158 Motor & Viajes
sábado, 24 de junio de 2000
análisis  
       
Galicia, la región peor comunicada de España, espera ansiosa el final de la faraónica obra que ahorrará una hora en el trayecto de A Coruña a Madrid. Su construcción sigue dando quebraderos de cabeza a Fomento, que lucha contra la orografía y las polémicas surgidas en la ejecución

AUTOVIA DEL NOROESTE
Piedrafita, ¿punto y final?
A falta de un año para su finalización la nueva A-6 sigue dando guerra
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David Losa

Galicia tendrá que esperar hasta la próxima primavera para ver finalizada del todo la ansiada Autovía del Noroeste. Aunque en un principio el Ministerio había anunciado que las obras concluirían en otoño del presente año, el director general de Carreteras, Antonio José Alonso, avisó hace 15 días del retraso, aludiendo a la dificultad que entraña la construcción de la vía por el paso del Puerto de Piedrafita (entre León y Lugo), y en concreto afirmó la imposibilidad de abrir para la fecha esperada el carril de bajada del tramo entre las poblaciones de Ambamestas y Castrolamas, así como los túneles de Piedrafita, donde el terreno se muestra reacio a ser excavado.

"Culebrón" continuo.

Unos meses de atraso en la construcción de una carretera no pasaría de ser una incómoda y mala noticia para los futuros usuarios si no fuera porque en la de la nueva autovía entre Madrid y A Coruña ha pasado de todo desde hace un par de años. Enfrentamientos políticos, polémicas medioambientales, viaductos derrumbados, accidentes y cambios en el recorrido y en los plazos de uno de los proyectos más costosos e importantes (especialmente por el empujón económico que supone para la Comunidad de Galicia) de la ingeniería civil en nuestro país han sido continuos. Los dos últimos capítulos han coincidido prácticamente con la visita del director general de Carreteras a la autovía. El primero, las grietas aparecidas en varias casas de Piedrafita do Cebeiro por la acción de los explosivos utilizados en las obras de los túneles. El segundo, una negligencia incontestable, dos niños que andaban jugando en la zona de As Nogais resultaron heridos al estallar en sus manos un detonador que encontraron abandonado junto a una de las calzadas en obras.
La tortuosa y reciente historia de la A-6 empieza el 30 de diciembre de 1998, cuando más de 200 vecinos boicotearon la inauguración de 40 nuevos kilómetros de la A-6 porque el Gobierno no les había pagado la indemnización pactada cuatro años antes por la expropiación de terrenos. Finalmente el tramo fue puesto en servicio aunque, a ojos de la mayoría, en condiciones lamentables. Más que una vía flamante parecía una carretera provisional.
Durante el verano de 1999, el alcalde del PP y la gran mayoría de la población lucense de Becerreá protestó ante Fomento por considerar que las obras que se estaban llevando a cabo en la A-6, a su paso por ella, eran ilegales. Finalmente el Ministerio ordenó parar las obras y decidió cambiar el recorrido. Tampoco esto contentó a todos. Tanto la oposición como los afectados por el cambio denunciaron legalmente al Gobierno y lo tacharon de haber aceptado el nuevo trazado por motivos lucrativos. A principios de este año, habitantes del Bierzo cortaron de nuevo la A-6 por impago de 450 millones de pesetas en concepto de indemnizaciones por expropiación.

El último gran escollo.

El recorrido de la A-6 que atravesará el Puerto de Piedrafita (divisorio del Bierzo y Galicia) consta de 52,5 kilómetros y costará 72.000 millones de pesetas ( a razón de 1.375 millones por cada kilómetro). Se trata de una actuación de máxima dificultad en la que la longitud de los 42 viaductos y seis túneles necesarios suman un 30 % del recorrido. Desde Cereixal (Lugo) hasta Villafranca del Bierzo (León), la carretera atravesará la montaña sobre cuya adversa geotecnia se hacen ahora, por ejemplo, un túnel de tubo doble de 750 metros (en el tramo Castro Lamas-Noceda) o nada menos que ocho viaductos sobre los 13 kilómetros entre Noceda y Agüeira, donde también se levanta la mayor estructura del Puerto: un viaducto doble de 560 metros de longitud y una altura de 140 metros. Asimismo, al bajar el nivel de altura con respecto a la N-VI se ganará visibilidad en invierno.
Según los cálculos de Fomento, para recorrer los 52,5 kilómetros de Piedrafita se tardará aproximadamente 30 minutos, frente a los 50 que se empleaban cuando se atravesaban los 60 kilómetros de la N-VI, esto es, un tercio del ahorro total (una hora) de la nueva A-6.

 

Gráfico

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