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Lunes, 29 de marzo de 2004. Actualizado a las 18:41 (CET)
 CINE
Estreno
Un viaje mágico
Una adaptación espectacular y muy fiel del gran clásico de la literatura infantil inglesa
Peter Pan. Estreno: Viernes 26 de marzo. Director: P.J. Hogan. Intérpretes: Jason Isaacs, Jeremy Sumpter, Ludivine Sagnier, Lynn Redgrave, Rachel Hurd-Wood, Richard Briers, Olivia Williams.

Pedro Calleja

Peter Pan no ha envejecido nada en 100 años. Sigue siendo el mismo diablillo preadolescente e irresponsable que describía el escritor escocés Sir James Matthew Barrie (1860-1937) en su obra de teatro Peter Pan o El chico que no quería crecer, que se estrenó en Londres en 1904, y en la posterior novelización de este texto dramático, publicada por primera vez en 1911 con el título de Peter Pan y Wendy. Desde entonces, las aventuras de este niño literalmente terrible no han dejado de adaptarse, una y otra vez, a los más diversos formatos: cine, cómic, radio, televisión, teatro musical, etc. Su influencia se detecta ya en casi todos los ámbitos de la cultura occidental.

Medio siglo después de que la popular versión animada de Disney asentase el canon estético e ideológico del mito, llega una nueva adaptación cinematográfica, mucho más cercana a los textos literarios de Barrie, e interpretada, esta vez, por actores de carne y hueso. Se ha encargado de dirigirla el mismísimo hijo de Cocodrilo Dundee, P.J. Hogan, cineasta australiano de 40 años que ya cuenta con dos taquillazos en su filmografía: La boda de Muriel (1994) y La boda de mi mejor amigo (1997).

Este Peter Pan del siglo XXI se rodó en los estudios Warner Roadshow de Gold Coast, en Queensland, Australia. Para acentuar aún más la atmósfera fantástica que envuelve las peripecias de los protagonistas, todas las localizaciones y decorados se construyeron en platós, bajo la imaginativa supervisión del diseñador de producción Roger Ford. El propio Hogan se encargó del guión, en colaboración con Michael Goldenberg, conocido por ser el responsable de la adaptación al cine de otro destacado clásico de la literatura: Drácula de Bram Stoker, de Coppola (1992).

Con un presupuesto que supera ampliamente los 100 millones de dólares, el filme de Hogan aspira a borrar de la memoria de muchos espectadores el desagradable recuerdo dejado por Hook (1991), artificiosa puesta al día de la historia original que le costó más de un disgusto a su responsable creativo y financiero, Steven Spielberg. A pesar de ciertos parecidos superficiales, ambas películas difieren en ritmo, tono e intencionalidad.

El argumento de Peter Pan respeta las líneas maestras de la obra teatral y la novela de Barrie. La acción transcurre entre finales del XIX y principios del XX, en la Inglaterra victoriana. Los Darling viven cómodamente instalados en una lujosa mansión londinense y Papá Darling trabaja en un banco. Es un hombre chapado a la antigua, poco afectuoso y bastante cobardica. Mamá Darling guarda mucho las formas, no reparte demasiadas carantoñas y va de pragmática y estirada por la vida. Los tres hijos de la pareja son el pequeño Michael, el mediano John y la mayor Wendy. El cuadro hogareño se completa con la tía Millicent y la niñera Nana, que tiene la particularidad de ser una perra.

Una noche, el protagonista de los cuentos que suele narrarles Wendy a sus hermanos antes de irse a dormir aparece por sorpresa. Se trata de Peter Pan, un chico de no más de 11 o 12 años que tiene aspecto de duendecillo irresponsable. Fascinados por la radiante personalidad del recién llegado, los tres hermanos le acompañan volando hasta el País de Nunca Jamás: un lugar habitado por sirenas, indios, piratas, hadas en miniatura y niños huérfanos que se niegan a crecer. Allí conocen a Campanilla, el hada personal y presumida de Peter Pan, y al Capitán Garfio, un pirata obsesionado por la venganza, entre otros curiosos personajes.

El jovencísimo actor Jeremy Sumpter, que debutó hace un par de temporadas en el filme de Bill Paxton Escalofrío, interpreta a Peter Pan. Su atractivo angelical se combina muy bien con la belleza lánguida de la debutante inglesa Rachel Hurd-Wood, que encarna a Wendy, con pinceladas de genuina e ingenua sensualidad. Aunque no tanta como la que derrocha, como Campanilla, la deliciosa lolita Ludivine Sagnier (Gotas de agua sobre piedras calientes, 8 mujeres), en su primer trabajo con proyección internacional.

Siguiendo la tradición teatral, un solo actor, Jason Isaacs, el villano de Harry Potter y la Cámara de los Secretos, interpreta a Papá Darling y a Garfio (ni Rupert Everett ni Ralph Fiennes quisieron hacerlo).

Lo mejor de este nuevo Peter Pan no es su reparto. Ni siquiera el envoltorio decorativo, en el que se combinan escalofrío gótico e imaginería teatral. Tampoco sorprenden demasiado los efectos especiales de Industrial Light & Magic, Digital Domain, Imageworks y Weta. Más importante que todo esto es la recuperación de ciertos temas presentes en la obra de Barrie, como el fin de la infancia, el descubrimiento del sexo, el miedo a madurar o la tensión erótica que afecta a Wendy, Garfio y Campanilla en relación con Peter Pan, un personaje alérgico a cualquier manifestación de los sentimientos.

Sorprende también la crudeza de ciertas imágenes (el muñón desnudo de Garfio, el look zombi de las sirenas), así como la dedicatoria personal a Dodi Al-Fayed, el novio de Lady Di, que se explica por la intervención en el proyecto, en calidad de productor ejecutivo, de su padre, Mohamed Al-Fayed.

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