¿El placer de comer?


Ya lo han dicho los analistas: ¡Que tiemblen los callos! La gastronomía española sufrirá un desembarco comparable al de Normandía. Las huestes del fino paladar confían en que hamburguesas y pizzas, en su lucha por controlar el mercado, se zampen entre sí. Pero no parece que sea así. Sólo en España, los planes de las grandes cadenas de fast food amenazan con devorarlo todo: en los próximos dos años, McDonald's espera duplicar sus locales y llegar a 300; Telepizza quiere abrir 270; Burger King, 100 y Pizza Hut, otros 100. Hasta los platos tradicionales (tortillas, paellas, lentejas...) españoles han entrado en la carrera del fast food.

De momento, nuestro país está lejos del gasto por habitante que tienen otras naciones. Mientras que en España cada habitante se gasta al año 2.400 pesetas en comida rápida, en Francia la cifra es de 6.000, en el Reino Unido, 9.400 y en Estados Unidos, 43.000. Alcanzar cifras semejantes a las de la nación de las barras, estrellas y ketchup es el objetivo de las cadenas de comida rápida instaladas en nuestro país.

España -hasta hace no mucho una especie de Numancia que resistía al invasor fast food- ha comenzado a mostrar signos de debilidad. Hasta el año 2000, los expertos prevén un crecimiento anual del sector entre un 15% y un 20%. El siglo XXI, pintado de color mostaza. El desembarco empezó hace 23 años. Desde que el 19 de junio de 1975 se abrió el primer local de comida rápida en España (un Burger King), el crecimiento ha sido espectacular. Si la década de los ochenta sirvió para dar a conocer el sector, la de los noventa ha significado su consolidación.

¿Y la próxima década? "El futuro del sector pasa por cuidar especialmente el producto y el servicio y por establecer una estrecha comunicación con el cliente para crear vínculos de fidelidad y detectar nuevas orientaciones en la demanda", afirma María José Michavila, directora de Marketing de Burger King España. Las fuertes inversiones que, antes del año 2000, tienen previsto realizar los cuatro grandes del sector en España son considerables: McDonald's invertirá unos 30.000 millones de pesetas; Telepizza, unos 10.000; Burger King, alrededor de 7.000; Pizza Hut, 6.000...

La batalla se presenta en diversos frentes: pizzas versus hamburguesas, bocadillos versus sándwiches y Coca Cola versus Pepsi Cola.

Hoy, de cada 100 pesetas que un español gasta en comida rápida, 21 van para McDonald's y 15 para Telepizza. La previsión de crecimiento es más favorable para la segunda que para la primera. Para reforzar su presencia, Telepizza ha adquirido Pizza World mientras que Pans & Company ha hecho lo mismo con Bocata World. "El mundo está asistiendo a una sobresaturación de multinacionales de fast food, y ahí España está en un contexto preocupante en cuanto a pérdida de buenos nutrientes, hay que estar en guardia", alerta Lola García Navarro, autora junto a Mar Valdecantos de El libro de la hamburguesa y la comida rápida (Alianza Editorial, 1998).

Más allá de la lucha entre la carne picada y la masa con queso y tomate, existe otra refrescante batalla. En Estados Unidos, Pepsi ha demandado a Coca Cola por prácticas contra la libre competencia en los restaurantes de fast food. Este tipo de locales es la segunda fuente de ingresos del sector y asegurarse un surtidor en ellos es como poner una pica en Flandes.

Tanto McDonald's como Burger King venden la lata roja. Hard Rock Café, y hasta hace poco Taco Bell, Pizza Hut y Kentucky's, optaban por Pepsi. En un país donde una cuarta parte de las bebidas se consume en restaurantes (ingresos de unos 14.000 millones de pesetas ) elegir el color de la lata es casi una cuestión de estado.

Para hacer frente a este fenómeno hace 10 años nació en Italia Slow food (Comida lenta), una asociación que combate con garbanzos, vino y tranquilidad al cocinar y al comer, todo lo que suene a velocidad. Su logotipo: un lento caracol.

Lola García, miembro de este colectivo, afirma: "Damos cursos de comida mediterránea en Miami, y estamos triunfando, cada vez los americanos tienen más interés en este tipo de alimentación, ellos también están saturados de pizzas y hamburguesas".

¿Dónde está el límite? En El dormilón, Woody Allen despierta en el futuro y se topa con un McDonald's. No es extraño: la firma posee una universidad de la hamburguesa en Chicago y todo lo deseable (más de 23.000 restaurantes distribuidos en 110 países y sirve cada día a 36 millones de clientes) para ser un auténtico lobby.

Según muchos analistas, las señas de identidad del fast food han calado en todos los ámbitos de la vida. George Ritzer, en su libro La McDonalización de la sociedad (Editorial Ariel), define la mcdonalización como "el proceso mediante el cual los principios que rigen el funcionamiento de los restaurantes de comida rápida han ido dominando un número cada vez más amplio de aspectos de la sociedad norteamericana, así como de la del resto del mundo".

Según escribe este profesor de Sociología de la Universidad de Maryland, el triunfo del fast food reside en que se ofrece "aquello que es previsible". "El éxito del modelo McDonald's indica que mucha gente ha empezado a desear un mundo sin sorpresas".

Para Ritzer, conceptos como eficacia, rapidez, control, globalización..., puro fast food se están extendiendo por los ámbitos del mercado y de la sociedad.

La incorporación de la mujer al trabajo, una sociedad estresada, las imposiciones de la globalización... Los motivos son muchos. Ángel de Lucas, profesor de Sociología del Consumo en la Universidad Complutense de Madrid, cree que hay dos factores definitivos para su auge: "Por un lado, estamos hablando de la penetración de pautas de conducta americana; por otro, de una gran inversión en la penetración... Todo ello con el señuelo de ese otro gran devorador de la cultura europea que es Disney".

A su juicio, la eclosión del fast food "es una nueva forma de dominación ideológica que comienza actuando sobre los más débiles". "Yo se lo he dicho a todos mis compañeros: jamás entraré en uno de estos locales, ¿que qué me dicen? Que se nota que yo no tengo hijos".


El imperio de los arcos dorados

Comparativa



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