La poesía moderna nació en plena Edad Media. 900/1150

Los trovadores de la Provenza francesa cantaban al amor libre y criticaban al clero

POR PROVENZA, EN PLENO sur de Francia, también corrían vientos precoces: un puñado de poetas llamados trovadores vivió allí casi dos siglos, en una libertad espiritual que les permitió crear auténtica poesía moderna con casi mil años de antelación. Entre los siglos X y XII, genios como Arnaut Daniel y Marcabrú se adelantaron a Verlaine, Rimbaud y Rubén Darío en ritmo y rima, imágenes e intuiciones, sensaciones y sentimientos. Libres de control religioso, cantaron la victoria del amor libre y abolieron los diezmos y primicias a la Iglesia de Dios. La ira de Roma, nunca tan mortal como cuando le tocan el bolsillo, cayó sobre ellos como un rayo y les destrozó en el año 1244 en medio de una matanza de insólita y satánica brutalidad.

Este milagro triple y casi simultáneo: Provenza, Noruega/Islandia y Japón, forma un pasmoso triángulo que da un contundente mentís a los que creen que la Historia es como el protocolo palaciego, donde todo ha de ir por su orden.

El genio humano no reconoce orden alguno, como tampoco privilegios, precedencias, rango o raza. El que unos poetas oportunistas y joviales, una dama japonesa reducida oficialmente a simple instrumento cortesano y una manada de piratas brutales y elementales se adelantasen a nuestra época en tres campos tan arduos del espíritu humano como son la novela psicológica, la poesía moderna y la historia en profundidad, es cosa que debiera hacer pensar a pedantes y maestrillos.

Foto. El laúd, instrumento utilizado en la canción provenzal.