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M A G A Z I N E 
176   Domingo, 09 de Febrero de 2003
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La escritora. Una imagen de Virginia Woolf a los 20 años. Intentó suicidarse tres veces y la última lo consiguió
CINE | EL REGRESO DE VIRGINIA WOOLF
La genial escritora que se mató al sentirse fracasada

Está considerada como una de las autoras más influyentes del pasado siglo, pero se suicidó porque se sentía derrotada. Pocos escritores han dejado tanta información sobre su manera de pensar y actuar. Sin embargo, la figura de Virginia Woolf continúa rodeada de un halo de misterio provocado por sus compleja personalidad. Encantadora y con un fuerte atractivo, mantuvo relaciones sexuales con hombres y mujeres, sedujo a su cuñado y puso de vuelta y media a muchos de los literatos de su círculo. Una película, “Las horas”, con Nicole Kidman, que encarna a la autora de “Orlando”, Julianne Moore y Meryl Streep, recupera su trayectoria. El argumento muestra la preparación de una de sus novelas, “La señora Dalloway”, y la influencia del texto en la vida de dos mujeres en décadas posteriores.

por Eugenia Rico


Engañó a su hermana con su esposo; se acostó con sus mejores amigas; odiaba a los extranjeros; decía que su colega Katherine Mansfield olía mal y, sin embargo, derrochaba encanto y personalidad, ponía la amistad por encima de todo y es una de las escritoras más influyentes del pasado siglo.

Pero ¿quién era realmente Virginia Woolf? Pocas personas han dejado tantos testimonios de su vida: un diario de 30 volúmenes, miles de cartas y novelas memorables como Orlando, Al Faro, Las olas, La señora Dalloway y, sin embargo, seguimos sin saber qué pensar de ella. No sabemos si estaba loca. No sabemos si le gustaban los hombres, no sabemos si era socialista y ni siquiera si era feminista, aunque sea un icono moderno de las feministas con inquietudes sociales. Con todos los aspectos de su vida expuestos a nuestros ojos, Virginia es una antecesora de lady Di en un ámbito más culto. Una mujer de la que sabemos todo y, por tanto, todo lo ignoramos y que forma parte de nuestra familia para adorarla o para denostarla.

En esto se parece a Nicole Kidman, la actriz que la encarna en la adaptación de Las horas, del Premio Pulitzer Michael Cunningham. Sabemos tanto de ella que nos faltaría sólo saber quién es, como nuestra propia imagen en el espejo, que se desdibuja de tanto contemplarla. Merece la pena decir sin embargo que, aunque Nicole Kidman haya recibido tantos elogios por sacrificar su belleza a una nariz en el papel de Virginia Woolf, la propia escritora fue siempre considerada bella, aunque nunca bonita. Y ésta es una de las pocas cosas que conocemos de ella y la primera de sus contradicciones, aunque no la más chocante.

Sabemos que las muertes prematuras de su madre, su padre, su hermano Thoby y su hermana Stella marcaron su vida. Seguimos sin saber si fue o no violada por sus hermanastros, aunque parece claro que sus afectos incestuosos la trastornaron para siempre. Sabemos que en i9i2 se casó con Leonard Woolf, que le dio su nombre y le consagró su vida, pero no sabemos qué sentía realmente por él y, a pesar de las apasionadas relaciones que mantuvo con Violet Dickinson y Vita Sackeville-West, no sabemos si amaba a las mujeres o las consideraba apenas un poco mejores que los hombres.

Algunos biógrafos la creen frígida, pero tenemos más motivos para pensar que fue apasionada. Escribe a Violet Dickinson: “Son sorprendentes las profundidades –calientes profundidades volcánicas– que tu dedo ha despertado en mí”. De hecho, ninguna de las emociones fuertes en la vida de una mujer le fue indiferente, excepto quizá la maternidad, la única forma de creatividad que detestaba.

Virginia no tuvo hijos, pero el matrimonio con Leonard dio frutos. Juntos fundaron su propia editorial, Hogarth Press. Así se evitaron tener que luchar contra los editores que, como los críticos de su tiempo, no siempre apoyaron la obra de Virginia y de este modo publicaron algunas de las obras más interesantes del momento, aunque se les escapó James Joyce, que a Virginia le parecía un hombre insignificante, egocéntrico y aburrido.

De todos modos la Woolf es conocida por los juicios despiadados que hacía de sus amigos: Keynes era una foca satisfecha; T.S. Elliot, demasiado intelectual, y ya conocemos la opinión que le merece la Mansfield. Y es que la misma Virginia no era ningún dechado de delicadeza, ella misma relata que en una cena se le caen las horquillas en la sopa, las chupa y se las vuelve a poner en el pelo. Eso sí que es un rechazo a las convenciones y no la rebelión de las servilletas con la que inició las Tardes del Jueves y el Club de los Viernes con sus hermanos Thoby, Vanesa y Adrian, en su primer domicilio de Bloomsbury, y es que al morir su padre Virginia no sólo se mudó a este barrio de Londres, se mudó a la Historia de la literatura. Le acompañaron Duncan Grant, que sería el gran amor de su hermana Vanesa; Lytton Strachey, protogay famoso por su relación con Dora Carrington; Clive Bell, marido de Vanesa primero y más tarde inventor de llevar los cuernos como una de las Bellas Artes.



ADULTERIO Y TOLERANCIA. El grupo pasó la Primera Guerra Mundial en una granja con Vanesa, la hermana de Virginia, sus hijos, el marido engañado de ésta y el amante abandonado. Es casi la familia ideal basada en el adulterio y la tolerancia mutua, diría Clive Bell. El lugar se llamaba Charleston, un monumento a lo mejor del espíritu del Grupo de Bloomsbury. Porque aunque ellos tomaron el nombre del barrio por el que Virginia deambularía durante casi 40 años, un barrio que constituía una rebeldía solapada –los elegantes de Londres lo consideraban nido de divorciados, estudiantes y otras gentes de medio pelo y moral relajada–, lo cierto es que Bloomsbury era sobre todo un estado de ánimo. Y el mayor legado de Bloomsbury es su concepto de lo que quiere decir ser amigos. Fueron los primeros en considerar la homosexualidad una feliz consecuencia de la amistad. Una habitación propia, la novela de Woolf, se convirtió en la biblia del movimiento feminista. ¿Por qué los hombres bebían vino y las mujeres agua? En Bloomsbury ambos sexos aspiraban a beber hidromiel.

Y gracias al ingente número de cartas y diarios nosotros sabemos más de ellos de lo que ellos sabían unos de otros. Sabemos, por ejemplo, que Virginia sentía predilección por el color verde, por las mariposas, le gustaba observar a las arañas que, después de danzar por las telas que tejían, acababan estranguladas en su propia red.

Seguimos sin saber si estaba loca. Toda su vida padeció terribles jaquecas y agobiantes insomnios. Sus propios hermanos coreaban: “La Cabra está loca”. La Cabra había sido el sobrenombre de Virginia en su niñez. Y ella misma explicó a una amiga: “La perspectiva loca de la vida tiene mucho que decir”. Sin embargo, el eminente doctor Trombley escribió un libro publicado en i98i, para demostrar que la Woolf no estaba loca en sentido técnico, ni siquiera era una maniaco-depresiva, término que utilizan algunos cuando piensan que alguien está loco pero desconocen el nombre de su afección. Pero Virginia ve a un rey inglés desnudo en el jardín gritando obscenidades y oye cantar a los pájaros en griego.

Después de la muerte de su hermano, Virginia le inventó una existencia imaginaria para ocultar su muerte, quizá en un literario intento de que las mentiras se convirtiesen en verdad. Siempre defendió que lo que no se cuenta no ha sucedido en realidad. Sus mayores crisis ocurren durante las guerras. En cierto modo la mantienen a salvo y su propio dolor la salva del dolor del mundo. Y ese hermano muerto a los 26 años es quizá el gran amor de Virginia.

Ella misma declara amar a su marido Leonard porque “él amaba a Thoby”. Icono feminista, no podía sobrevivir sin su marido, al que adoraba; su socialismo fue sobre todo apoyo al de su esposo; enamorada de Vita reprobó las relaciones lesbicas de ésta. Fue la editora de Freud en Inglaterra pero nadie pensó en el psicoanálisis para librarla de la tentación del suicidio. Porque Virginia se contradijo en todo menos en su carrera incesante hacia la muerte.

La primera vez se tiró de una ventana demasiado cercana al suelo, la segunda vez cayó en coma a causa del veronal, la tercera vez se metió una piedra en el bolsillo y se sumergió en el río Ouse. Era el 28 de marzo de i94i. Tenía 59 años. Ella se consideraba una escritora fracasada. El mundo la creyó un genio. Los niños que la encontraron pensaron que era un tronco flotante. Fueron los únicos en decir algo original de una mujer de la que se ha dicho casi todo. Y sin embargo, seguimos sin saber cuál era el verdadero norte de Virginia. Ni si al final llegó a alcanzarlo.



Eugenia Rico es Premio Azorín de novela. Autora de “La muerte blanca”, su última novela publicada es “Los amantes tristes” (Editorial Planeta).


 
 
 
Nicole con postizo.

por Julio A. Parrado
Para encarnar a Virginia Woolf, Nicole Kidman lleva una prótesis nasal (tardaban dos horas y media cada día en colocársela) que, junto al acento británico, hacen casi irreconocible a la actriz australiana. “Nicole, ¡qué bueno verte con tu nariz real!”, bromeaba Jack Nicholson en la ceremonia de los Globos de Oro. El postizo pasará a la historia del cine y puede hacer a la película merecedora de un Oscar al mejor maquillaje.

A excepción de la nariz, Nicole aparece sin maquillar. Al igual que la escritora, empezó a fumar. Como la actriz es zurda, aprendió a escribir con la derecha. Su interpretación le ha valido el Globo de Oro y es una de las favoritas para ser nominada a los Oscar.

El director es Stephen Daldry (“Billy Elliot”). El argumento muestra la influencia de “La señora Dalloway”, en tres mujeres de distintas épocas: un ama de casa (Julianne Moore) embarazada en 1951; Clarissa Vaughn (Meryl Streep), que prepara una fiesta para un amigo con sida en los años 90 y en la de la autora mientras la escribía en 1925.

“Es difícil y poco comercial. No he trabajado en ella por dinero”, dice Nicole de “Las horas”, que costó la “modesta” cifra de 25 millones de euros. Ella cobró siete millones. En tres semanas en EEUU sólo recaudó 2,2 millones.

SABER MÁS: La película “Las horas”, de Stephen Daldy, protagonizada por Nicole Kidman, Julianne Moore y Meryl Streep se estrena en España el próximo viernes.
 
 
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