Reportaje

A pesar de las astronómicas cifras que se pagan en las subastas por las obras de Van Gogh, el genial pintor no consiguió vender un solo cuadro en vida. Cuando la fiebre creativa arreciaba y los botes de óleo desaparecían de su estudio a gran velocidad, era necesario reponerlos. Van Gogh no poseía nada más que los lienzos que pintaba y, para conseguir algo de dinero, optaba por venderlos a un ropavejero que los saldaba en la calle como telas para repintar. Muchos fueron adquiridos por un rico comerciante aficionado al arte, que pintaba encima de las vigorosas pinceladas de Van Gogh sus vulgares paisajes, naturalezas muertas y retratos.

Reportaje
TIZIANO. "Isabel de Portugal" (1548), Museo del Prado. Según Palma "El Joven", alumno de Tiziano, el genial artista iba pintando cuadros que dejaba apoyados en los muros de su estudio, cara a la pared. Cada día daba la vuelta a alguno de ellos y lo modificaba. Así, una y otra vez. Tiziano, maestro del retrato renacentista, era un "arrepentido" impenitente y gran ahorrador de lienzos. Las radiografías han revelado que debajo del mayestático retrato de Isabel de Portugal hay otra figura femenina que nada tiene que ver con la reina y que se parece al personaje de una escena mitológica. Más que un "pentimento", es un caso claro de reutilización del lienzo. Tiziano nunca conoció a Isabel de Portugal y pintó este bellísimo retrato suyo nueve años después de su muerte.

Descubrir bajo los cuadros secretos como éste es tarea del gabinete de documentación técnica del Museo del Prado que dirige desde hace 20 años Carmen Garrido. "Utilizamos las radiografías, la reflectografía infrarroja, los exámenes con distintas luces -rasantes, ultravioletas- y los análisis de la materia, ya sean soportes, aglutinantes, pigmentos, es decir, todo lo que comporta la obra. Estos estudios son muy importantes para conocer el método que cada artista ha seguido para la creación de sus originales (unos pintan directamente a la prima sobre el lienzo, otros hacen muchos dibujitos sobre papel antes de abordar el tema, otros componen figuritas y teatritos, como Tintoretto...) y para aplicarlos en la restauración: qué pintura ha perdido, qué es original y qué no...".

El trabajo de Carmen Garrido y su equipo ha hecho posible el reciente descubrimiento de un retrato de Godoy bajo las faldas de la bella figura de su joven esposa, la condesa de Chinchón, pintada por Goya en 1800. En el estudio previo a la presentación del cuadro, adquirido por 4.000 millones de pesetas por el Estado español, el equipo técnico advirtió que, con la cabeza a la altura de los pies de la condesa, se detectaban dos figuras, una de las cuales, sin ningún género de duda, es un retrato de Godoy, muy parecido al que Goya incluyó en Godoy como protector de la instrucción.

Estos cambios de idea se denominan pentimento, palabra italiana que significa arrepentimiento. El artista pinta, cambia de idea y comienza de nuevo sobre lo anterior. Las galerías que alberga el gabinete de documentación técnica del Museo del Prado están llenas de ejemplos. "Las radiografías dan mucho de sí -continúa la directora-. Se pueden estudiar las pérdidas de color, cuál es la ejecución pictórica y los cambios que se han introducido. Casos muy concretos y espectaculares revelan otra idea compositiva del pintor o un proyecto totalmente diferente, una reutilización del lienzo o, simplemente, su misma manera de pintar que le lleva a superponer una cosa sobre otra". Ya se han realizado estudios completos de Velázquez, El Greco, El Bosco, Sánchez Coello y Rafael, pero queda mucho por hacer. Aunque no todos son propensos al arrepentimiento. Ana Serrano, pintora fascinada por este fenómeno asegura que "son los artistas más sueltos y expresionistas los que corrigen más a menudo. Goya y Velázquez pintaban directamente sobre la tela, la textura de sus cuadros es rica, rugosa y matizada. Sin embargo, El Bosco planificaba al milímetro sus composiciones".

Los hermanos Ubaldo y Pilar Sedano son responsables de los gabinetes de restauración del Museo Thyssen-Bornemisza y del Reina Sofía, respectivamente. En ambos se realizan estudios que revelan ejemplos de pentimento de los pintores modernos. "En el Arlequín de Picasso hay un cambio de postura de las piernas, evidente casi a simple vista y confirmado por las radiografías", comenta Ubaldo.

Reportaje
TIZIANO. "Felipe II con armadura" (1551), Museo del Prado. Felipe II conoció a Tiziano en Milán en 1549, cuando aún era príncipe. Fue durante su primer gran viaje fuera de España, en el que recorrió Italia, Austria, Alemania y los Países Bajos. Le encargó varios retratos al afamado maestro, el primero de los cuales fue pintado en Ausburgo, donde Felipe había acudido a la celebración de la Dieta. Debajo de su retrato, Tiziano había empezado otro de su padre, el emperador Carlos V, cuyo proyecto abandonó. Todo quedó en familia y, que sepamos, sin implicaciones psicoanalíticas.

Y en la vida real, ¿quién podría, al arrepentirse de lo ya vivido, corregirlo añadiendo nuevas capas de pintura hasta que lo nuevo ocultara cualquier traza de lo antiguo? ¿Existiría algún pintor mágico que corrigiera nuestra vida hasta que fuéramos exactamente como queremos ser? Las mujeres de la familia de Carlos IV hicieron un tímido intento de tan metafísco propósito al obligar a Goya a adelgazar sus robustos talles, detalle que el poco cortesano pintor no había tenido la delicadeza de advertir por propia iniciativa. La técnica radiográfica muestra así un antecedente de los retoques fotográficos que se realizan actualmente sobre las pieles y los cuerpos de actrices y supermodelos, y que tanto hacen sufrir por comparación a una parte importante del género femenino. Y es que el pasado a veces vuelve y nos delata. Dicen que los caballos de Velázquez son tan tripudos porque el maestro se hacía traer animales muertos que sujetaba del techo mediante unas colgaduras para copiarlos. Pasaban los días y los vientres se iban hinchando como consecuencia de la putrefacción. Nunca plasmaba las patas de de manera natural, lo cual es lógico teniendo en cuenta la rigidez de los cadáveres. Apenas hay caballo salido de su pincel cuya radiografía no revele varios arrepentimientos. En algunos casos, el distinto relieve de la pintura permite, a simple vista, apreciar tres patas donde sólo debería haber dos. ¿No es bueno saber que los grandes genios también dudan y se confunden?


- www.museoprado.mcu.es
- www.museoreinasofia.mcu.es
- www.museothyssen.org
"Velázquez, técnica y evolución", Carmen Garrido. Museo del Prado, 1992.


TOP  LA REVISTA VOLVER
Reportaje