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sábado, 22 de enero de 2000
viajes
ESPAÑA MONUMENTAL
 
       

Cultura e historia son pasado y presente en esta ciudad universitaria, antaño capital de la isla de Tenerife. Sus casi 600 edificios antiguos la convirtieron, en diciembre, en Patrimonio de la Humanidad

LA LAGUNA
La ciudad de los sentidos

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SABAS MARTIN

Algunas ciudades permanecen en la memoria. La Laguna, además, vive en los sentidos. Y aunque se esté lejos, aunque el tiempo señale otras fronteras de la distancia, quien ha estado en ella la siente vívida y cierta cuando la nombra. La Muy Noble, Leal, Fiel y de Ilustre Historia -egún reza su escudo-ciudad de San Cristóbal de La Laguna posee una personalidad singular, un espíritu y un estilo que la hacen inconfundible.

Recorrer La Laguna es sumirse en un espectáculo sorprendente en el que se suceden las huellas vivas y permanentes del arte, la cultura y la historia. En su casco histórico se conservan casi 600 edificaciones antiguas que han sido motivo más que suficiente para que, el pasado día 2 de diciembre de 1999, la Unesco la declarara Patrimonio de la Humanidad.

Hace poco más de 500 años, Alonso Fernández de Lugo escogió un enclave sagrado, al que los guanches acudían para el apareamiento anual del ganado que pastoreaban, y fundó en él la que sería la primera capital de Tenerife.

Aquel extenso lugar fértil, generosamente abastecido de aguas, era el valle de Aguere, palabra que significaba "laguna" en el lenguaje aborigen.

Allí comenzó la historia de la que habría de ser también la primera ciudad universitaria de Canarias, la primera ciudad de Castilla concebida como un territorio para la paz y el comercio, y la primera fundación urbana hispana que tiene como referente geométrico la rosa de los vientos.

ACOGEDORA Y LIBERAL

Pionera y adelantada, laboratorio experimental del urbanismo y la arquitectura que se desarrollaron en el continente americano, La Laguna es una y múltiple a la vez. Siempre sorprendente.

Su memoria está formada por los recuerdos de portugueses, genoveses, florentinos, andaluces, catalanes, mallorquines y tantos otros que desde muy temprano se asentaron en ella.

Entre todos han configurado el talante humano, acogedor, abierto y liberal de La Laguna, una ciudad, además, de poetas, escritores y artistas, de tertulias célebres, receptora fecunda e introductora precoz en España de corrientes artísticas y políticas: del Renacimiento a la Ilustración o el Surrealismo.

La madera de balcones, artesonados y ventanales; las piedras y los cantos en el suelo de las calles y en las esquinas de las casas; los verodes como verdes penachos funámbulos haciendo equilibrios sobre cornisas y tejas; las espadañas y torres de la Catedral, la Concepción, el Cristo; los palacios y casonas (Nava y Grimón, Osuna, Salazar, la Alhóndiga, el Colegio de las Dominicas, Lercaro...).

Los conventos de Santa Clara y Santa Catalina con sus claustros, ajuares, confituras, celosías y ajimeces conviviendo con el prodigio de siervas incorruptas después de la muerte y con piratas legendarios; las más de 20 ermitas, cada una con su asombrosa historia: la de San Miguel (la primera de todas y donde se reunía el Cabildo de la isla), la de San Roque (sobre la peña donde cayó abatido Tinguaro, el caudillo guanche), la de Las Mercedes (calificada por Duret como "la más hermosa del mundo"), la de San Benito (cuya cubierta se hizo de un solo pino); los jardines y huertos cuajados de dragos y palmeras, flamboyanes y henequenes, tamarindos y pitangas.

Las plazas como espacios abiertos a la humedad de la laurisilva, al vuelo confiado de las palomas, a los ecos bruñidos de los repiques litúrgicos; la curva esquiva del comienzo de la calle La Carrera, que dicen que así la mandó trazar Fernández de Lugo para no ver desde su casa el lugar donde asesinaron a su hijo...

Todo ello, entre muchas otras evocaciones, configura el rostro múltiple de La Laguna. San Benito, el Cristo y el Corpus son sus devociones mayores, una trilogía que, además de fervor, es bullicio de romería, estrépito de voladores y demás fuegos de artificio, y un dibujo increíble de flores y arenas alfombrando las calles. Recientes trabajos de investigación han revelado aún un rostro insólito de la capital lagunera. Conceptos platónicos y renacentistas confluyen en la configuración del trazado urbano original de una ciudad utópica y simbólica, visión del cielo que se refleja a sí mismo en los ángulos y vértices que dibuja la rosa de los vientos.

La morfología de La Laguna, su inconfundible perfil urbano, se mantiene intacto desde hace más de cuatro siglos, tal como recogió el ingeniero cremonense Leonardo Torriani en su mapa, diseñado en el año 1588.

Es el llamado triángulo histórico, del que ahora se ha sabido que se realizó utilizando astrolabios náuticos y un sistema de medidas con el 12 como cifra clave y el convento de San Agustín como exacto centro geométrico.

CONCEPCION PLATONICA

En la ordenación urbana de la ciudad está presente asimismo la curiosa idea de la antropomorfización, que tiene en la Plaza del Adelantado la cabeza, el corazón en la Catedral, y los pies en la Villa de Arriba.

De esta forma se aplicó a La Laguna el proyecto de ciudad ideal definido por Platón en Las Leyes. Esto es: una ciudad circular como el alma y el universo, de círculos concéntricos, sin murallas, con unas estructuras económica, social y política bien determinadas, muy definidas.

Una ciudad para la existencia en paz. Una ciudad utópica en la que parece que el tiempo no se ha detenido, sino que transcurre en otra parte, en algún incierto lugar de la emoción y la memoria. Una ciudad, sí, para vivirla en la plenitud de los sentidos, reconociéndonos cautivos suyos.


GUIA PRACTICA

DORMIR. El Hotel Aguere (922 25 94 90), situado en la calle La Carrera (en el casco antiguo), es un edificio construido en 1760 y declarado Patrimonio Histórico-Artístico. También es muy recomendable el Hotel Nivaria (922 26 42 98), en la Plaza del Adelantado, levantado sobre la base de una antigua mansión lagunera del XVIII.

COMER. Algunas de las numerosas opciones son: Casa Maquila (922 25 70 20), de larga tradición literaria; El Puntero (922 63 17 71), con especialidades canarias; La Casa (922 25 98 09), famosa por sus postres, o La Sacristía (922 63 28 33), un local con encanto. Tapas y cafés en La Oficina (Los Bolos, 6) templo de poetas y del vino lagunero, La Carpintería (922 26 30 569), con quesos y embutidos; o Castillo (922 25 00 79), especialista en bocadillos. También hay que conocer el bar del Ateneo, una institución fundada en 1905, en la Plaza de la Catedral, con tertulia, lectura, arte e historia asegurados.

MUSEOS. De obligada visita es el Museo de la Ciencia y el Cosmos (Vía Láctea s/n. 922 26 34 54), que contiene cerca de 100 módulos y experimentos interactivos. Horario: de 10 a 22 horas. Cierra los lunes. Por otra parte, el Museo de Historia de Tenerife (922 82 59 49) -on el mismo horario-está situado en la Casa Lercaro, de finales del siglo XVI. Organiza las denominadas Noches del Museo (los miércoles, entrada: 1.000 pesetas). Un paseo guiado por el casco histórico que acaba en el museo, donde se ofrece aperitivo y tertulia, y las Noches de Terror (700 pesetas, los viernes a las 12 de la noche), visita con relatos de suspense.

BIBLIOGRAFIA. Hay varias obras interesantes: Guía de La Laguna; Adrián Alemán, El Aguila, 1986. La Laguna, sin prisas; Gilberto Alemán, Ayuntamiento de La Laguna, 1997. La Laguna, 500 preguntas sobre 500 años de historia; Ayuntamiento de La Laguna, 1996. El valle de La Laguna. El Elíseo de los Guanches; textos de escritores viajeros del siglo XIX, Ayuntamiento de La Laguna / CCPC, 1996.

 


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