Son diez españoles en Hollywood. Todos tienen un trabajo relacionado con el cine. De izquierda a derecha, sentados en primera fila: Ignacio Darnaude y Santiago Pozo; detrás: Jesús Ciordia, Jordi Ros, Ignacio Álvarez, Laura Bayonas, Maite Medina, Isabel Mulá, Joaquín Navarro y Adolfo Martínez.

ANTONIO BANDERAS no es el único español que un buen día decidió probar suerte en el centro mundial del cine. Como él, unos pocos profesionales de nuestro país trabajan y destacan allí. Sus historias son parecidas: Hollywood era un sueño para ellos y se arriesgaron por él Ahora triunfan y son un acicate para que otros sigan sus pasos.

ÁLEX GARCÍA ORTELL, un canario de 30 años, lleva una vida de película. Vive con su mujer, a la que conoció cuando los dos eran estudiantes en la Universidad de California en Los Ángeles, en una típica casa de playa en Manhattan Beach con vistas al Pacífico. Se va de vacaciones a Bora Bora, Hawai -donde estaba el día de la foto de grupo-, y pasa las navidades en San Francisco. Trabaja como supervisor de efectos especiales en Bipack Inc., una de las más importantes de Hollywood. Como Álex, hay otros españoles que triunfan en la ciudad del cine.

Unos llegaron como estudiantes, otros rompiendo con todo en su vida; algunos, como consecuencia natural de su trayectoria personal o profesional. Pero entre las diferencias, todos comparten el mismo denominador común: creyeron en ellos mismos y en sus capacidades. Supieron buscar y aprovechar su oportunidad. Han peleado duro, pero se sienten compensados."Si tienes iniciativa te apoyan y te reciben con los brazos abiertos", explica Isabel Mulá, una productora independiente que lleva toda su vida rodeada de cine. Vive en Estados Unidos desde hace siete años, en Beverly Hills, en la casa que perteneció a Nancy Sinatra. Allí organiza fiestas que son realmente de película.

"En este país todo es posible", afirma Adolfo Martínez, un dibujante de story boards que nació por casualidad en Pittsburgh, aunque toda su vida transcurrió en Madrid, y que vive ahora en Los Ángeles. En la mayoría de los casos, todos están bien adaptados a este, cuando menos extraño, sistema de vida. "Porque el talento y el trabajo te llevan a donde te propongas. Este sistema funciona", asegura Joaquín Navarro, que lleva seis años trabajando como set designer en Hollywood. "Nadie regala nada, pero si vales y trabajas duro aquí te promocionan", explica Ignacio Darnaude en su despacho empapelado de películas sobre las que trabaja.

Hablan de la buena suerte que han tenido para explicar su constancia y su capacidad para no darse por vencidos, para no asustarse cuando se la juegan todos los días en el techo del mundo del cine y sin red. "Aquí los problemas no asustan, se tratan de solucionar", dice Jordi Ros que tiene la capacidad de convertir un guión de una película en un negocio de millones de dólares aunque, según él, todo se debe a la suerte.

En algunos casos sus opiniones y decisiones cuentan y tienen repercusión en esta industria que mueve miles de millones de dólares. En otros es con su creatividad y sentido artístico como influyen y destacan. Son una representación de otros tantos españoles que ahora y antes tuvieron el valor de adentrarse en el mito. Su realidad puede servir de estímulo a todos aquellos que, aun sin salir de España, están seguros de que tienen talento y deseos de llegar a donde se propongan. "Hay que perseguir tu propio sueño", afirma Santiago Pozo, de The Arenas Group.