Reportaje


OLVÍDESE POR UN MOMENTO del tamaño de su pene. Lo que ahora se cuestiona no son unos centímetros de más o de menos, sino la calidad de su semen. Esta secreción lechosa, espesa y pegajosa que los hombres expulsamos al eyacular está en el punto de mira de los expertos en infertilidad. Si las mujeres hablan con toda naturalidad de su regla mientras toman un café, ¿por qué no interesarnos también por la salud de nuestro líquido seminal?

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En la última década se ha suscitado un debate sobre si la calidad de semen de los varones en edad reproductiva está cambiando a lo largo del tiempo. Algunos estudios manifiestan un deterioro, mientras que otros no detectan cambios. La controversia, acompañada de cierta alarma social, comenzó en 1992 a raíz de los estudios de la doctora danesa Carlsen, que mostraban una disminución del número de espermatozoides entre los años 1940 y 1990, descenso que a veces llegaba al 50%. La muestra -criticada por su diseño estadístico- recopilaba datos de 21 países.

Menos alarmista es el estudio realizado durante 36 años (1960- 1996) en el Laboratorio de Investigaciones Seminológicas de Barcelona. Se analizaron de forma retrospectiva las diferentes características del semen (volumen, concentración, movilidad y morfología) de 20.411 hombres que acudieron al laboratorio por problemas de fertilidad. Todos vivían en Cataluña, tanto en zonas rurales como en el área metropolitana, y tenían distintas ocupaciones. El estudio incluye el mayor número de individuos analizados hasta el momento a escala internacional en un solo laboratorio y por el mismo equipo de técnicos a lo largo de un largo periodo de tiempo.

"A pesar de asumir un sesgo en la selección de la población, creemos que contribuye a desdramatizar el temor de que la fertilidad de la población disminuye inexora- blemente con el paso de los años", sostiene el seminólogo Pablo Andolz, responsable del laboratorio. El estudio refleja que el volumen de semen disminuye con la edad y se incrementa a medida que aumenta el periodo de abstinencia sexual. La única característica que presenta una disminución estadística significativa (3,6%) es la morfología de espermatozoides normales. "En general, los resultados no evidencian que el semen se deteriore", subraya Andolz, que calcula en 62 millones el número medio de espermatozoides por mililitro.

Para los apologistas del "deterioro seminal galopante" la lista de peligros que acechan a la cantidad y calidad del semen es eterna. Tome nota: no fume ni beba alcohol, ni tome esteroides anabolizantes; evite la ropa interior ajustada, los antibióticos y las radiaciones (la quimioterapia aplicada a enfermos de cáncer de testículo interrumpe la producción de espermatozoides); prevenga el contagio de enfermedades de transmisión sexual y la hepatitis b; procure no trabajar en granjas donde se utilicen pesticidas; aléjese de los termómetros, la saunas o los microondas; huya del estrés, el ruido y la contaminación de la gran ciudad. Todo esto le perjudica.


El volumen de semen disminuye al aumentar la edad y se incrementa a medida que crece el periodo de abstinencia sexual

¿Menos machos? En un informe sobre los peligros medioambientales, el investigador de la Universidad de Florida, Louis Guillette, ironizó ante una comisión del Congreso Americano: "Cada hombre presente en esta sala es la mitad de hombre que su abuelo". ¿Quiere esto decir que somos menos machos que nuestros antepasados? No. "La testosterona -hormona que determina la cantidad de semen- no tiene nada que ver con la masculinidad", tranquiliza la sexóloga Pilar Cristóbal. Tampoco la potencia sexual es sinónimo de fertilidad: hasta un actor porno puede ser infértil. Lo cierto es que la baja concentración de espermatozoides -entre otros parámetros, como la morfología y la movilidad- afecta a la capacidad fecundante del eyaculado. El semen está compuesto por una secreción multiglandular procedente de los testículos, el epidídimo (una glándula anexa al testículo que funciona como "fábrica de montaje" de gametos masculinos), la vesícula seminal y la próstata. Luego no es oro todo lo que reluce: el 60% es líquido seminal, el 30% líquido prostático y el 10% espermatozoides.

El volumen normal de una eyaculación puede oscilar entre 1,5 y 5mililitros (equivalente a dos cucharadas de sopa). Hasta hace poco la Organización Mundial de la Salud (OMS) establecía que un hombre era fértil si su semen contenía 50 millones de espermatozoides.

Decidió rebajar esa cifra tras comprobarse, en un estudio con una población de más de mil varones, tanto fértiles como infértiles, que los primeros (con paternidad recientemente reconocida) aportaron una media de 20 millones por mililitro. Con eso bastaba para tener descendencia. Hoy, por debajo de esta cantidad mínima los expertos diagnostican oligoespermia (escasez de espermatozoides), razón suficiente para que un donante sea rechazado en un banco de semen. En el manual El hombre multiorgásmico (1997), escrito por Mantack Chia y Douglas Abrams, expertos en fisiología y sexualidad taoísta, no faltan los consejos para aumentar la cantidad de esperma: "Según las investigaciones médicas occidentales, cada día que no eyaculas el esperma aumenta en una cantidad de 50 a 90 millones de espermatozoides. Además de almacenar el semen puedes ayudar a tus testículos a producir más si los frotas, masajeas y golpeas suavemente. Cuando podían balancearse libremente (antes de que existieran la ropa interior), se frotaban entre sí con los muslos de manera natural; ahora que pasamos el día sentados debemos ayudarlos", aseguran. Lo que sigue a continuación no tiene nada que ver con "tocarse los huevos": "Ponte en pie con unos pantalones flojos y comienza a mover los testículos hacia arriba y hacia abajo. Después balancea la región lumbar y el sacro de izquierda a derecha, hacia delante y hacia atrás, lo que ayudará a llevar sangre al área genital". El masaje testicular consiste en: 1) Tomar uno de los testículos entre el pulgar y el índice de ambas manos (deben darte la sensación de pequeños albaricoques entre los dedos). 2) Masajearlos suavemente con los pulgares y los índices, suavemente pero con firmeza, durante un minuto o dos; esto les da vigor y aumenta el esperma. 3) Elevar el pene con la mano para separarlo de los testículos, a fin de golpearlos suavemente con el dedo corazón durante dos minutos.

Pero cantidad no implica calidad. Un estudio publicado en The Lancet concluye que algunos hombres con un recuento de espermatozoides normal podían ser infértiles. Y, por el contrario, varones con niveles por debajo de lo establecido podían dejar embarazada a su pareja. El doctor Jens Peter y sus colegas del Hospital de Aarhus, Dinamarca, estudiaron a 430 parejas que estaban planeando tener su primer hijo y comprobaron que la probabilidad de tener descendencia era alta cuando se superaban los 40 millones por mililitro. Para conseguir la fecundación, añadían, también era importante que los espermatozoides tuviesen forma y movilidad normales. "En programas de fertilización in vitro se ha establecido que el porcentaje de espermatozoides morfológicamente normales se relaciona de manera directa no sólo con la capacidad de fertilización, sino también con la consecución de embarazos a término", apunta Miguel de la Peña, andrólogo de la clínica Androclinic. Un espermatozoide puede ser guapo o feo. Mientras el primero está proporcionado, el anormal puede tener dos colas, o dos cabezas, o la pieza intermedia demasiado gruesa. ¿Y cómo saber si el microscópico renacuajo es normal? Su cabeza debe ser ovalada y medir de 4 a 5,5 micrómetros de largo por 2,5 a 3 de ancho; la cola debe ser cilíndrica, y la punta, de la misma forma pero más delgada. La movilidad puede ser pasiva (cuando no se desplaza), errática o rectilínea ("movilidad buena").

ESTERILIDAD. En el análisis global se suman la errática y la buena, porque muchos espermatozoides que se mueven sin rumbo pueden desplazarse en línea recta. A veces el espermatozoide está cansado (astenospermia) y se mueve con dificultad, por lo que disminuye la capacidad de fecundar: no tiene suficiente fuerza para traspasar la barrera del moco cervical de la vagina. Cuando a ese cansancio se añade la baja concentración (oligoespermia) el resultado es predecible: el hombre tiene menos posibilidades de fecundar. Una de cada diez parejas es estéril, según la OMS. Sólo en España, alrededor de 700.000 padecen "esterilidad primaria", es decir, no consiguen tener un primer hijo tras dos años de relaciones sexuales sin anticonceptivos. "La imposibilidad de conseguir una gestación en una pareja en edad fértil y con relaciones sexuales normales es un problema cada vez más extendido. Esa falta de descendencia no sólo genera ansiedad, sino que afecta a las relaciones entre los cónyuges", señala el ginecólogo Pedro Caballero, presidente de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF). Es inútil buscar culpables. "A lo largo de la historia, la fecundidad ha sido un don propio de la mujer; por esta causa, cuando no se conseguía la gestación, ella era la culpable. Con el avance de la medicina, hablamos de una pareja como de una unidad con capacidad gestatoria", explica el doctor Roselló Barbará, director del Centro de Urología, Andrología y Sexología. "En una pareja infértil deben ser estudiados tanto el hombre como la mujer, y al mismo tiempo. A veces se diagnostica infertilidad en uno de ellos y no se continúa con el estudio del otro, lo cual puede ser un error o un falso diagnóstico. Si la pareja desea tener hijos ha de hacerse la revisión antes de que empiece el calvario".

El seminograma (análisis de semen) es el estudio más simple y útil para establecer el factor masculino de la esterilidad. Para realizarlo el varón tiene que guardar entre tres y cinco días de abstinencia sexual, lo que favorecerá el almacenamiento de espermatozoides. El semen se recoge por masturbación. No se aconseja ni el coito interrumpido, ni la utilización de preservativos. La SEF recomienda repetir el seminograma para confirmar el diagnóstico: "Una sola prueba puede no ser suficiente: la fiebre, el estrés o la medicación influyen en el número y la calidad del esperma".

Aunque el análisis de semen no sirve para averiguar la capacidad fecundante de los espermatozoides, sí es válido para detectar una azoospermia (ausencia de espermatozoides) o una oligozoospermia (pocos espermatozoides en el semen), que hacen muy difícil la concepción. En este caso se trataría de conseguir la gestación con las técnicas de reproducción asistida más adecuadas: inseminación artificial, inseminación de semen "capacitado", fecundación in vitro o inyección intracitoplasmática de esperma (ICSI).

PROCESO. Un espermatozoide tarda 74 días en madurar.
RECURSOS. Más de 30.000 bebés han sido concebidos en EEUU por inseminación artificial.
CALIDAD. El mejor esperma de europa procede de finlandia, donde el 90% de los hombres lo producen de alta calidad.
CURSILLO. Chengdu, un banco de esperma chino, sólo acepta donantes que demuestren haber realizado un master.
MÍNIMOS. Por debajo de 20 millones de espermatozoides por mililitro de semen eyaculado el hombre es esteril (OMS).
ESTADÍSTICA. En España, unas 700.000 parejas son infértiles, aproximadamente un 15% de la población en edad de procrear.
CAPACIDAD. El volumen del eyaculado total (1,5 a 5 Mililitros) no llena más de dos cucharadas soperas.


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