La boda real

La boda real La boda real

Por Jaime Peñafiel
Ilustraciones Dodot


CURIOSIDADES, ANECDOTAS Y SORPRESAS EN LAS CEREMONIAS DE ALTA ALCURNIA


Cuatro bodas y un funeral es el título de una exitosa película de Hugh Grant. 40 bodas y media docena de funerales, todos ellos reales, en mi bagaje profesional que con la boda de la infanta Cristina en Barcelona, el próximo día 4 de octubre, serán ya 41. Y con el de Diana, un funeral más. Ante esta sorprendente experiencia personal de marchas nupciales y réquiem, uno llega a la conclusión de que a pesar del protocolo de las casas reales, ninguna boda es igual. Empezando por los invitados.
- En la boda de Carlos y Diana hubo 2.600. Entre ellos 160 reyes, príncipes, presidentes y primeros ministros. Don Juan Carlos y Doña Sofía no estuvieron en esta ceremonia por un ridículo motivo: la luna de miel de la pareja empezaba en Gibraltar.
- La infanta Elena quiso invitar, como testigo, a su profesor de equitación. No se lo permitieron.
- Sarah Ferguson a su ex amante Pale.
- El príncipe Andrés quiso que en su boda con Sarah Ferguson estuviera Koo Stark, una artista porno.
- El gobierno danés se opuso a la presencia del rey Constantino y de su esposa la reina Ana María en la boda de su hermana la princesa Margarita, hoy reina de Dinamarca. El motivo: el golpe de los coroneles en Grecia.


- En la boda de Diana Spencer, hija de padres divorciados con nuevas parejas cada uno, fue de pesadilla dónde sentar a los ex. Se les buscó un discreto lugar. No todos los novios reales entraron de la misma forma en el templo:
- El príncipe Carlos de Inglaterra lo hizo con su hermano Andrés.
- El rey Carlos Gustavo llegó solo y dos minutos antes de la hora fijada para la ceremonia. Estaba previsto que recibiera a Silvia, la novia al pie de la escalinata de la catedral. Pero tímidamente escondido esperó detrás de la puerta. Y besó a la novia cuando ésta llegó.
- El príncipe Harald, hoy rey de Noruega lo hizo con su best-man. Y esperó 25 minutos la llegada de la novia. "¿Dónde está ella? ¿Por qué no ha llegado ya?" Preguntaba disgustado.
- El rey Balduino y su hermano el príncipe Alberto también lo hicieron como la princesa Beatriz y Klaus, junto a sus prometidas, Fabiola y Paola. Habían celebrado previamente el matrimonio civil en el palacio real de Laeken, matrimonio que según el Concordato con la Santa Sede tenía efectos inmediatos.
- Juan Carlos y Sofía lo hicieron por separado tanto en la catedral de San Dionisio, donde se celebraba la boda por el rito católico, como en la catedral de Atenas donde tuvo lugar la ceremonia por el rito ortodoxo. Entre ambas ceremonias se llevó a cabo el matrimonio civil. Ha sido la única pareja real obligada a pronunciar tres veces "sí, quiero", el mismo día y en tres ceremonias diferentes.
- Aunque no todas las novias reales lloraron, sí lo hicieron Sofía de Grecia, Paola cuando el príncipe Alberto decía: "Yo os tomo por esposa..."; Silvia de Suecia: "Creo que voy a llorar..."; Fabiola confesaría que se sintió desfallecer varias veces. Y lloró al entrar en la catedral y al arrollidarse ante el altar.
- Al príncipe Carlos se le olvidó prometer a Diana compartir todos los bienes terrenales. Solamente dijo "todos los bienes...".

La boda real


- Margarita de Inglaterra y su sobrina, la princesa Ana, en sus respectivos matrimonios con Tony Arstrong-Jones y Mark Phillips, pidieron que se restableciera la fórmula tradicional de 1662 en la que, la palabra "obedecer", había sido omitida para las familias reales en 1926. Ambas prometieron, a Tony y a Mark, obediencia hasta el fin de sus días. Fueron las dos que, a pesar de esta fórmula, primero se divorciaron.
- El ramo de flores de la novia siempre es un problema. A Margarita de Dinamarca le preocupaba qué hacer con él. Balduino se lo tuvo que sostener a Fabiola a la salida de la catedral para que ella saludara. Silvia de Suecia lo quiso de orquídeas blancas, jazmines y lirios del valle; Beatriz de Holanda, de camelias y azahar de Valencia; Sarah Ferguson de lirios del valle, rosas y gardenias; Ana María de Grecia, de muguet.


- "El único recuerdo que tengo de mi boda es el programa musical", dijo recientemente el príncipe Carlos de Inglaterra. "Sobre todo el oratorio Samson, de Häendel, interpretado por la soprano Kiri Te Kanawa". ¿Triste recuerdo!


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