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TELEVISIÓN | INFORMACIÓN DE MÁXIMO INTERÉS
¿Qué tiempo hará mañana? La predicción del tiempo y la climatología se han convertido en una noticia de primera magnitud y no sólo cuando amenaza temporal. ¿Por qué? A ésta y otras preguntas responden los expertos de las distintas cadenas de televisión, nuestros hombres del tiempo, con su experiencia, sus errores y su afán por controlar los vientos. Infografías espectaculares han sustituido al tradicional mapa y al puntero y la información meteorológica ha cambiado tanto que hasta el parte se da a veces fuera de los estudios de televisión, aunque como siempre sea la naturaleza quien tenga la última palabra.
por Elena Pita. Fotografías de Luis de las Alas Un día te levantas protestando porque llueve y al día siguiente, porque el aire es seco. En verano nos quejamos de un calor inusual y en invierno la nieve nos parece una catástrofe sin precedentes. ¿Tanto ha cambiado el clima o es el hombre el que ha cambiado? La respuesta de los expertos es unánime: existe un cambio climático, es real pero muy lento, y hay sobre todo un fenómeno nuevo que hace que nos fijemos más en la predicción atmosférica. Se trata de un “aburguesamiento climático” que, como todos los procesos acomodaticios, viene acompañado de una pérdida de memoria, en este caso también climática. El resultado es difícil medirlo en términos de tirada o audiencia, porque la información meteorológica aparece englobada en contextos informativos más amplios, pero los fenómenos de la atmósfera ocupan cada vez más portadas de diarios, telediarios y radios, tanto es así que el 8 de enero, El Tiempo, de la segunda edición del telediario de TVE, que presentan Paco Montesdeoca y José Antonio Maldonado, fue el espacio más visto: 4.388.000 personas. El aburguesamiento o el creciente interés por esta información puede explicarse de tres maneras: “Que cada vez tenemos menos tiempo libre y cada vez nos importa más disfrutarlo, o sea, que el tiempo que ha de acompañar nuestro ocio ha adquirido importancia prioritaria”. Ésta es la versión de Mario Picazo, director de información meteorológica de Telecinco. Para Florenci Rey, CNN Plus, el fenómeno es más social que científico: “En los últimos 50 años la población ha pasado de ser mayoritariamente rural a urbana, y la ciudad nos ha aislado térmicamente, es decir, que el confort en el que vivimos hace que distorsionemos la realidad climatológica. Este bienestar climatizado produce una pérdida de memoria de forma que a cualquier lluvia o nevada fuerte le llamamos temporal, catalogación que se agrava con el uso de palabras clave en el manejo de la información”. Por ejemplo, dice Rey, hacemos una noticia sobre los puertos de montaña cerrados e incluimos al Veleta, que sólo es transitable dos meses al año. Vaya noticia. Minerva Piquero, presentadora de Antena 3, explica el estado de cosas a la inversa: la culpa es de la información. Y lo hace poniendo un ejemplo claro: “Mujeres maltratadas siempre ha habido, pero sólo ahora son noticia, porque se sabe de ellas, salen en la tele y hay instituciones que se ocupan de su tragedia”. Pues lo mismo, según Piquero: “La información se ha vuelto más cercana y accesible, ahora tenemos imágenes del agujero de la capa de ozono, del deshielo en los polos, de la Patagonia. Es cierto que en el espacio hay cada vez más latas, que está más contaminado, que vamos a peor; pero el interés por la información atmosférica ha cambiado mucho en los últimos 20 años, mientras que el cambio climático es cuestión de siglos. Es un asunto meramente informativo”. Curioso que Antonio López, presentador de Telemadrid, comparta con Piquero profesión (ambos son periodistas) y opinión: “La clave está en una mayor demanda por parte del espectador”. Cabría preguntarse si también el cambio climático es un fenómeno meramente mediático, es decir, una noticia más para vender más, o una realidad ineludible. Mario Picazo, que prepara un libro sobre el asunto, se atreve a ponerle porcentajes: el cambio climático ha existido siempre, pero habría que diferenciar entre el proceso natural, al que Picazo atribuye una responsabilidad del 80%, y la aportación del hombre, responsable del 20%. “La climatología es cada vez más adversa, pero no todo es atribuible al calentamiento global producido por el hombre”. Aunque reconoce que está bien exagerar la acción humana para concienciarnos. Real o exagerada, la cuestión es qué tiempo va a hacer mañana y, peor aún, ¿usted de quién se fía? La pregunta, que parece una bobada dicha en el ascensor, ha cambiado radicalmente en los últimos años la forma de elaborar y comunicar la información meteorológica. Las cadenas se protegen unas a otras y señalan que hay pocas diferencias en los pronósticos, que es más bien el modo de comunicar lo que les distingue. Echan piedras, eso sí, contra los gabinetes meteorológicos que venden su información mayoritariamente a los medios escritos y que “hacen valoraciones muy discutibles: hay mucho negocio”, apunta López, de Telemadrid. La única diferencia entre las televisiones sería la fiabilidad que les merece la información facilitada por el Instituto Nacional de Meteorología, ojo todopoderoso en otros tiempos que hoy compite con los servicios internacionales. Mientras las cadenas estatales continúan siendo fieles transmisores o intérpretes del INM, Telecinco se sirve de los mapas isobáricos de los centros meteorológicos británico y alemán y de la marina estadounidense. Al margen de esta discrepancia, las cadenas suelen seguir el mismo proceso: reciben una abultada información de los citados centros que los meteorólogos de la casa interpretan –aplican su experiencia, conocimiento e intuición en la elaboración de un pronóstico–, y con las imágenes que reciben del satélite Meteosat y con la infografía elaboran los mapas y preparan los textos que ellos o el presentador comunican al telespectador. Entonces, se preguntarán los mismos vecinos del ascensor, ¿por qué seguimos oyendo que el hombre del tiempo siempre se equivoca? “Una broma obligada que a veces sí, molesta. Lo cierto es que la gente escucha poco lo que decimos, se fija más en el gráfico e incluso en lo que llevas puesto”, dice Minerva Piquero. “La pegatina viene de los tiempos de Mariano Medina”, dice Picazo, “que trabajaba con tan pocos medios y tanta probabilidad de error...”. ¿Molesta? “Sí”, a Picazo. A Florenci Rey “no; más bien la gente me comenta lo contrario. Nuestra profesión es, en cierto modo, como la del médico o el economista: observamos, evaluamos y damos un dictamen o un pronóstico”. Siempre con un margen de error, de ciencias inexactas. “Por mucho que se empeñe el hombre, con su afán por controlarlo todo, la naturaleza tiene siempre la última palabra, siempre puede sorprendernos”, concluye Piquero. |
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