ADN para desaparecidos

ADN para desaparecidos
Las secuencias de ADN de varias personas son analizadas por un experto en la mesa de luz.


ALREDEDOR DE 10.000 personas desaparecen cada año en España. Más de la mitad regresa a sus casas, para tranquilidad de sus familiares, unas horas o unos días después: han prolongado una noche de juerga, intentado una escapada de la rutina o sufrido algún percance leve. La mayoría de los casos se resuelven en un periodo rápido de tiempo, al ser "fugas adolescentes que no pretenden ser permanentes", aseguran agentes especialistas del Servicio de Policía Judicial de la Guardia Civil de Madrid.

El resto está en apuros. Algunos no volverán jamas. Más de 2.500 casos de desapariciones en España no han sido resueltos por los investigadores policiales. Mientras, en los cementerios de nuestro país se acumulan cientos de restos cadavéricos y óseos sin identificar de personas que han muerto lejos de los suyos. La mayoría han sido víctima de un acto de violencia criminal, relacionado con el mundo de las drogas, la prostitución o los ajustes de cuentas entre mafias. En estos casos, en los que resulta prácticamente imposible relacionar a los desaparecidos con los cuerpos que reposan en depósitos y cementerios, no existe otro método válido de identificación que no sea el genético. En este sentido se expresa uno de los especialistas de la Guardia Civil "La falta de un método adecuado origina graves problemas, en primer lugar porque hace lentos y caros los procesos, basados en estudios antropométricos (medidas y proporciones del cuerpo humano) y odontológicos (análisis de los dientes) que no siempre son plenamente satisfactorios. Y en segundo, porque priva durante largos periodos a las familias de una tranquilidad moral y económica, además de que las compañías aseguradoras necesitan una identificación positiva absoluta para poder proceder a compensar económicamente seguros de vida, de accidente...".

El programa de identificación genética Fénix nace con un fin claramente social: ayudar a aquellas personas que buscan a sus definitivamente desaparecidos familiares. Estamos ante un ambicioso proyecto propuesto por el Laboratorio de Identificación Genética del departamento de Medicina Legal de la Universidad de Granada: analizar el ADN de los restos y huesos de personas anónimas, sin identidad, así como el de alguno de los familiares que hayan denunciado desapariciones, tratando de establecer el máximo número posible de identificaciones. Posteriormente estos análisis se aplicarían sistemáticamente a indicios de personas desaparecidas en el momento en que la denuncia sea admitida por el juez.

Se trata de un proyecto único en el mundo. El FBI inventó algo similar, bautizado como Codix, pero sólo lo utilizan para culpabilizar a criminales, sobre todo los acusados de delitos sexuales. El proyecto Fénix no se limita a crímenes sin resolver, responde "a una necesidad social: identificar restos de personas desaparecidas".

Para los especialistas en identificación criminal, el XIX fue el siglo de la antropología forense. El XX corresponde a los procesos con huellas dactilares. El futuro, el siglo XXI, pertenece a la identificación por comparación de ADN. El genoma humano, nuestro personal e intransferible carné de identidad, va mucho más lejos de donde se llega con su utilización policial: la inversiones anuales para su investigación son superiores a los 1.000 millones de dólares (más de 140.000 millones de pesetas); se han multiplicado por diez entre 1993 y 1996.

CAZADORES DE GENES

Las multinacionales privadas se adueñan de la genética: 2.000 fragmentos de ADN humano han sido patentados para uso médico. Los cazadores de genes hablan de la genómica como del "oro verde", el futuro de la medicina y la farmacia. Y todo parece indicar que a partir de ahora lo será de la la investigación criminal.

Un reciente ejemplo de la aplicación de la ténicas de ADN en una investigación policial es el caso Clinton-Lewinsky. El laboratorio del FBI analizó un vestido de la becaria y en un primer test llegó a la conclusión de que se trataba de semen. Basado en ese resultado pidió al presidente una muestra de sangre. Comparando el código genético de las dos muestras, el laboratorio del FBI concluyó que el presidente era la fuente del ADN contenido en el vestido.

El programa Fénix está abierto. Participanen él, además del Laboratorio de Identificación Genética de la Universidad de Granada y del Servicio de Policía Judicial (Centro de Investigación Criminalística) de la Guardia Civil, el Instituto de Toxicología de Madrid, la Policía Nacional y una red de laboratorios de ADN. El pasado año se superaron los 150 millones de pesetas de presupuesto, y los resultados están por llegar.

Hacia la identificación por la comparación. Éste podría ser el lema de un proyecto que pretende funcionar de la siguiente manera: el protocolo de trabajo comienza cuando una persona ha desaparecido y su familia facilita, una vez aceptada la denuncia, alguna prenda o elemento que pueda albergar células indubitadas del desaparecido, tales como ropa interior sucia, cepillos de dientes, peines, viejas muestras de sangre... De aquí se extrae una copia exacta del material genético, ideal para realizar una rapida y económica comparación directa.

Si la falta de este material o su deterioro impiden obtener una toma , es posible deducir total o parcialmente el genotipo de la persona desaparecida a partir de sus familiares directos por vía ascendente (padres y abuelos), paralela (hermanos) o descendente (hijos).

El laboratorio del Centro de Investigación y Criminalística de la Guardia Civil es uno de los centros neurálgicos del proyecto. Nada más atravesar la puerta del departamento, a mano derecha, reposan en una cámara frigorífica las pruebas periciales: bolsas datadas y fechadas con restos de ropa, armas ensangrentadas, colillas... El interior es un local amplio y frío, bien iluminado,con mesas corridas repletas de secuenciadores, cabinas de seguridad, ordenadores. Un laboratorio donde trabajan 53 personas, "53 licenciados que cobran como simples guardias civiles", sugiere una voz anónima. El comandante Francisco Bueno sonríe y dice: "todo el mundo trabaja mucho en un nuevo proyecto como éste, en el que están implicados especialistas en biología y en química".

El proceso de laboratorio comienza cuando se preparan los reactivos para hacer la extracción: cuando se rompe todo lo que no es ADN en la cabina de seguridad biológica para ver si la muestra es válida. Otra máquina amplifica este ADN, por pequeño que sea. Y otra más analiza su calidad. La nueva tecnología de analizadores genéticos y secuenciadores ya no utiliza las conocidas bandas de plástico: los picos de una pantalla de ordenador dan los detalles de la muestra.

Una vez extraído el ADN y comprabado que es de un ser humano, se produce el proceso final: la secuenciación, la repetición de cromosomas que nos lleva a un juego de coincidencias y no coincidencias. Antes era un proceso manual, muy lento. "Ahora metes los datos en el ordenador y a la mañana siguiente tenemos toda la información", sentencia orgulloso un agente biólogo del mismo departamento. "Es la última esperanza para muchas familias", dice, "y no podemos fallarles".


Reportaje

Métodos y niños desaparecidos



Nacho Cano / Manu Leguineche / Bienvenidos al paraíso / Una abuela frente a la droga / Twiggy / ADN para desaparecidos / La duquesa libertina / Los hombres de mi agenda, Carmen Rigalt/ Pequeños Placeres/ La Mirada de Umbral/ Gentes/ El Tablón/ Almanaque/ Horóscopo/ Conócete/ Comer/ Cocina internacional/ Mesa y mantel/ Vino/ Restaurante/ Conéctate/ Aquellos años de..../

TOP LA REVISTA VOLVER