La crítica. Día 2

Cortado al biés
por CARLOS GARCIA-CALVO

La china y las «baguettes»

A esa gran reliquia de la era socialista, Leonor Pérez-Pita (Cuca Solana), la llaman Super Glue. Es una forma de homenajear sus poderes de supervivencia en Cibeles, desde los albores de la pasarela madrileña. Pérez-Pita, cada vez más parecida a la emperatriz viuda Tsu Hsi (1839-1908), ha sabido capear los temporales y las distintas directoras de varios comités con sabiduría oriental y se mantiene adherida a su cargo a pesar de ser la mujer que menos sabe de moda en España.

Tsu Hsi o Super Glue es especialista en entorpecer el trabajo de la prensa y este año se ha superado. Los accesos a las gradas y el trato que recibimos por parte de los guardias jurados de IFEMA, que no son famosos por su cortesía, es a veces vergonzoso. Ayer no se escuchaban más que quejas al respecto. Lo que más le divierte es hacer de dama de compañía de las mujeres de los políticos que vienen a visitar la pasarela, acompañadas por el siempre galante Fermín Lucas, director de IFEMA y un apasionado de la moda.

La colección tan esperada de
Josep Font no defraudó a nadie. Rigor y elegancia más un derroche de colores osados que supo mezclar con maestría. Es lo mejor que hemos visto en Cibeles hasta el momento.

Esteve-Sita Murt sacó una larguísima colección compuesta en un 80% por abrigadísimo punto. Hubo algunos aciertos como faldas y jerseys bordados con trencilla.

Felipe Varela se ha pulido, refinando su mensaje destinado a una mujer femenina y un poco putón. Sus propuestas para dominatrices concebidas íntegramente en negro con toques de rosa y limón, intentaban tener algo de sentido del humor, pero el chiste se quedaba a mitad de camino. Su versión de la ya histórica baguette de Fendi en distintos tamaños harán las delicias de las mujeres que no pueden pagarse las originales.

Elio Berhanyer nos volvió a demostrar que es posiblemente el más moderno de nuestros diseñadores, lleno de guiños fascinantes como el de teñir pieles a juego con sus tweeds, coordinar sus maravillosos bolsos con chaquetas en falsa piel o colorear las plumas de gallo de una pamela para que contraste con los topos de un abrigo. Pocos pueden rivalizar con Elio en lo que a glamour se refiere: sus trajes de noche siguen siendo un poema.

La colección de Duyos llevaba el título de chic de barrio y giraba en torno a los muchachos que los americanos llaman street-smart, que son los que han influenciado la moda durante estos últimos años. Menos mal que Coco Chanel no vive para ver todo esto, ya que siempre decía que la moda no puede venir de la calle. Mezclas osadas de cuadros con rayas, rosas con ocres; moda suave que se iba endureciendo a medida que progresaba el desfile para acabar con prendas negras, suavizado por unos impermeables de hule bordado.

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Un especial del diario EL MUNDO