EMPEZÓ ESTUDIANDO ÓPERA, pero Patricia Kraus (sí, es hija del famoso tenor canario) en seguida cambió de tercio. A los 34 años, ha explorado distintos caminos sonoros, desde la experiencia de pasar por Eurovisión hasta la de ser solista en una época -los primeros años ochenta- en que tal calificación producía hilaridad en las discográficas. Huyendo de estereotipos, hace lo que le dicta el oído, como se ve en su último trabajo, I amm (Alía Discos). A caballo entre la música ambient y el free jazz, este disco evoca sonidos de la naturaleza, de tambores tribales, agua y fuego. Entre el público, un fan de excepción que rara vez falta a sus conciertos: su padre.

P.-Tiene una voz impresionante. ¿No le tienta la ópera?

R.-Yo estudié ópera y perfeccioné la técnica del canto con mi padre, aunque a mí siempre me gustó la música moderna, la cultura rock. Hasta nos tenían preparado un debut a mi padre y a mí juntos, pero yo nunca pensé en dedicarme a ello. Tengo una voz de soprano lírica muy ligera, y el repertorio para ese tipo de voz no me gustaba. La ópera, para dedicarte a ella, tiene que gustarte mucho, tiene que ser una pasión.

P.-Y entonces, cambió de ruta y se dirigió hacia otras músicas.

R.-Fui a Eurovisión a los 21 años, y después empecé en el pop, pero no cuajé en ese mundo. Además, en los ochenta a las chicas nos daban muy poca cancha, era muy difícil ser solista femenina en España. Estábamos Luz, Mercedes Ferrer, yo y alguna más. Las casas de discos no publicaban a mujeres. Después saqué un disco que tuvo muy buenas críticas, aunque creo que se adelantó a su tiempo: es justo lo que se lleva ahora, en plan cantautor, pero a mí eso ya no me interesa.

P.-Entre el pop del principio y la música que hace ahora hay una distancia enorme. ¿Qué sucedió en medio?

R.-Siempre me ha gustado experimentar con la voz e innovar, incluso cuando hacía pop. También he viajado mucho, y volvía a casa con cosas frescas de fuera. Luego conocí a Daniel Assante (el músico con quien he grabado el disco) y me propuso hacer un dúo de batería y voz. Yo le dije: "tú estás loco", pero lo hicimos, y creo que somos el único en el mundo. En este último disco experimentamos con la electrónica y hemos incluido sonidos de sintetizador.

P.-¿A qué suena su música?

R.-Bueno, suena muy vanguardista. Lo que hago es dar a la voz carácter de instrumento: Se trata de llegar al público a través de la voz, sin apenas textos, aunque los que hay son muy sugerentes, metafísicos, surrealistas.

P.-¿Cómo reacciona el público en sus actuaciones?

R.-Se queda alucinado. En directo, nuestro espectáculo tiene mucha fuerza porque es ritmo y voz, es muy salvaje. Llevamos, además, un audiovisual con cuadros de un pintor canario, vídeos, películas... La gente entra muy bien. Me gusta el espectáculo total: que vayas a ver una historia y te sugiera muchas cosas, que deje que el espectador se meta dentro.

P.-¿Y qué dice su padre de todo esto?

R.-Le gusta mucho. Hago cosas con la voz que tienen que ver con lo suyo (en el fondo, es una línea bastante pura de canto), le interesa mucho. Lo cierto es que viene muy a menudo a nuestros conciertos, la gente flipa al verle entre el público.

EL DECÁLOGO
UN LIBRO: "Bomarzo", de Manuel Mújica Lainez.
UN PERSONAJE HISTÓRICO: Leonardo da Vinci.
UN MOMENTO: La noche.
UNA IDEA: El arte.
UNA PALABRA: Inquietud.
UN AMOR: La música.
UN DESAMOR: La música.
UN NOMBRE: Gonzalo.
UN AMIGO: Mi gata.
UNA MARCA: ACME.

Por Camino Brasa. Fotografías de Carlos Millares

Abba	Patricia Kraus
Entre Balones y guiones	El Disney Valenciano
Pasando por el Aro	José Luis Rendueles
Directamente al cuello

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