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M A G A Z I N E 
225   Domingo 18 de enero de 2004
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Álvaro de Gracia: Sus virtudes son las relaciones personales, gran capacidad de trabajo y memoria y concentración excelentes
ÉXITO|PORVENIR ASEGURADO
Millonarios en 2010

Magazine apuesta por 10 jóvenes que triunfarán en el futuro

 
Francisco Gabriel García Fullana: Dentro de cuatro años quiere conseguir la beca Fulbright y en 2010 se ve actuando como solista. Para entonces y a los “cachets” actuales, podría ganar entre 9.000 y 12.000 euros por gala
 
 
Marc Masip: “Para hacer dinero en esto te tiene que gustar y has de tener ganas de crecer para estar al día y dar la talla”
 
 
Nekane Le Frik: “Yo paso de ensuciarme, quiero sentirme en mi mundo, no quiero integrarme en el ‘fashion system’”
 
 
Josean Martínez Alija: “Nadie se enriquece cocinando. Donde se hace un cocinero es en una gran cocina. A Berasategui le debo todo lo que soy”
 
 
Francisco Vallejo: “Para ser millonario hay que estar entre los 10 mejores del mundo”. A él sólo le quedan 15 puestos para llegar ahí
 
 
Iván Manresa: Su empresa de Internet, en la que sólo trabajan una empleada y él, factura alrededor de 34.000 euros mensuales
 
 
Javier Conde: En su agenda ya tiene programados conciertos en varios países del Este, en Nápoles, en Roma...
 
 
Francisco Castro: Con 24 años ha fundado y ha sacado adelante dos empresas de servicios y contenidos web. Ya va por la tercera
 

SILVIA NIETO FOTOGRAFÍAS DE CHEMA CONESA


Son jovencísimos y lo tienen todo para triunfar: inteligencia, energía, un espíritu de autosuperación a prueba de bombas y mucha ambición. Niños prodigio del mundo de la empresa, el espectáculo, la tecnología, la moda o la alta cocina, su trayectoria es la de una flecha que apunta directa hacia el éxito. Son los millonarios de un futuro que se encuentra a la vuelta de la esquina. Ni hijos de famosos ni víctimas de la buena suerte. Detrás de cada uno de ellos, incontables horas invertidas en formación y, por supuesto, las dosis de genio necesarias para destacar de entre el resto. Sorprende, asusta incluso, su madurez, impropia de una generación que protagoniza un alargamiento de la infancia nunca antes visto. El hecho de que, según datos del CIS, el 73,6% de los menores de 29 años viva en casa de sus padres lo dice todo, tanto como que, según datos de la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE), la media de edad de los emprendedores se haya desplazado, desde ?996 hasta hoy, de los 26 hasta los 32 años.

Dejando de lado excusas clásicas, como la dificultad para adquirir una vivienda, la precariedad del empleo..., está claro que los jóvenes se toman con calma su acceso al mundo adulto. Pero aun así, aspiran a ser millonarios. Según una encuesta de la agencia de comunicación DMBB, un 33% de los jóvenes españoles confía en ser rico y un 18% está seguro de que será famoso.
¿Cuántos de ellos lo lograrán finalmente? Un estudio publicado en 1985 por los investigadores estadounidenses Snarey y Vaillant concluyó que el éxito no estaba ni mucho menos ligado al famoso cociente intelectual (CI). Se hizo un seguimiento de 450 estudiantes hasta que alcanzaron la edad adulta y se descubrió que la mayor parte de quienes destacaban por su CI no había logrado un éxito relevante en lo relativo a salarios, productividad o categoría profesional. Por su parte, Daniel Goleman, inventor de la famosa inteligencia emocional, afirma que el CI sólo tiene un 20% de incidencia en el éxito, mientras que el 80% restante radicaría fundamentalmente en destrezas emocionales. Hasta tal extremo es así que, como explica Emilio Solís, director general adjunto de la empresa de selección de directivos y profesionales HaySelección, los tests psicotécnicos (pruebas de inteligencia, lógica, espaciales...) están en franco retroceso en los procesos de selección de personal.

Pero tampoco las competencias emocionales explican la alquimia que construye a un millonario. El cóctel es mucho más complejo e incluye, en dosis variables, ingredientes como la visión de futuro, la capacidad de generar ideas innovadoras, una altísima inversión en trabajo, gran habilidad para alguna labor de alto valor añadido, autodisciplina, gran autoestima, objetivos ambiciosos y una muy definida orientación hacia el éxito. En estos tres últimos aspectos influye de forma crítica, como ha podido constatarse durante la realización de este reportaje, la figura del padre (o de la pareja o del maestro). Su influencia, bien como modelo a seguir, bien por adoptar el activo papel de formador, entrenador o manager, parece ser definitiva en el proceso de creación de un triunfador. A veces, su peso puede resultar abrumador. Que se lo digan al magnate Richard Branson, cuya madre le hacía bajar del coche a la vuelta del colegio y correr varios kilómetros hasta su casa.

Napoleón Hill, un clásico de la literatura sobre el éxito, dedicó 25 años de su vida a entrevistar a 500 millonarios –Henry Ford, George Eastman o John D. Rockefeller– para averiguar las claves del origen de su riqueza. Una de sus principales conclusiones fue que la actitud personal es determinante para el éxito. Robert Greene en Las 48 leyes del poder también incide en este extremo. Llega a millonario quien piensa como tal, esto es, a lo grande. Y, por supuesto, quien sabe aprovechar todas sus oportunidades y generarlas. De ahí, la gran pregunta: ¿puede predecirse, como nosotros nos hemos propuesto en este reportaje, quién será rico el día de mañana? Según el orador, profesor y escritor de best- sellers Brian Tracy, sí, definitivamente, el éxito es predecible. No tiene nada que ver con la suerte, si entendemos ésta como un azar positivo que está fuera de nuestro control. Otra cosa distinta es estar en el lugar oportuno en el momento apropiado. Pero eso no es suerte, sino inteligencia. Todos nuestros elegidos la tienen. Ahora sólo falta que sepan sacarle el mejor partido.

Con la colaboración de AJE, H2o Magazine, CVA, David Gómez-Rosado (consultor tecnológico), Susana de Pablos (experta en “management”), Álvaro del Amo (crítico de ópera), Moda Barcelona, Baquia, Tintes Flamencos y Placement Center.

Álvaro de Gracia. Empresario. Abacus Consulting Technologies. Edad: 23 años. “Quiero que mi empresa se convierta en un modelo de negocio a seguir”. Capital: formación, experiencia, inconformismo, perseverancia, alta autoestima y ambición. Un referente: Hyperion Solutions. Es el socio más joven de los inscritos en la Asociación de Jóvenes Empresarios de Madrid. Y, sin embargo, su lenguaje es el de un maduro experto en “management”, impecable y centrado en los “grandes conceptos”. Y es que, antes de emprender su propia aventura, pasó primero por la universidad británica de Portsmouth –se licenció en Empresariales– y luego por la sucursal londinense de JP Morgan y la madrileña de Amadeus. En ambas, “tuve la oportunidad de implantar mejoras que tuvieron un impacto positivo y mensurable en un espacio de tiempo muy corto”. ¶ Eso encendió en su cabeza una lucecita: si había ineficiencias notables en multinacionales (las que él había ayudado a corregir, por ejemplo), “con más razón las tendrán empresas más pequeñas. Con este convencimiento y la certeza de que podía aportar soluciones al mercado, decidí lanzarme a la aventura empresarial”. ¶ Una inversión inicial de 3.000 euros y mucha paciencia dieron sus frutos a finales de 2002, cuando surgió, por fin, la primera oportunidad, “un proyecto para desarrollar una solución de gestión a medida para una empresa líder del sector textil”. ¶ Salió bien. Tanto, que existe la posibilidad de que Abacus implante una solución en breve en la casa matriz del cliente en Londres, así como en sus filiales de Teherán, Dublín y Tokio. Las previsiones de facturación para 2003 eran de unos 100.000 euros y un mínimo de 200.000 para este año. ¶ Para 2010, el madrileño De Gracia augura a su empresa prestigio y un buen posicionamiento en el mundo de la consultoría tecnológica. Y puestos a pedir, “lograr que Abacus se convierta en un modelo de negocio a seguir”. El espíritu emprendedor le viene de casta (su padre tiene una empresa de marketing) y, de hecho, su familia fue la primera en animarle a que montase su propio negocio, “siempre me han dicho que si deseas algo y luchas por ello, lo consigues”.

Francisco Gabriel García Fullana. Violinista. Edad: 13 años. “Mi sueño: tocar en el Carnegie Hall”. Capital: gran precocidad, un maestro excepcional (Manuel Guillén), apoyo familiar incondicional, familiaridad con los escenarios, genialidad y grandes expectativas. Un referente: Itzhatk Perlman. El currículo de Francisco Gabriel García Fullana pone los pelos de punta. El mallorquín empezó a ganar concursos de violín a los ocho años, a los nueve se estrenó como solista con la Orquesta Sinfónica de las Islas Baleares, a los 11 debutó con la Orquesta de Radiotelevisión Española y a los 13 ha sido violín solista en un concierto junto al coro infantil de la Filarmónica de Dresde. ¶ No es extraño, por tanto, que afirme desconocer lo que es el miedo escénico: “Llevo subiéndome a escenarios desde pequeño, así que te habitúas. No hay nervios”, explica el joven prodigio. ¶ Que el niño tenía algo no solamente lo supieron sus padres al poco tiempo de que Francisco Gabriel eligiese (porque lo escogió él) este complicadísimo instrumento de cuerda para iniciarse en la música. ¶ Cuando tenía ocho años, el prestigioso violinista Vartan Manoogian recomendó que recibiese formación específica periódica por parte de Manuel Guillén Navarro, catedrático del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, violinista y concertino de la Orquesta Reina Sofía. Para ello, los padres, funcionarios, se trasladaron a vivir a Madrid. Y a partir de ahí, aquello fue una auténtica maratón. ¶ Francisco Gabriel compagina la enseñanza superior en el Conservatorio de Madrid con las prácticas de violín (toda la tarde) y tercero de la ESO a distancia (de ocho a 10 de la noche). ¿Adónde lleva todo esto? Para empezar, dice el pequeño, a pelear dentro de cuatro años por una beca Fulbright que le permita estudiar en la Juillard School de Nueva York. Y, en 2010, a actuar ya como solista. Para entonces, a “cachets” de hoy, podría estar ganando alrededor de 9.000 y 12.000 euros por gala. Aunque, por el momento, Paco prefiere pensar en metas algo más elevadas: “Mi gran ilusión sería tocar en el Carnegie Hall de Nueva York”.

Marc Masip. Programador y diseñador multimedia. Edad: 19 años. “La calidad se paga”. Capital: precocidad, dominio técnico, creatividad, alta motivación, conocimiento del mercado y las tendencias. Un referente: Yugop. Este barcelonés empezó a trastear con ordenadores a los nueve años. “Quedé fascinado con la gran herramienta que era entonces el 286 que teníamos en casa, algo que le salió bastante caro a mi familia por las veces que tuvieron que llamar a técnicos para que lo arreglaran después de que yo lo desconfigurara”. Ahora, lleva camino de convertirse en un virtuoso del 3D, como refrendan los dos premios que recibió en el certamen Campus Party 2002 (Valencia) y que constituyeron su primer éxito. ¶ Con 13 años, se apuntó a un curso de técnicas de programación y “tuve la suerte de tener un profesor que me machacó el tema y no me dejó tocar el ordenador. Me enseñó la esencia de la programación, la búsqueda de algoritmos para la solución de problemas”. Prendida la mecha, empezó a programar y hoy anda metido en el desarrollo de aplicaciones con salida gráfica 3D, orientadas, por ejemplo, a la creación de videojuegos. ¶ Aunque su actual prioridad es acabar el bachillerato (tiene atragantada la asignatura de Catalán), ya ha hecho unos pinitos de lujo en el campo del diseño profesional. En Ingènium, una empresa de desarrollo web, ha estado a cargo de casi todo el montaje y programación de páginas como las de Actimel o Vitalinea. Su mayor aspiración: “crecer y curtirme en el desarrollo de tecnologías, lograr formas novedosas de presentación de los datos, entretenimiento y simulación”. Sus principales referentes son el diseñador Yugo Nakamura y los artistas de la galería de Raphael Benedet. ¶ Ha tenido en su familia su principal apoyo, “siempre ha confiado más en mí y me ha ayudado”. Su perspectiva del futuro es tan diáfana como su percepción de las claves del éxito: “Me gustaría montar mi propia empresa y rodearme de gente para desarrollar trabajos más ambiciosos. Yo creo que para hacer dinero en esto te tiene que gustar y has de tener ganas de crecer para mantenerte al día y dar la talla. De esta forma, eres capaz de dedicar un montón de horas y hacer buenos trabajos, donde la calidad se paga”. ¿A cuánto? Depende. Si tienes visión de negocio y entras en el mundo del videojuego, como el norirlandés David Perry –quien fue tan precoz como Masip–, te forras (ha vendido juegos por valor de 500 millones de euros).

Nekane Le Frik. Diseñadora de moda. Edad: 25 años. “Me veo compartiendo pasarela con John Galiano”. Capital: energía, originalidad, desinhibición, provocación, estilo propio, mentalidad empresarial, altos objetivos. Un referente: John Galiano. Acaba de salir, por tercera vez consecutiva, de la pasarela Gaudí airosa, elogiada su frescura y con un premio al mejor diseñador del colectivo. Nekane irrumpió en la pasarela con su perro-fetiche, un pastor vasco al que, dice “quiero muchísimo y por eso va conmigo a todas partes”. ¶ Descubrió su camino hacia el diseño de moda en Nueva York. Antes había estudiado diseño gráfico en San Sebastián y había hecho prácticas con Mariscal pero, de repente, su perspectiva cambió. Volvió a España, se puso a diseñar moda, estudió patronaje y presentó sus tres primeras colecciones, “pero me di a conocer en Gaudí, allí me metí en el mundo profesional, empecé a tener un respaldo (promocional y económico, pues la institución subvenciona sus desfiles) y a vender”. Ya de niña, algo en esta pamplonica hacía presagiar que no se conformaría con poco. “Cuando era pequeña soñé que iba a ser quien soy ahora. Y además estaban mi independencia, mi sentido de ser única, mi fascinación por la ropa...”. Su madre, dueña de una farmacia, tiene mucho que ver en que el sueño se convirtiese en realidad: “Siempre me ha respetado y respaldado”. ¶ Ahora trabaja en su colección de invierno 2004 y en sacar adelante su empresa, nacida hace seis meses y en la que trabajan cinco personas. Como no le gusta hablar de dinero, nos quedamos sin saber cuánto se ha invertido en ella, pero según dice, ha sido “mucho”. Sus primas Amaya y Ollana se sumaron al proyecto Le Frik como socias capitalistas y emocionales. ¶ Una curiosidad: si quiere usted comprarse un vestido suyo lo tendrá más fácil si va a Francia, Japón o Kuwait. Le Frik conoce bien las reglas del juego, y sabe que para triunfar aquí, primero hay que triunfar allá: “No huyo de la realidad, ni tampoco la juzgo. Sabía que aquí iba a vender poco, que fuera se me iba a valorar más”. Para 2010 se ve feliz, con su perro, los hijos de su perro y sus propios retoños, pero también con una marca asentada y, por qué no, compartiendo desfile con Galiano en las pasarelas de París: “Es un reto. Que vea mi trabajo y diga ‘¡waka!’”. ¿Y para eso no deberá meter un poco más la cabeza en el “fashion system”? “Paso de ensuciarme, quiero sentirme en mi mundo, no quiero integrarme”. ¿Actitud suicida o aura de misterio? Más bien lo segundo.

Josean Martínez Alija. “Chef” del restaurante del Museo Guggenheim (Bilbao). Edad: 24 años. “No creo en el éxito. Creo en el prestigio”. Capital: un mentor de primera (Martín Berasategui), gran técnica, gusto exquisito, inagotable afán de superación. Un referente: Martín Berasategui. Se dice de este bilbaíno que va camino de convertirse en uno de los mejores cocineros del país, que como creador ya apunta un estilo propio y que su técnica es depuradísima. A sus encantos culinarios se ha rendido incluso el icono de la nueva cocina francesa, el mítico Paul Bocuse, quien, refiriéndose a un ágape elaborado por el joven genio, dijo: “La comida de hoy ha sido una de las más gloriosas que he hecho en toda mi vida”. ¶ Calificado por el crítico gastronómico Rafael García Santos como “joven superdotado”, el creador del “Foie gras de pato asado en entero con fideos de zanahoria escarchados y makil-goxo” (premio al plato más artístico de “Lo mejor de la Gastronomía”) y ganador del VI Campeonato de España de Alta Cocina de Autor para Jóvenes Chefs en 2000, está llamado a convertirse en otro Ferrán Adrià. Por el momento, ya saborea las mieles del éxito, aunque lucha por que no se le atraganten. “Es importante olvidarte de él para que no te engorde el ego. Además, ¿qué es el éxito? Un momento dulce y después, ¿qué? No creo en el éxito. Creo en el prestigio”. ¶ El cariño por la cocina se lo inculcó su abuela cuando él era un mico. En el caserío familiar eran muchos a comer y ella se ocupaba de las cacerolas, algo que fascinaba a Josean. Así que, a los 14 años empezó Hostelería, en FP, con el apoyo de sus padres –trabajadores del campo que le inculcaron los valores de la paciencia y la constancia–, ya lo tenía claro. Pero fue trabajando con Martín Berasategui en La Sartén cuando empezó a traslucir su genialidad. “Donde se hace un cocinero es en una gran cocina. Berasategui me enseñó a cocinar profesionalmente. Le debo todo lo que soy”. ¶ El hoy jefe de cocina del restaurante del Guggenheim –considerado como uno de los 20 mejores de España– dice no dejarse seducir por los espejismos del futuro y aferrarse a los retos del presente. “Tengo fe en la superación, en el perfeccionamiento y en abrir mucho los ojos para inventar cosas nuevas”. Su desafío: crear escuela y seguir siempre en vanguardia. ¿Y los millones por venir? Como su mentor Berasategui, piensa que nadie se hace rico cocinando. Claro que, como también ha dicho éste, “juntando muchos granitos de arena puedes reunir un pequeño montón”. Que se lo digan a Arguiñano...

Francisco Vallejo. Ajedrecista. Edad: 21 años. “Aspiro a lo máximo”. Capital: un cerebro prodigioso, madurez, alta motivación, controlada ambición. Un referente: Kasparov/Fisher. Apenas traspasada la veintena, este menorquín es la gran esperanza del ajedrez español y ya ocupa el número 35 en el ranking mundial. Al realizarse este reportaje, estaba a punto de viajar a Bulgaria para participar en el Europeo de Naciones. Dedicado “full time” al ajedrez, practica entre cuatro y siete horas al día. Su padre, mientras tanto, ejerce de “manager”. ¶ Empezó a jugar a los cinco años, inmerso en la fiebre ajedrecística que vivía su propia familia (todos jugaban: su padre con su abuelo, sus hermanos entre sí, su madre con su padre...). Como el niño destacaba, sus padres le matricularon en una escuela de ajedrez en Menorca. Y ahí, Paco metió el acelerador. Con ocho años ganaba su primer torneo y se convertía en campeón de Baleares sub-14 y sub-16. ¶ Aunque puestos a pedir –Vallejo querría llegar a campeón del mundo–, dice no plantearse retos a largo plazo. “Nunca he tenido prisa en conseguir títulos”, explica quien fuera candidato al Premio Príncipe de Asturias de los Deportes a los 10 años y dejase boquiabierto a medio mundo, en 1998, cuando venció al superordenador de IBM “Deep Blue” durante el acto de promoción de la espectacular máquina. Sólo Kasparov lo había conseguido anteriormente. ¶ ¿Cómo funciona la mente privilegiada de quien obtuviese la consideración de Gran Maestro Internacional de Ajedrez a los 16 años y un año más tarde se convirtiese en campeón mundial sub-18? Ante todo, con sosiego y una inusual madurez: “Soy una persona que se motiva mucho, siempre intento dar el siguiente paso. Y sería muy extraño que algo llegase a desmoralizarme respecto al ajedrez”. ¶ Aunque admira a los clásicos, como Kasparov y Fisher, no colecciona mitos, sino buenas partidas. Cree que el suyo es “un lujo de trabajo” y conoce bien las condiciones para hacerse rico en el negocio (en el que, por cierto, se mueven cifras de mareo, superiores al cuarto de millón de euros para los primeros premios de grandes campeonatos como el Mundial): “Tienes que ser buenísimo. Para llegar a millonario, hay que estar entre los 10 mejores del mundo”. A él sólo le quedan 15 puestos para acceder a esa elite. De todas formas, se permite dar un consejo a los padres atraídos por la fantasía de hacerse ricos a golpe de jaque mate filial: “Si lo que quiere es que su hijo se haga millonario, no le recomiendo este trabajo. Hay cosas más fáciles”.

Iván Manresa. Empresario. Maxmovil. Edad: 24 años. “Tengo en mente un proyecto que será único en Internet”. Capital: buenas ideas, autoestima, visión de negocio, prudencia, perseverancia, inconformismo y ambición. Un referente: sus padres. Nacido en Alicante, su odisea empresarial comenzó cuando sólo tenía 21 años, aunque ya antes había hecho sus pinitos en Internet con una web desde la que se podían descargar melodías para móviles y gracias a la cual obtenía algunos ingresos por publicidad. ¶ Pero el fuego real llegó con Maxmovil.com, proyecto que puso en marcha con la idea de obtener algunos ingresos para mantenerse durante su estancia en Madrid, donde estudiaba un curso de la carrera que todavía no ha terminado (le quedan dos asignaturas para acabar Ingeniería Industrial). Se trataba de algo tan simple –y tan complicado por aquellas fechas– como vender teléfonos móviles y otros productos de electrónica de consumo de última tecnología por Internet. No invirtió ni un duro, sólo trabajo. Al cabo de poco tiempo, facturaba tres millones de las antiguas pesetas al mes. Hoy está en casi 34.000 euros mensuales y subiendo... Tanto, que sus expectativas de facturación para 2003 eran de 400.000 euros, lo que no está nada mal si se tiene en cuenta que en la empresa sólo trabajan él y una empleada. ¶ Manresa nunca se creyó aquella tontería de que Internet iba a ser la panacea. De hecho, su propio escepticismo ha sido clave en el éxito de su negocio: “Nunca me ha gustado la teoría, soy de los que piensan que el movimiento se demuestra andando. La venta por Internet es algo bastante complicado, no hay teorías que funcionen”. La vena realista le viene de casta. Por eso, cuando se le pregunta por su empresario modelo, no se lo piensa dos veces: “Mi padre tiene 67 años y sigue al pie del cañón. Estoy seguro que haber nacido en una familia de empresarios ha tenido y tendrá una gran influencia en mi vida”. ¶ Hombre de acción, pero metódico (colecciona sellos, monedas y cupones de lotería), que desde niño sintió una gran atracción por los ordenadores –“hubiera sido un gran informático, pero la idea de pasar delante del ordenador más tiempo del que ya lo hacía me asustaba”– hoy tiene en mente un proyecto que, asegura “será único en Internet. Espero tenerlo en marcha en el mes de diciembre y duplicar ventas en un año. Sé que no doy muchas pistas, pero es que no quiero que se me adelante la competencia”. A estas velocidades, seguro que no.

Javier Conde. Guitarrista flamenco. Edad: 14 años. “Llegaré lo más lejos que pueda”. Capital: precocidad, técnica, virtuosismo, un maestro y representante excepcional (su padre), experiencia en escenarios internacionales, alta motivación. Un referente: Paco de Lucía. De la mano de su padre, “tocaor” profesional, empezó a aprender guitarra a los cuatro años y debutó a los ocho. Recibió su primer galardón a los 10 (segundo premio en el primer concurso Jóvenes Promesas de la Guitarra Flamenca, celebrado en Jerez) y a día de hoy acumula ocho. El último: Primer premio del VI Concurso Nacional de Guitarra para Jóvenes Aficionados. ¶ Los críticos aplauden su gran técnica, su importante fraseo y su personalidad artística. El poeta y flamencólogo Félix Grande decía de él, en marzo del pasado año, que “sólo le faltan dos o tres años y sufrir un poquito. Cuando pase por el infierno de la adolescencia va a salir ‘templao’, como el hierro al rojo, y entonces nos va a hacer crujir los huesos”. ¶ Por el momento, el cacereño ya levanta de sus asientos a audiencias de todo el mundo, desde Sicilia hasta Suecia. En su agenda más inmediata: conciertos en varios países del Este, en Nápoles, en Roma... y la grabación de su segundo disco, después del recién editado “Homenaje a los grandes de la guitarra”, donde se ha atrevido con creaciones de su idolatrado Paco de Lucía, Andrés Batista, Sabicas, Niño Ricardo, Serranito y Niño Miguel, todo un reto a decir de los expertos. Como en el caso de Paco de Lucía –“el mejor” –, la influencia del padre es crucial. José Antonio Conde es el máximo responsable de las cinco horas de práctica diaria –“un maestro duro”, dice de él Javier–, de su acceso al Conservatorio y, por supuesto, de todo lo que tenga que ver con las galas, las grabaciones y la promoción. En definitiva, se trata de un “manager integral”, probablemente más motivado que ningún otro para colocar a su estrella en el firmamento, donde cree que se merece brillar. ¶ Reservado, serio y empeñado en que el éxito no se le suba a la cabeza, Javier Conde se ve a sí mismo en 2010 “con coche y siguiendo hacia delante”, aunque cuando se rasca un poco en lo que a aspiraciones profesionales se refiere, la meta está al otro lado del charco, en el Carnegie Hall de Nueva York, y sobre todo en “llegar lo más lejos que pueda con la guitarra”. Al margen de los goces artísticos, la apuesta puede salirle millonaria. El “cachet” de un artista flamenco de categoría supera los 18.000 euros. Y andandito, andandito, se hace el caminito...


Francisco Castro. Empresario. Inxenio. Edad: 24 años. “Las claves del éxito son la constancia, la seriedad y el buen hacer”. Capital: inteligencia, olfato empresarial, alta capacidad de adaptación, ambición. Un referente: el estudio de Miguel Ripoll. Su trayectoria ha sido diabólicamente rápida. A una edad en la que la mayoría está preguntándose qué será de mayor, a él le ha dado tiempo de fundar y sacar adelante dos empresas de servicios y contenidos web. Ahora va a por la tercera, un proyecto más ambicioso relacionado con la consultoría de servicios en Internet. ¶ De familia humilde –su padre se dedica a la construcción y su madre es artesana– su vena tecnológica se dejó ver muy temprano. “De niño, lo que más me gustaba era abrir los aparatos eléctricos para ver por qué funcionaban, sobre todo las radios; eran mi fuerte...”. Y cuando la informática entró en casa, se desató la pasión: “Siempre he tenido ordenador, desde que apareció el primer Spectrum”. Estudió Administración y Dirección de Empresas y varios “masters” y cursos de Comercio Electrónico, Programación, Marketing Online y Planificación de Proyectos, aunque hace hincapié en que en su formación ha sido fundamentalmente autodidacta. La idea de hacerse empresario surgió “como un juego con un grupo de amigos”. ¶ Los 18.000 euros invertidos en esa primera aventura pronto dieron sus frutos. La concesión de diversos premios nacionales e internacionales (como el primer premio IBest 2002 al mejor portal inmobiliario) ratificó que se movía en la dirección adecuada. Pero no era suficiente. “Consideré que había culminado una etapa, y así nació Inxenio, que creé junto con mi amigo David Ronquete”. Uno de los últimos trabajos de este gallego ha sido un macroportal que permitirá la venta de pescados y mariscos a través de Internet, Maremundi.com. Pero claro, no iba a plantarse ahí. Así que “ya estamos preparándonos para crear una nueva empresa que, según nuestras expectativas, superará en capacidad y rendimientos a cualquier proyecto anterior”. ¶ Si las previsiones para 2003 eran superar los 180.000 euros de facturación, con su nueva aventura prevé aumentarla al menos un 150%. ¿Y después? “No me fijo metas. El objetivo es que nuestra marca se convierta en un sinónimo de calidad”. Seguro que su madre –“apoyo indispensable”– sería la menos sorprendida si para 2010, su hijo emula a Antonio González-Barros, el creador de Intercom que hace unos años se embolsó 13 millones de euros por la venta parcial de su empresa.

Nuria Requena. Soprano. Edad: 23 años. “Tengo muy claro qué hay que hacer y cómo”. Capital: el mejor maestro (Francisco Ortiz), una voz privilegiada, capacidad de trabajo, actitud realista, paciencia y persistencia. Un referente: María Callas. Su maestro, Francisco Ortiz, quien fuera primer tenor del Teatro de la Zarzuela y compartiese trabajo con los grandes de la escena internacional, dice de ella que es una joya. Aunque, como a toda cantante lírica a su edad, a esta sevillana le queda mucho hasta que su voz dé lo máximo, entre los 38 y los 39 años. Pero ella ya apunta maneras de diva que beben, entre otras fuentes, de su admiración por La Callas, cuya voz, dice, “te imprime el deseo de prepararte para transmitir lo mismo que ella”. ¶ Empezó a tocar el piano a los nueve años y a cantar a los 16, animada por sus padres, él matemático, ella médico y pedagogo, ambos responsables de su amor por la música. Nuria asume las paradojas del mundillo operístico en España –“sé que hay que salir fuera a triunfar para poder hacerlo después aquí”– y está dispuesta a echar toda la carne en el asador en pos del éxito, aunque “no a cualquier precio. Sé lo que hay que hacer y cómo, e invertiré todo el trabajo que sea necesario. Incluso estudio idiomas para sacar el mayor provecho a mi carrera cuando salte al extranjero. Pero no pienso sacrificar mi vida personal”. Por el momento, no supone ningún problema, ya que su marido la apoya (entre otras cosas, financieramente, ella dedica todo su tiempo a formarse), tanto como Ortiz. Éste es algo más que un maestro. La ayuda a medir con precisión milimétrica su carrera, igual que a modelar y proteger esa voz que define como “mucho metal y mucho terciopelo”. Hasta hoy, sólo unos cuantos han podido disfrutar de ella (en su estreno en 2000 como cantante solista con el coro de cámara Polymnia, o en la reciente puesta en escena en Madrid de tres obras de Fausto Abraxas) y un selecto grupo lo hará en marzo, durante un concierto que prepara sobre obras de mujeres del siglo XX, porque en la estrategia de maestro y alumna no entra quemarla antes de que esté madura. ¶ ¿Dónde estará en 2010? Ella se ve fuera de España, cantando, y no en un coro. Entre sus anhelos, la Ópera de Viena como escenario –también le toca la fibra el teatro Cervantes de Málaga– y el personaje de “La Mimí” de “La Bohème”, culpable en cierto modo de su pasión: “Fue la primera ópera que escuché en directo, cuando tenía nueve años”. Con un papel protagonista como ése, hoy ganaría unos 24.000 euros por función.


 
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