La vieja Trova Santiaguera


La vieja Trova Santiaguera

ALGUIEN PUEDE PENSAR que Aristóteles, Ricardo, Manuel y los dos Reinaldos han crecido salvajes pero tardíos, como el olor del mango maduro y las hojas secas de tabaco. Y eso no es del todo cierto. Ahora, cuando suman 366 años, han fichado por una discográfica multinacional y se han convertido en estrellas. Pero ya eran leyendas: son el corazón y el alma de la música cubana. Son el canto y el tiempo. La Vieja Trova Santiaguera.

"Joven es todo aquel capaz de soñar", dicen mientras levitan por las arenas incandescentes que conducen al espolón de Playa Verraco, un lugar soleado al este de Santiago de Cuba. Rebelde ayer, hospitalaria hoy y heroica siempre. Así dicen que es esta tierra. También es tórrida, acogedora y musical. En Santiago de Cuba nació el trafico de esclavos africanos, el movimiento independentista del pasado siglo, la semilla revolucionaria contra la dictadura de Batista y, por supuesto, la música tradicional cubana. En Santiago está enterrado José Martí, el mártir de la independencia, y en Santiago viven Aristóteles, Ricardo y Reinaldo Creagh, apóstoles del son, la guaracha y el bolero.

A estos tres monumentos de la música cubana se les puede encontrar cualquier día, a partir de las 11 de la mañana, tomando una cerveza Cristal en el numero 208 de la calle Heredia. Ese garito diminuto, con una pequeña habitación para conciertos, un bar con una mesa y un patio gris, se llama La Casa de la Trova, y pasa por ser el lugar más vivaracho de toda Cuba. Entre sus desconchadas paredes han bebido y cantado los mejores músicos del Caribe. De sus puertas herrumbrosas cuelgan fotos de viejas glorias del son, de diferentes marcas de ron, de Compay Segundo y, cómo no, de La Vieja Trova.

"El éxito no les ha cambiado, mi amor", confiesa una camarera que asegura haberles visto crecer en el local. "Sus puritos, sus roncitos y, de cuando en cuando, algo de sabor. Son los más grandes y, sobre todo, los más auténticos: los mismos amigos, las mismas canciones, las mismas casas, y casi siempre las mismas mujeres...".

Tomás Izquierdo y Reinaldo Hierrezuelo viven en La Habana, y tampoco han alterado su forma de vida o sus costumbres. "A estas alturas no vamos a perder la cabeza por vender cuatro discos", asegura el primero. "Y es que somos como el cirio, que al morir hecha el último chispazo", le responde el segundo.

La Vieja Trova Santiaguera sólo ha cambiado de compañía discográfica. Su cuarto elepé, después de tres discos con el sello independiente Nube Negra, que les descubrió para Europa, se llama La Manigua y ha sido editado por Virgin. "Ha quedado bonito, hay que reconocerlo", dicen, restándole importancia.

Son la enciclopedia viva de la música del Caribe, el orgullo de Cuba, y han abierto las puertas de sus casas y de sus corazones a los lectores de LA REVISTA.



Reportaje

Integrantes de la Trova



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