Reportaje

Tercero interior derecha, interior derecha, a ver... Aquí no pone nada. Riiiiing, ¿sabe usted si...? Sí, sí, es aquí.

Esperábamos una puerta con grandes rótulos, suelos alfombradísimos y, dentro, la ejecutiva que corresponde al cargo (consejera de edición del Grupo Recoletos). Pero nada. Ni títulos ni alfombras ni nada. Covadonga O'Shea tiene el ego dilapidado por la Obra. Es sencilla y de alguna forma neutra, lleva en cierta torsión de la boca la dureza de su origen, de Bilbao; aun tratándose de la margen derecha, Las Arenas, de toda la vida, O'Shea Artiñano, emparentados con los Botín. Covadonga se ruboriza con frecuencia y le abruma sincerarse ante el diafragma de Chema Conesa y ante unas preguntas por veces indiscretas: ¡culebrón!, ¡arrugas!, y cosas de éstas nos dice.

Reportaje

"A media mañana venís al estudio". Así que, 12 en puntísimo, esperábamos encontrarla en una planta de oficinas trepidante, trasegada por financieros, técnicos en comunicación digital o, al menos, modelazos relumbrantes. Su estudio, en cambio, es un oasis de belleza apacible en pleno centro de Madrid. Un espacio cálido y silencioso vestido de maderas lavadas, tejidos naturales y herrajes envejecidos. Después de 30 años al frente de la revista Telva, ha devuelto la oferta de ejecutiva y se ha encerrado en sus libros de consejos. Anda ahora escribiendo La brújula de la vida. Coordenadas vitales que su editorial (Temas de hoy) espera vender tanto como los anteriores manuales.

Es una mujer contradictoria: familiar y soltera, maternal pero virgen, feminista y no; y con todo, viéndola ahí sentada, tan frágil, ingrávida y fina, lo que más sorprende de ella es que en su juventud (Bilbao, 1938) la segunda de los O'Shea corriera delante de los toros y soñara con ser correponsal de guerra. "Hasta que me metí en el Opus me lo pasé de miedo", dice. Como una Hemingway cualquiera. "Cuando yo estudié, los chicos, que eran la mayoría, se pitorreaban de nosotras, que éramos sólo tres: `ah, para qué vais a estudiar las mujeres; luego os casaréis y haréis la página de la mujer de los diarios de provincias'. Entonces yo me enfurecía y siempre les decía: `yo voy a ser corresponsal de guerra, ¿os enteráis?'". Por puro pataleo, corresponsal de guerra. "No podía soportar que aquellos niñatos pensaran que me tenía que dedicar a recetas de cocina: quería hacer periodismo, ser corresponsal en una gran ciudad extranjera o por ahí. Ellos se mataban de la risa. Evidentemente, tampoco soportaría una guerra". Condenadas a la prensa femenina. Un panorama "desolador", dice. Acabó, mejor dicho, empezó casi, en una revista para mujeres. Una gran distancia mediaba entre el sueño de la batalla y aquellas primeras páginas de Telva. "No, yo no hubiera aceptado escribir en un rincón de lo que se llamaba la página de la mujer: era muy discriminatorio". ¿Qué mediaría?, insisto. "Es muy distinto eso a que una editorial te proponga estudiar el lanzamiento de una revista: era una aventura, un desafío. Yo conocía bien las revistas femeninas francesas a través de mi madre. Estudié el mercado internacional y empecé como subdirectora; éramos un equipo de cinco, en el 63, hasta que en el 70 me hicieron directora y ahí estuve 27 años".


"Si quieres la cobertura legal, te casas. y los que son diferentes (homosexuales), ¿piden una cobertura legal sin cumplir los requisitos porque quieren adoptar hijos? pues las encuestas dicen que es perjudicial para los hijos. ¿quieren ser matrimonio? es como si yo quiero ser rusa"

Periodismo y Filosofía y Letras, la carrera de las mujeres, y pese a ello, cuenta ella, "en Las Arenas yo era la noticia, porque me iba a estudiar a la universidad". ¿Una rara? "No, yo siempre me he sentido muy normal, es la mejor manera de manejarse en la vida. Mi madre nos había transmitido la inquietud por el arte, por los idiomas; ella era una avanzada intelectual, había empezado la carrera de Filosofía y Letras antes de casarse". Cuenta también anécdotas de sus principios como periodista. Ya entonces descubrió que las mujeres intimidan menos que los hombres a la hora de preguntar, y ella, con su cara inocente, se plantaba donde ningún compañero se atrevía, a departir, por ejemplo, con los ciclistas de la Vuelta a España a la hora de la cena, natural, hotel Yoldi (Hemingway estuvo aquí). Y conseguía crónicas fantásticas, humanas, nada de récords ni marcas; el periódico, El Diario de Navarra, maravillado, un éxito, y su familia horrorizada. Se divierte Covadonga recordando.

¿Qué medió? "Era una aventura periodística, confiaron en mí". Telva, revista pionera en el periodismo femenino español. "Sólo existía Ama, para otro nivel de público, rural". No eran las chicas de la Sección Femenina, como uno pudiera imaginar, octubre del 63, omnipresentes ellas, labores, cocina, ballet, baile regional, castañuelas. No. No. "¿Falange? A trancas y barrancas hice el servicio social porque si no, no te daban el pasaporte. Fue una cosa terrorífica, en Portugalete, tres meses en un albergue, tenías que cruzar la ría en el transbordador; pero a los 16 años pasas por cualquier cosa, y yo no quería quedarme en España. Personalmente no he tenido más contacto que éste con la Sección Femenina; y la revista, para nada, en absoluto, con todos mis respetos. Telva siempre ha tenido un espíritu de enorme libertad y una gran calidad informativa".

Quién más indicado que Covadonga O'Shea para plantarle la pregunta eterna sobre el sentido de la prensa femenina, integradora de sexos o discriminadora. Usted qué opina. "Yo nunca hubiera hecho una revista femenina de información general, porque la mujer puede informarse por los medios generales. Pero se trata de una información especializada, y estas revistas para nada marginan, aunque alguna haya tenido un tinte feminista que tampoco ha sido malo. Al contrario: han tratado de integrar a la mujer en el mundo profesional y cultural, sin sacarla del familiar. Y, además, creo que las revistas para la mujer (no me gusta llamarlas femeninas) están muy bien hechas, por eso se mantienen pese a la crisis de prensa no diaria. Dan calidad e informan muy bien, sobre todo cultural y socialmente". ¿Y por qué no económicamente? "Porque ya hay prensa especializada en ello, y alguna estupendamente dirigida por mujeres, como Actualidad Económica". Existe un límite ético que esta mujer de orden y religión conoce perfectamente y que, ella lo sabe, las revistas de moda pisotean con frecuencia. Por eso adopta una risa de circunstancia al escuchar el enunciado mujer-objeto-del-mercado-de-consumo, ¿es justo? "A ver. Muchas veces..., eh... Éste es un tema complejo. La moda es un enoooorme negocio. Desde que el diseñador tiene una idea hasta que tú te la pones hay un gran recorrido: creatividad, empresa y comunicación. Para los medios, lo clásico no es noticia, entonces se ha hecho un espectáculo de la presentación de la costura en pasarela, y ahí es donde se puede instrumentalizar a la mujer. Ocurre lo mismo que con el resto de la prensa, que para captar la atención utiliza grandes títulos que a veces se sacan de contexto y no responden del todo al contenido. La mini mini, la transparencia, qué horror, y al día siguiente está en todos los periódicos". Carnaza. "Exacto. La moda puede tener un aspecto manipulador y frívolo, pero es que detrás hay una cantidad de dólares... Son negocios impresionantes, y el espectáculo apoya la venta. No todo es limpio".

Han sido tres décadas decisivas al frente. Del año 70 al 2000. Parece otro siglo y fue ayer. Pero, ¿será real el cambio operado por la mujer y sus reivindicaciones feministas? Cree que sí, que la mujer ha conseguido sus derechos. Y luego dice, "legalmente, porque en la práctica no: hay muchísimas mujeres que han renunciado a tener hijos o a una vida normal, imitando al hombre. Hay que confiar en la mujer, que no se va a malograr profesionalmente por tener hijos. Hay países donde ya se han dado cuenta de que una mujer reventada, porque se ha cargado su vida familiar, es una mujer que no rinde, está angustiada. Entonces se flexibilizan los horarios, se buscan soluciones con imaginación; también el hombre debe tener tiempo para ejercer su paternidad y tener su vida privada". Aquí y ahora, cómo reaccio- naba cuando una empleada le comunicaba su embarazo: "Pues siempre les he dado la enhorabuena aunque sabía que eso suponía una carga de trabajo para los demás". Y un coste, claro, y la mujer tiene miedo. "Está destrozada, tiene estrés y sentido de culpabilidad: ni soy madre ni profesional. Por desgracia, lo general no es que te den la enhorabuena. Si España tiene este índice tan bajísimo de natalidad no todo es culpa de la legislación laboral, también hay un exceso de consumismo y una falta de espíritu de sacrificio, pero la mayor parte sí lo es. Hay que buscar soluciones dialogando, evitando el ánimo reivindicativo que pone al empresario a la defensiva".

Que vaya por delante que Covadonga O'Shea no es feminista. "No me gusta el feminismo por lo que tiene de lucha. A bronca limpia, con el hacha de guerra, no se consigue nada; pero apoyo a la mujer". Que tal vez le hubiera ido mejor como mujer de su casa y madre de sus hijos, "soy una mujer muy familiar". Circunstancias de la vida. Mil veces le han preguntado por qué ha escrito un alegato de la familia y los hijos (La armonía vital) siendo soltera y sin hijos. "Yo no he nacido de un árbol: tengo un familión. Quiero a la institución familiar, no me espanta la idea del matrimonio". Ya que lo reivindica, el matrimonio, ¿para qué sirve un compromiso religioso o legal si existe un compromiso mucho más íntimo? "Para la convivencia civil: me fío, pero firmemos un contrato; evidentemente, sin el compromiso íntimo lo otro es una comedia". Y quienes deciden prescindir del sistema (parejas de hecho), ¿para qué necesitan una cobertura legal? "Una contradicción: si quieres la cobertura legal, te casas. Y los que son diferentes (homosexuales), ¿piden una cobertura legal sin cumplir los requisitos porque quieren adoptar hijos? Pues las encuestas dicen que es perjudicial para los hijos. ¿Quieren ser matrimonio? Es como si yo quiero ser rusa". ¿Y las mujeres que lo deciden por su cuenta, familias monoparentales con premeditación? "Que juzgue Dios. A mí me dan pena los hijos".


"Es muy duro para los que siguen allÍ, como alguno de mis hermanos: son unos valientes. Aparte del tema del terrorismo, del miedo, estÁn los odios que se crean entre las familias por el asunto polÍtico: me produce una pena enorme. tener la familia allÍ es vivir con el alma en un hilo"

Mujeres con bandera: solas; solteras de oro; single and successful, como quiera que se llame. En su época se llamaban solteronas. "Yo no soy una solterona". Hoy la bandera se porta en aras del éxito profesional, ¿en aras de qué Covadonga O'Shea se convirtió en mujer bandera del trabajo? "Pues de un..., lo sabes muy bien". ¿Se puede hablar de ello? "Por supuesto". La sensación es de haber destapado la caja de los truenos. "Soy numeraria del Opus Dei, fue una opción que me planteé en un momento importante: consiste en vivir una vida cristiana trabajando mucho". Y dejando de tener hijos. "Lo he querido yo; otros lo eligen por motivos profesionales, para mí, mi motivo de renuncia es más importante. Sí es una renuncia, hubiera tenido hijos, por supuesto, no me considero una persona rara. No he dejado de casarme porque me gusten los elefantes en lugar de los hombres (al instante se horroriza de lo que ha dicho, por Dios). Me ha salido". Vivir el cristianismo a través del trabajo. "No hemos inventado nada, los nuestros son los valores del Evangelio. Según el Génesis, Dios creó al hombre y lo puso en un paraíso de delicias para que trabajara. El trabajo no es un castigo, sino el fin del hombre en la Tierra, para ser feliz en esta vida y llegar a la otra". Si es que existe. "Comprendo que hay que tener una fe". Un trabajo propagandístico, centrado por ejemplo en el sur de Madrid, escuelas de educación integral con sentido cristiano."El objetivo por el que más vale la pena empeñarse es querer y ser querido", frase lapidaria de La armonía vital. A quién quiere Covadonga: "A Dios, que es el eje, y luego al familión (O'Shea Artiñano) y a la familia; en el Opus Dei hay un sentido familiar enorme". Comunidad. "No, nada que ver: la casa. Te invitaría a comer para que veas que se trata de una familia normal, a la que dedico mi vida. Somos ocho. No hay ni medio secreto. Es en Aravaca, tenemos un pequeño jardín, comedor, cuarto de estar, hay mayores, más jóvenes, viene mucha gente".

Vive rodeada, no tiene un momento sola. En una entrevista sobre la familia hablaba de la amargura del que elige, bandera en mano, quedarse soltero, abrumado de soledad. "Yo nunca he sentido soledad ni amargura. Nunca me he arrepentido de la decisión que tomé, nadie me influyó, tenía 20 años, lo decidí contra viento y marea, ya sabes la mala prensa". Se la ve guapa en sus fotos de tierna juventud, Las Arenas, veraneos de club marítimo, inviernos blancos, universidad, ¿pretendientes? "Estaba a punto de casarme". ¿Con el ajuar casi listo? "Todo hecho, con sus iniciales, y la casa prevista. Después de dos o tres años de noviazgo, te aseguro que fue un trago... Pero yo había entendido lo que es la libertad del hombre: nadie me obligaba a casarme. Mi familia es muy creyente y me había inculcado la importancia de hacer lo que Dios quiere. Me aterraba decir, suena a tango, pero, madre mía: ¡sólo se vive una vez!". ¿Y él qué dijo? "Dijo: `entre Dios y yo comprendo que hay prioridades'. Era un chico estupendo, muy bueno, conocía mucho el Opus Dei. Hace poco le vi, está casado y tiene hijos. Mi ex, me llamó, riéndose". No, él no era de la Obra: pero lo entendió. ¿Y su madre? "Le dio muchísima pena, porque él le parecía el gran partido: es que vivía enfrente de casa. Le costó, pero respetó mi libertad". A la Obra, por su parte, la conoció en la Universidad de Navarra. "Pero al principio no me interesaba, no veía que fuese para mí, hasta que de pronto, flush: pues sí lo es". Antecedentes familiares: "Algunas comidas en casa de gente del colegio que el Opus tenía en Las Arenas. Mis padres nunca fueron de la Obra, pero acabaron ayudando mucho".

Obviamente, nunca más tuvo novio. "Noooo (le da la risa); eso hubiera sido como haber tenido por ahí amiguetes estando casada" (casada con Dios). ¿Y nunca le han entrado ganas de..., replanteárselo? "No, si yo me hubiera casado hubiera intentado vivir el matrimonio con fidelidad absoluta: compromiso. Si lo hubiera hecho por un hombre, desde luego, por Dios, hasta que me muera".

El ajuar ganando polvo y nostalgias de familia numerosa. "Me parece precioso, lo hubiese disfrutado muchísimo. Yo creo que hubiese sido una buena madre, porque me encantan los niños y la vida de familia; pero bueno, he elegido este tipo de vida". Un casón en Las Arenas, siete hermanos, un jaleo continuo, un ir y venir de gente, la puerta abierta de par en par. "Las familias numerosas tienen más ventajas que inconvenientes, sobre todo porque divertirse en familia es muy importante". Tenía un padre muy amigo de sus hijos, un hombre con muchísimo humor, Pepe, a secas, le llamaban. "Había entre nosotros un diálogo, un ambiente muy sano. Uno sólo puede ser amigo de sus hijos si le sale de forma natural". No es que Pepe fuera un patriarca, estaba también la madre, una mujer con una personalidad "bárbara": pintaba, viajaba mucho. "Ahora que lo pienso, se compensaban perfectamente". Ni matria ni patria. Murieron con 10 meses de diferencia.

Covadonga sigue teniendo muchísima relación con el clan O'Shea. Pero aquellas puertas abiertas de par en par, hoy están cerradas y vigiladas, amenazadas por las bombas. "Es muy duro para los que siguen allí, como alguno de mis hermanos: son unos valientes. Aparte del tema del terrorismo, del miedo, están las tensiones y los odios que se crean entre las familias por el asunto político (PNV, terrible): me produce una pena enorme. Es un destrozo, es como Sarajevo. Tener la familia allí es vivir con el alma en un hilo".

Dicen que los O'Shea se parecen por la mueca de sonrisa, un halago. Tiene Covadonga en su estudio una foto riendo con Ana Patricia Botín, otra luchadora, en campo más minado si cabe, las finanzas. Es la mayor de sus sobrinas, fue consejera delegada en el Banco Santander de Negocios y ahora anda en las redes de Internet. Tres hijos, una madraza, dicen. Revistas femeninas, ministerios de cultura, asuntos sociales, pero nunca los hombres habían confiado el dinero a la mujer. "Ellos siguen estando en los puestos de mando, en las finanzas hay muy pocas mujeres". Sin ir más allá, ella ha salido de estampida de la comunicación con mayúsculas (presidenta del Consejo de Ediciones Cónica, Recoletos), mayúsculas de dineros: "Sigo teniendo contacto, estoy en la empresa, pero me he independizado mucho. Cuando dejé la dirección de Telva puse distancia por medio, no quería ser la sombra, me fui seis meses a Boston con el proyecto de montar un family channel para Vía Digital, luego pasé a un asunto de expansión financiera. Pero no me atrajo demasiado". ¿Muy masculino? "Muy frío. Fue entonces cuando me llamaron de Temas de hoy y me puse a escribir libros". Prefiere rememorar sus experiencias, contar las de otros, pasar las mañanas arropada entre libros. Y ahí está. Termina la conversación hablando del aya María y su pulsera de medallas, el ama que les cuidó, una medalla por niño, 90 años, la reina madre, tronco del clan O'Shea.


TOP  LA REVISTA VOLVER
Reportaje