El reto del 2000


El reto del 2000



El reto del 2000

Es una diva. Una de las últimas leyendas del mundo de la ópera. Un mito a fuerza de esplendor y de genio. En la intimidad, resulta una mujer dulce, de voz pequeña y tímida, pero que se expresa combativamente a favor de la paz y la felicidad de los demás.

Nació con el cordón umbilical alrededor del cuello. Su madre, temiendo por su vida, juró consagrarla a la Virgen de Montserrat, patrona de Cataluña, si sobrevivía. A esta promesa materna le debe su nombre, en agradecimiento a La Moreneta. No tuvo una infancia fácil, interrumpió sus estudios tras la muerte de su padre y trabajó cinco años en una fábrica de pañuelos de Barcelona, su ciudad natal. Tenía 16 años cuando los Beltrán, una acomodada familia catalana dedicada a las artes, le hacen un ofrecimiento que cambiará su suerte: una beca para estudiar canto en el Conservatorio de Barcelona. La vida de Caballé se convierte poco a poco en una larga partitura. Hoy, sus honorarios le permiten invertir en obras caritativas: Montserrat ha creado una fundación para niños con síndrome de Down y otra para los chicos sin recursos de Barcelona.

Pregunta.-Como cantante, usted interpreta una música escrita en el pasado: ¿pueden expresar el presente esas partituras?

Respuesta.-Por supuesto, la creatividad de un artista nace de su sensibilidad interior. En la música, esa sensibilidad forma el tejido del lenguaje artístico, cuando el artista lo interpreta con fe, abarca el espacio sensible del tiempo. Nos hallamos en el terreno del puro sentimiento. Por este motivo, la música, que no tiene edad, nos llena de paz. Los sentimientos son eternos. En estos tiempos en que la paz se encuentra amenazada sin cesar, la música resulta más necesaria que nunca.

P.-¿Puede el paso del tiempo convertirse en una fuente de repetición y, en consecuencia, de aburrimiento?

R.-No, en primer lugar, cada interpretación permite profundizar en el papel y descubrir nuevos aspectos en el seno mismo de la obra. Además, está la magia del escenario. Cada velada se convierte en una velada distinta. ¡Afortunadamente! Sería muy triste que cada día fuese una copia del anterior. El arte no es una actividad científica, siempre existe una dosis de misterio y de espontaneidad.

P.-¿Acaso vivir en el mundo de la música implica una percepción distinta del paso del tiempo?

R.-En la música no se percibe el transcurrir del tiempo. Cada nota musical posee la fluidez de la sangre en las venas. Pienso que esta sensación afecta a todos los hombres y les acerca.

P.-En este fin de siglo, todas las obras parecen tener una interpretación de referencia. ¿Piensa usted que los nuevos valores pueden ofrecer una renovación?

R.-Cada individuo es distinto. Cada nuevo intérprete puede aportar algo inédito a un papel. Los jóvenes intérpretes desarrollan su propia personalidad, su instinto, hallan en sí mismos un nuevo camino y no se dedican a imitar a los viejos.

P.-¿La tecnología del sonido permite abrir una nueva vía a la interpretación?

R.-Puede aportar mejoras en el ámbito de la calidad sonora. La tecnología permite reproducir con absoluta exactitud el sonido natural de la voz y de los instrumentos, sin alteración alguna. En lo que respecta a la interpretación, la técnica ni puede ni debe perturbar la espontaneidad de los músicos ni de los cantantes. En la música existe una parte humana, independiente de cualquier tecnología. La voz humana es, sin duda alguna, el ejemplo más impactante de ello.

P.-Como embajadora de la paz, ¿cuál es su impresión sobre los conflictos mundiales?

R.-Todas las guerras son espantosas. Lo absurdo del razonamiento humano consiste en afirmar: "Él no piensa igual que yo, por lo tanto es mi enemigo". Eso es un absurdo. Sin embargo, esa tensión proviene de la noche de los tiempos, a pesar de que el mundo hoy día presuma de civilizado, las guerras nos confirman que todavía estamos lejos de alcanzar esa meta.

P.-¿Con el paso del tiempo, su experiencia personal le ha impulsado a expresar otros mensajes, otros sentimientos a través de las obras que ha interpretado en el pasado?

R.-Sí y no. Cuando interpreto, lo hago convencida, no intento convencer. Cuando canto y vuelvo a cantar Tosca o Norma no puedo escoger otro camino, me identifico con el personaje. Cada vez es el mismo, siempre. La experiencia es útil para eliminar los errores y mejorar ciertos aspectos técnicos. Paradójicamente, con el paso del tiempo uno se libera de las restricciones técnicas y alcanza una sinceridad mucho mayor.

P.-Usted que habita en un mundo tan excepcional como el de la música, creada por el hombre, ¿qué piensa de todo el mal que éste ha originado?

R.-El hombre es el animal más variable de este planeta. El bien que puede realizar es inmenso pero, a la vez, el mal que puede generar escapa a toda imaginación. Los hombres, con tal de alcanzar el poder, no dudan en aplastar la voluntad y la inocencia de sus semejantes. Sin embargo, la raza humana ha demostrado, a través de los siglos, su inmenso potencial a la hora de hacer el bien y finalmente se acaban imponiendo los valores de la humanidad. En particular, pienso que el arte musical puede influir en los sentimientos humanos y contribuir a la creación de una sinfonía universal, sin fronteras de ningún tipo.


Monserrat Caballé

Ficha


Pío Cabanillas / La colina de los 446.444 budas/ Seis vidas herbívoras/ El reto del 2000: Monserrat Caballé/ Mesa y mantel/ Vino/ Recetas de aves/ Jazmines en el ojal/ De cerca / Muy personal / Aquellos años... /

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