con sus aprendices.

 
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