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M A G A Z I N E 
176   Domingo, 09 de Febrero de 2003
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AMOR | AQUELLOS AÑOS
Marcelino y JoseÞna, compañeros de toda una vida

Los potajes de la suegra engordaron a Marcelino Camacho, la foto que conserva de su boda con Josefina Samper es la que hicieron llegar a la hermana presa y su única disputa recurrente viene de compartir el baño. Tres anécdotas para ilustrar casi 55 años, los que llevan casados. Ellos son ejemplo de esas otras parejas eternas, de momento, que recuerdan cómo fue su noviazgo: fugaz el de Manolo Escobar y Anita; de fiesta nocturna el de Alaska y Mario Vaquerizo; saludable y americano el de Martín Prieto y Cristina Scaglione; “hippie” el de Roberto Torretta y Carmen Echevarría...

 
José M. Aznar y Ana Botella
 
 
Cristina Alberdi y José Benito Alique
 
 
José Bono y Ana Rodríguez
 
 
Mario Vaquerizo y Alaska(con gafas de sol)
 
 
Roberto Torretta y Carmen Echevarría
 
 
Emilio Aragón y Aruca Fernández-Vega
 
 
Anita y Manolo Escobar
 
 
Malena y Antonio Canales
 
 
Ana Belén y Víctor Manuel
 

por Ana Ramírez y Sara R. Perrella


MARCELINO CAMACHO / JOSEFINA SAMPER
¿Tienes novio? No. Entonces, ¿nos casamos? Sin más ni más, porque Marcelino era así de lanzado, aunque su amor por su compañera de toda una vida no fue producto del flechazo, no se vayan a creer, y hay mucho que contar antes de llegar al flashazo del fotógrafo que inmortalizó a la pareja el día de su boda.
Marcelino Camacho (Osma La Rasa, Soria, i9i8) llegó en i944 a Orán, Argelia, escapado de la guerra, de la cárcel, de las enfermedades... pero, sobre todo, de picar y fortificar en Tánger. “Le conocí con un mono y una P de penado en la espalda”, recuerda Josefina Samper (Fondón, Almería, i927). Ella, hija de la emigración económica (su padre, minero en Almería, se quedó sin trabajo) había llegado con cinco años al continente africano, y desde los i4 estaba en contacto con los otros emigrantes, los políticos, para ayudar en lo que se pudiera. “Conocí a Marcelino porque nos avisaron de que llegaban unos que se habían escapado del campo de concentración”. Una misma forma de pensar les llevó a coincidir en las reuniones de las Juventudes Socialistas Unificadas. “Y ahí empezó el trato, la relación, el cariño, el amor... lo normal entre dos personas que coinciden en mucho. Por un lado la cosa sentimental, del corazón, y por otro, una misma apreciación de la situación que vivíamos”, explica él. Porque el roce hace el cariño que se suele decir. Y así las cosas, Josefina que recibe una cartita que le hace llegar una compañera del taller de costura a través de su hermano, compañero fresador de Marcelino. “Decía que quería hablar conmigo y me citó. Fui, dimos una vuelta a la manzana y me preguntó si tenía novio. Le dije que no. Y él, que si nos casábamos”. Los padres, encantados claro, porque Marcelino era muy formal y muy serio. “De Soria”, apunta él.
La boda, lo primero, porque en aquel entonces no se estilaba lo de vivir juntos. “Igual ahora lo hubiéramos hecho, pero entonces... con mis papás andaluces, había que salir de casa casada y casi controlando si el primer hijo nacía cuando tenía que nacer”, ríe Josefina. Un año tardaron en tener todo el papeleo necesario para poder celebrar el matrimonio, civil. Mientras, los potajes de la suegra engordaron a Marcelino, que pesaba apenas 42 kilos. Y ahí está el documento, la fotografía de boda, el 22 de diciembre de i948, dedicada a Vicenta Camacho, la hermana que la recibió en la cárcel de Segovia donde estaba presa por su militancia en el Partido Comunista. Josefina vestida de calle, con un traje de chaqueta, tocado y flores, como era moda. No había mucho dinero, y el poco ahorrado se gastó en el traspaso de una habitación con cocina, porque en algún sitio había que vivir.
Dos hijos tiene la pareja, Yenia y Marcel, que fueron el apoyo de Josefina en los duros años de cárcel de Marcelino, entre i967 y i972, en Carabanchel, pasando frío y sin buena alimentación para combatirlo. Fue entonces cuando se tejió el primer jersey Marcelino. “Siempre he tenido débil la garganta y para evitar la faringitis me hizo ese jersey con cuello en curva y cremallera”. Nunca hubo un reproche, una queja por parte de la compañera. “Si acaso porque es muy cabezón, pero no por su militancia”. Y porque apenas se veían 20 minutos dos veces a la semana (consiguieron una tercera visita, los domingos, para que los hijos tuvieran oportunidad de estar con su padre) y tan poco tiempo debía aprovecharse para otras cosas... para intercambiar mensajes de y para los compañeros que estaban fuera.
¿Cuál es el secreto de 54 años de feliz convivencia? Los dos acuerdan que la total sintonía (“Siempre pensé que tenía que casarme con un hombre de mis ideas; discutir por otras cosas, pero no por eso”), el cariño, la solución conjunta de las pequeñas dificultades que surgieran y una generosa tolerancia con las costumbres de cada uno. Como el tiempo que pasa Marcelino en el baño de su piso de 60,7 metros cuadrados habitables. Todas las mañanas la misma discusión, una que quiere entrar y el otro que no sale: dos jabonadas, el pelo seco, el afeitado... Por una vez, no es la mujer quien más tarda.
Compañeros de toda una vida.
    55 Años de convivencia. Se casaron el 22 de diciembre de 1948. En Orán, Argelia. Marcelino Camacho, de profesión fresador, miembro del Partido Comunista y ex presidente de Comisiones Obreras. Josefina Samper, pantalonera y eterna compañera.


JOSÉ MARÍA AZNAR / ANA BOTELLA
“La joven pareja se tomó muy en serio aprobar los exámenes a la primera, así que se dedicaron en cuerpo y alma a preparar los temarios. Aprobar significaba casarse. Suspender era sinónimo de retrasar la fecha de la boda. (...) Tal y como habían soñado, se encaminaron al altar tras cobrar Ana su tercer sueldo. ‘No sé si es la inconsciencia de cuando tienes veintipocos años, pero desde luego, no me arrepiento. Lo volvería a hacer’, reconoce Ana Botella. (...) los padres de ambos, acataron la impetuosidad de los novios, y la pareja se casó el 28 de octubre de i977: casi dos años y medio después de aquel mítico viaje de fin de curso desde el cual (...) se convirtieron en inseparables”. (Extraído del libro Ana Botella. La biografía, de Beatriz Pérez-Aranda y José Luis Roig).
    25 Años de matrimonio. Se casaron el 28 de octubre de 1977. “Aprobar significaba casarse. Suspender era sinónimo de retrasar la fecha de la boda”.


CRISTINA ALBERDI / JOSÉ BENITO ALIQUE
“Estuvimos viviendo muchos años juntos antes de casarnos. Nos conocimos, creo yo que en el año 86-87. Esta fotografía corresponde a unos días de vacaciones que pasamos en Málaga y que recordamos con mucho cariño porque lo pasamos muy bien. Comentábamos la belleza del lugar, las ganas de irse allí a vivir... y por entonces yo no podía ni imaginar que tiempo después acabaría siendo diputada por Málaga. ¿Qué me enamoró de él? Pues un conjunto de cosas. En realidad, vas queriendo a una persona según la vas tratando, cuanto más contacto, más intimidad y más cariño existe, crece la relación. Es un proceso por el que el vínculo se va fortaleciendo, avanzando. Eso del flechazo sólo existe en las películas”.
    7 Años de matrimonio.Se casaron en 1995
    “Vas queriendo a una persona según la vas tratando, cuanto más contacto, más intimidad...”.


JOSÉ BONO / ANA RODRÍGUEZ
“Esta foto está tomada en Toledo al poco tiempo de nuestra boda. Nos conocimos en el Partido Socialista Popular de Tierno Galván y pronto supimos que lo nuestro no era pasajero. Ya van 22 años. Venir del mismo campo ideológico es una ventaja para entender mejor el tiempo que ambos dedicamos a la actividad política. Mis tres hijos mayores, Amelia, Ana y José, votarán por primera vez a su padre el 25 de mayo y puede decirse que son progres. Sofía, la pequeña, tiene 27 meses y es la alegría de la casa”.
    22 años de matrimonio. Se casaron el 20 de diciembre de 1980. “Nos conocimos en el PSP de Tierno Galván y pronto supimos que lo nuestro no era pasajero”.


JOSÉ LUIS MARTÍN PRIETO / CRISTINA SCAGLIONE
“Fui a Buenos Aires a dar fe de la caída de las dictaduras militares del Cono Sur americano que se desmayaban en efecto dominó o de acordeón. Conocí a la doctora Cristina Scaglione, descendiente de sicilianos e indios tonocoté, en una degustación de cocina española, en la que nos sentaron en distintas mesas, y no hubo nada. Pronto el desmayado fui yo por la conjunción del tabaquismo con el habitual 90% de humedad del Río de la Plata. Un diplomático amigo, enterado de mi encamamiento sin seguros internacionales de salud, me mandó un médico: la siciliana del ágape. Resultaba que la doctora Scaglione, que hacía el seguimiento de la oncología infantil en la Academia Nacional de Medicina, era una especie de amiga para todo de la Embajada española, atendiendo ad honoren a los diplomáticos y sus familias. El noviazgo se desparramó por toda la geografía americana, ya que la novia hacía un master en Baltimore y yo viajaba tras los uniformados, de tal manera que según su tiempo y mis noticias nos veíamos un par de días en Montevideo, o en Tegucigalpa. Era más barato casarse en los juzgados de Buenos Aires y en la Embajada de España que llevaba el marqués de Busianos, casi otro padre para mí. La doctora me dio las llaves de Buenos Aires con las variadas relaciones sociales que tienen los discípulos de Hipócrates. Desde entonces, el médico me sale gratis y sin lista de espera”.
    19 años de matrimonio. Se casaron el 13 de julio de 1983. “El noviazgo se desparramó por toda la geografía americana, ya que la novia hacía un ‘master’ en Baltimore y yo viajaba tras los uniformados”.


ALASKA / MARIO VAQUERIZO
“Agosto de 1999. Sin duda alguna fue el verano del amor, de nuestro amor. Un amor, en esos momentos, clandestino y primerizo. Un amor rabiosamente teenager que encontró su consolidación, entre otras muchas cosas, en las raves del madrileño barrio-ciudad de Leganés. Hasta entonces nunca fui tan feliz durante los meses de estío en Madrid. Siempre prefería el mar y la playa. Pero en esos días yo estrenaba estado civil (soltero con compromiso) y en esos días descubrí, de la mano de la que hoy es mi señora esposa, las noches más canallas, los afters más totales y ese estado ‘que-no-se-sabe-explicar’, pero que te tiene en la catatonia más absoluta. La foto recoge uno de esos momentos. Mañana de domingo, recién llegados de un concierto en Albacete (donde me dedicó más de una canción, sólo con la mirada) y extasiados. De felicidad y sustancias que no son tan perjudiciales como nos quieren hacer creer. Junto a nosotros y nuestra felicidad, otro amigo-hermano más, Pedro Munster al que también descubrí entonces y del que no me he vuelto a separar. Los siguientes veranos no fueron igual. Siempre echaré de menos al verano del amor”.
    3 años de matrimonio. Se casaron a finales de 1999. “Sin duda alguna fue el verano del amor, de nuestro amor”.


ROBERTO TORRETTA / CARMEN ECHEVARRÍA
“A mediados de los 70, hace 27 años, en Ibiza, donde pasábamos unos veranos maravillosos y donde empezamos a conocernos. La fotografía la hizo Pelito Galvez (fotógrafo de Vogue Francia). Fue la época en la que practicábamos el nudismo y el hippismo, éramos libres y vendíamos en el mercadillo de Escaná. Era divertido porque estabas en la playa en topless y venía la Guardia Civil y no podías salir del agua”.
    21 años de matrimonio. Se casaron el 6 de octubre de 1981. “Fue la época en la que practicábamos el nudismo y el ‘hippismo’”.


EMILIO ARAGÓN / ARUCA FERNÁNDEZ-VEGA
“Aruca y yo en una típica fiesta asturiana que se llama espicha, comiendo, bebiendo y disfrutando de la familia y amigos. Aruca tenía entonces i8 años y yo apenas los 20, era una de las primeras veces que compartíamos las vacaciones en familia. La instantánea está hecha al comenzar la fiesta, aunque no tenemos una de cómo acabó el día, podéis imaginaros... subidos en aquella mesa, abrazados todos con la exaltación de la amistad que sólo provoca una buena sidrina, bailando y cantando el Asturias patria querida... A partir de ese momento se podría decir que ya era uno de ellos”.
    19 años de matrimonio. Se casaron en 1983. “Era una de las primeras veces que compartíamos las vacaciones en familia”.


MANOLO ESCOBAR / ANITA
“Esta fotografía nos la hicieron en un bar que tenía el padre de Ana, en Alemania, con dos o tres pistas de baile y música en la gramola. Es la única foto que tenemos de novios, porque no hubo tiempo de más. Nos conocimos en verano, en julio, en la Costa Brava, en Playa de Aro, y ella era una turista más. Quince días y se marchó. Claro, me estropeó el verano (risas). No nos volvimos a ver hasta septiembre u octubre que fue cuando yo fui a Alemania, y nos casamos el 10 de diciembre. Así que sí, fue un flechazo, y ya llevamos 43 años casados... Antes no existía la separación, pero sí el ahí te quedas, sin embargo para nosotros nunca ha existido nada de eso. Para toda la vida, casi seguro”.
    43 años de matrimonio. Se casaron el 10 de diciembre de 1959. “Es la única foto que tenemos de novios, porque no hubo tiempo de más”.


ANTONIO CANALES / MALENA
“He elegido esta foto porque tengo un recuerdo muy bonito. Estamos ahí en el puente de Triana, desde donde se ve todo el barrio que, como él dice, es su cuna. Era la primera vez que visitaba Sevilla con Antonio. Esto fue después del verano de 1983 y además vinieron también mis padres. Por aquel entonces éramos muy jovencillos, yo tenía 19 años y él, 21, y era cuando ya nos habíamos hecho un poco novios. La verdad es que al ser la primera vez que yo visitaba la ciudad, Antonio hizo una ruta turística muy bonita por el Barrio de Santa Cruz, la Catedral y montamos en coche de caballos... Lo pasamos muy bien”.
    16 años de matrimonio. Se casaron en 1986. “Era la primera vez que visitaba Sevilla con Antonio”.


VÍCTOR MANUEL / ANA BELÉN
    30 años de matrimonio. Se casaron el 13 de junio de 1972. “Acabado el rodaje nos fuimos a Gibraltar con nuestras respectivas familias y nos casamos”.

“‘Al diablo con el amor’. Primavera del 72. Después de Morbo (1971), Gonzalo Suárez nos juntó de nuevo para rodar un musical atípico, Al diablo con el amor, en Asturias. La foto es de Colita y el paisaje que se intuye, la playa de Toró en Llanes. El que nos perseguía en esa escena era Miguel Narros, un rufián malencarado. Acabado el rodaje nos fuimos a Gibraltar con nuestras respectivas familias, un par de amigos y nos casamos ante el juez Pardo”.


 
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