Kimberley Hefner, una “playmate” de “Playboy” y ex esposa del dueño de la revista, con esta imagen, tan a la americana, apuesta por el vegetarianismo.
 
 
Estrellas de cine como la protagonista de “Lolita”, Dominique Swain
 
 
Serenity ha participado también en las campañas de PETA.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 


ECOLOGÍA / CAMPAÑAS DE IMAGEN

¡Salvar animales puede ser tan bello...!

La sensualidad agresiva de una actriz ex vigilante de la playa, la explícita de una “pornostar” y la perversamente ingenua de una “Lolita” del cine. Éstas son las claves de PETA, una multinacional ecológica que lucha sin violencia por los derechos de los animales. Ahora, se lanzan a la conquista de España.

por Carlos Fresneda

Si los animales hablaran, si se rebelaran un día como vaticinó Orwell –pero no sólo en la granja, sino también en los mataderos, en los ruedos, en los laboratorios, en los circos, en las aceras y en las mesas–, echarían, seguramente, en cara a los humanos alguno de los famosos eslóganes de PETA: “¡Antes desnudos que con pieles!”, “¡Vive y deja vivir!”, “¡Detened la carnicería!”.

PETA es la Gente por el Tratamiento Ético de los Animales, miles de humanos repartidos por todo el mundo, intentando convencer a sus congéneres de que el respeto a la vida empieza por lo más básico. Y si es verdad que Dios dio nombre a los animales, como dice la Biblia y cantó Bob Dylan, va siendo también hora de tratarlos de una manera más digna, por no decir humana.

Los días del hombre como gran tirano de la creación están contados. O al menos ésa es la utopía de Ingrid Newkirk, cofundadora de PETA: “Los animales no nos pertenecen, ni son inferiores ni están en este mundo para servirnos. Son seres vivos, como nosotros, que sufren y padecen cuando los torturamos, los explotamos o los matamos vilmente, por puro divertimento”.

PETA es algo así como el Greenpeace de los animales. Nació en Estados Unidos, allá por 1980, de la mano de Ingrid Newkirk, Alex Pacheco y un puñado de idealistas. Ahora los tenemos por todo el globo: más de 700.000 miembros, sucursales en Gran Bretaña, Alemania y La India, y tramando el salto al planeta hispano. En unos meses llegarán a nuestras tierras con la web en español y con la edición autóctona de su revista-bandera, Animal Times. Si los cuadrúpedos escribiesen... Grandes noticias para los no humanos: la NASA deja de experimentar con monos en el espacio; decenas de universidades renuncian a la investigación con primates; Gillete, Avon, Revlon, Estée Lauder, L’Oréal y más de 550 fabricantes de cosméticos suscriben el no animal testing; Calvin Klein renuncia a las pieles; un millón de británicos se hacen vegetarianos en un año...

Las conquistas de PETA en las dos últimas décadas son incontables. La investigación y la denuncia son sus herramientas más básicas. Y también la acción directa, no violenta, como los boicoteos de los desfiles de moda. Y las campañas sonadas, como aquella de las supermodelos en cueros: “¡Antes desnudas que con pieles!”. Y las proclamas en boca de famosos en la onda de Paul McCartney, profeta del vegetarianismo: “Llegará un día en que la carne desaparecerá de las vitrinas”.

A PETA se le ha acusado por sus fuegos de artificio, por su propensión al sensacionalismo, por su uso y abuso de los rostros populares. Ingrid Newkirk se defiende: “Los animales necesitan voces reconocibles, que capten inmediatamente la atención de los medios y del público. Nos guste o no, la sociedad en la que nos ha tocado vivir funciona así. De alguna manera, estamos combatiendo al sistema desde dentro, con la ayuda de gente como Paul McCartney, Chrissie Hynde, Charlize Theron o Pamela Anderson. Gracias a ellos, hemos conseguido que nuestro mensaje llegue a gente que jamás se habría planteado estos temas”.

Educa, que algo queda.
Este colectivo trabaja también mucho el tema de la educación, “porque lo que necesitamos es un cambio de mentalidad, que la gente se pare a pensar y haga por fin la conexión”. (Seguimos con Ingrid Newkirk, al habla desde la sede central en Norfolk, Virginia). “Muchos no se dan cuenta de hasta qué punto el hecho de vestir un abrigo de piel, o de comer carne, o de asisitir a un espectáculo como los toros, contribuye a la explotación y a la violencia contra los animales”. Un ejemplo: se calcula que un estadounidense medio, con una dieta rica en carne y leche, es indirectamente responsable de la muerte y abuso de 2.400 animales a lo largo de su vida (unos 2.287 pollos, 92 pavos, 31 cerdos y doce vacas o terneras).

Otro ejemplo: todos los años, la industria peletera despelleja en Estados Unidos a unos 100 millones de animales, la mayoría de los cuales vive confinado en jaulas en las que apenas cabe, sin ver la luz; expuesto a castraciones o mutilaciones; transportado y sacrificado de los modos más crueles (gaseados, estrangulados o electrocutados por vía anal).

Una última ristra de cifras, si cabe más inaudita: el Ejército estadounidense es el responsable de casi la mitad del 1.500.000 de monos, perros, gatos, ovejas, cabras, conejos de indias, ratas, ratones y otros animales salvajes sacrificados todos los años (algunos, incluso, en experimentos con armas químicas o biológicas).

Los campos de batalla de PETA están “allá donde el mayor número de animales sufre más intensamente y por los periodos más largos de tiempo”. A diferencia de otros grupos en la misma trinchera, como el Frente de Liberación Animal, sus miembros abogan por métodos no violentos de presión.

Una de las últimas campañas es por cuenta de las corridas de toros... La ciudad de México se acaba de desmarcar con una Ley de Protección de los Animales que prohíbe el uso de instrumentos metálicos afilados para causar “dolor innecesario o prolongada agonía”. Los miembros de PETA consideran que la puya, las banderillas, las espadas y el estoque entran dentro de esa categoría: el alcalde de México D.F. está recibiendo miles de cartas pidiendo la prohición de las corridas. “Los toros nos parecen un espectáculo cruel”, afirma Ingrid Newkirk, “y ése va a ser sin duda uno de nuestros puntos de acción en el mundo hispano... Donde unos ven arte y tradición, nosotros vemos tortura, mutilación y carnicería. Me apena mucho que un director de la talla de Almodóvar, al que admiro tanto, haga apología de los toros en su próxima película. Nosotros pensamos biocotearla y aprovecharla para concienciar a la población”.

Otro de los objetivos inmediatos de PETA serán los Sanfermines. Como avanzadilla, la carta que Brigitte Bardot le ha escrito a la alcaldesa de Pamplona, Yolanda Barcina, pidiéndole que ponga fin a los encierros... “Puede sonar utópico, pero vamos a proponer que todos los años se recuerde la tradición con una gran carrera humana, pero sin toros”, adelanta la presidenta de PETA. “Desde que lo popularizó Hemingway, es quizá uno de los espectáculos más reconocibles en el mundo entero. Sin embargo, el tiempo sirve para progresar, y muchas tradiciones populares han ido cayendo por su peso porque hoy en día se consideran bárbaras”.

Buscando la polémica.
De los toros a los elefantes. La ofensiva más reciente de PETA en Estados Unidos tiene en el disparadero a los circos: detrás las risas de grandes y pequeños, la demoledora tristeza de los animales maltratados, explotados y confinados en jaulas y contenedores. Aunque el show predilecto de los animalistas en estos últimos años ha estado en las pasarelas de moda. La última escena fue en París, en el pase de Versace, cuando dos activistas rasgaron las altas costuras y lograron desfilar con sus pancartas: “¡La pieles matan!”, “¡Detened el baño de sangre de la moda!”.

La polémica es la sombra inevitable de PETA, como cuando se atrevieron a llevar al alcalde Giuliani a las vallas publicitarias, con el bigotito del vaso de leche y aquella pregunta insolente: “¿Tienes cáncer de próstata?”. La campaña se retiró al cabo de unos días, pero el efecto fue sonado. Por primera vez, miles de personas se cuestionaron los beneficios de la leche y leyeron con curiosidad el informe del nutricionista Colin Cambell: “La gran mayoría de los cánceres, de las enfermedades cardiovasculares y otros males degenerativos pueden prevenirse adoptando una dieta vegetariana y suprimiendo el consumo de carne y leche”.

Por ahí han ido los tiros de la última y no menos controvertida campaña de PETA. “¡Comed ballenas!”, pudo leerse en las vallas publicitarias que inundaron Canadá. El mensaje subliminal y autocrítico iba dirigido contra los ecologistas: de poco vale preocuparse por la protección de la megafauna carismática si luego nos embutimos en cuero o nos atiborramos de pollos y hamburguesas.

   
   

 

¿Cuál de los dos es mejor?

La polémica sobre las pieles naturales sigue acaparando la actualidad informativa. El maltrato y el sufrimiento de los animales es el argumento que esgrimen los ecologistas. Ante esas razones, las pieles sintéticas son para muchos la mejor solución, sin embargo hay que señalar que éstas se fabrican a partir de derivados del petróleo, con graves consecuencias de contaminación medioambiental. Según el Anuario Español de la Piel de 2001, el sector peletero facturó en España 381 millones de euros, un 12% más que en el año anterior. Madrid es la comunidad en la que más alta peletería se compra (el 75% del comercio). Le sigue Cataluña (con un 20% ), mientras el resto de España supone un 5%.

Sintético

Más rígido y pesado, se caracteriza por presentar todo tipo de tonalidades y diseños imaginables. En la mayoría de los casos a corto plazo pierde su brillo y sedosidad iniciales. Su precio medio oscila entre150 y 180 e.

Se elabora con dralón, una fibra sintética que toma como modelo las pieles de los animales.

Es menos resistente a la abrasión y su peso suele ser el doble que el del auténtico.

El dralón, basado en la molécula acrylonitrilo, genera desechos tóxicos que se disuelven en el agua.

La fibra acrílica confiere a la prenda un tono tostado en su fase inicial.

El proceso de tintado puede realizarse antes de la confección de la prenda o después y en cualquier tonalidad.

La piel a imitar más solicitada es la del visón, seguida de la de cordero y la de leopardo. En cuanto a colores, prima toda la gama del marrón.

Su cuidado no requiere complejidad e incluso admite el lavado manual. Se fabrica en serie lo que facilita la reducción de los costes de producción.


Natural

Se distingue por la suavidad y el brillo que permanece en la prenda. Su precio depende de variables como el corte, la talla, la calidad de la piel y la espesura del pelo. Entre 3.606 y 4.808 e.

La piel de los machos es más barata que la de las hembras. Se les aplican diversas técnicas: rasado, despinzado, tinte...

El visón se cría mayoritariamente en Grecia, Escandinavia y Dinamarca. En España hay 50 granjas oficiales en Galicia.

La etiqueta de “Piel de Origen Controlado” garantiza que las pieles proceden de granjas bajo inspección gubernamental.

Cada prenda puede elaborarse a partir de 35 pieles o lomos y requiere de 3 a 4 kilómetros de hilo.

Su peso influye en la calidad del hilo con que está confeccionado (el de lana ofrece la mayor ligereza).

Los abrigos más vendidos en España son los de piel de cordero (moutón y “double-faz”), seguidos por los de visón.

El 80 % de su proceso de producción se realiza de modo artesanal y cada abrigo requiere una media de una semana de trabajo.



por María Cardona

   

 

El precedente español.

Antes incluso de que se creara PETA, en nuestro país se fundó ADDA, la Asociación para la Defensa de los Derechos del Animal. Desde 1976, este colectivo lleva denunciando y luchando contra “cualquier abuso, o explotación irracional, o acciones degradantes” causadas contra los animales por los hombres. Una de las campañas internacionales más sonadas de ADDA es la ABC (Anti Bullfighting Campaign), contra las corridas de toros y la tortura de animales en fiestas populares. Los circos y los delfinarios figuran también en su radio de acción, así como los zoológicos, los acuaramas y la caza. La cría intensiva, el negocio de las pieles y el tráfico de animales exóticos son otras de sus campañas. ADDA se opone a la experimentación con animales y lleva años denunciando las prácticas crueles en los laboratorios y en las compañías de cosméticos. El tráfico de las especies exóticas y el abandono de animales domésticos son otras de sus áreas de acción. ADDA reivindica por último “el derecho de todos los animales a una vida digna” y “el mantenimiento de las especies como parte de la biodiversidad del planeta”.

Famosos a flor de piel.

“Cuando una estrella habla, todo el mundo escucha”. Ingrid Newkirk, el “alma” de PETA, es también una consumada maestra de la promoción. Desde el primer momento tuvo muy claro que la única manera de romper el hielo y difundir su mensaje era usar como como “vehículo” los rostros, las voces y los cuerpos de famosos y famosas (y si no, que se lo digan a Brigitte Bardot). La cosa empezó con curvas, cuando las supermodelos Christy Turlington y Tyra Banks y la actriz Kim Bassinger decidieron posar en cueros y proclamar aquello de “Antes desnuda que con un abrigo de pieles”. Martina Navratilova prestó poco después su imagen, en otra sonada campaña para la promoción del vegetarianismo (“Vive y deja vivir”). Alicia Silverstone se volcó contra la experimentación con animales y cedió su rostro bajo el eslogan: “¡Corta con la disección!”. Pero si hay dos rostros históricamente asociados a los derechos de los animales son los de Paul McCartney (en la fotografía de la derecha) y Chrissie Hynde, la ex cantante de Pretenders, recién distinguida en la fiesta anual que montó PETA en el Waldorf-Astoria, con casi tantos rostros famosos como en los Oscar. La cena de gala consistió en berenjenas a la parrilla, seitán ahumado y “pollo” vegano. Brindó a los postres –helado (sin leche)– Pamela Anderson, uno de los más despampanantes “fichajes” de esta asociación, flanqueada por Kid Rock y vigilada de cerca por Joaquin Phoenix y Woody Harrelson. Otros comprometidos con la causa de PETA es el grupo mexicano Maná, aunque Ingrid Newkirk reconoce que tiene que trabajarse duro al “famoseo” de habla hispana. “Estamos buscando un rostro conocido y joven que esté dispuesto a transmitir nuestro poderoso mensaje en español”.

   
   
MAGAZINE
TOP