Reportaje

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Las doce españolas que ya pueden pelear al haberse reconocido el boxeo femenino en nuestro paÍs no cobran más que eso. Luchan unas cuatro veces al año en combates de seis minutos, se cambian en los vestuarios de los chicos y se sienten pioneras de un deporte que cada vez tiene más seguidores. No temen al dolor. Saben que nunca irán a una Olimpiada, aunque piden su oportunidad a base de coraje y entrega. Les gustaría que los aficionados dejasen de ir a las veladas por puro morbo y que las reconocieran sólo por lo que son: unas jóvenes sencillas con ganas de competir y de demostrar que ellas también son guerreras.

Por Juan Carlos de la Cal. Fotografías de Carlos de Andrés

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