187 Motor & Viajes
sábado, 17 de febrero de 2001
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ESCAPADAS
 
       
Un vendaval de «guasa», de música, de alegría y buen humor provocarán las chirigotas y las comparsas durante el carnaval de Cádiz. Desde sus torres vigía se divisa, aún, la historia de una hermosa ciudad que le hace un guiño a la realidad

CARNAVAL DE CADIZ
Un guiño irónico a la realidad

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PEDRO JAVIER DÍAZ-CANO

Dicen que la gracia que hay en Cádiz no tiene comparación, y es cierto. En esta ciudad hay mucho arte y éste adquiere su máxima expresión durante sus Carnavales, un acontecimiento que están preparando durante todo año.

Desde finales de enero, los gaditanos están de fiesta con las fases preliminares del concurso de chirigotas y comparsas, aunque el verdadero pistoletazo de salida lo da la tradicional Fiesta de la Pestiñada, en la Plaza de San Francisco, la Erizada, en el Barrio de la Viña, y la Ostionada, en la Plaza de San Antonio. Tras una estupenda degustación de los mejores productos del mar, el primer domingo de Carnaval, no hay que perderse el Carrusel de Coros en la Plaza de Abastos, porque allí es donde se puede ver y escuchar a los ganadores el concurso en el Gran Teatro Falla, además de que se puede encontrar en cada esquina una comparsa o una chirigota dispuesta a ponerle al día de la actualidad con la guasa y el sabor gaditanos.

La gran fiesta
Un auténtico vendaval de socarronería y descaro soplará en la Tacita de Plata desde el 22 de febrero hasta el 4 de marzo. Comparsas y chirigotas se mofan de los personajes populares de nuestro país y allende nuestras fronteras, y no dejan títere con cabeza en las letras de sus coplas a la hora de dar un repaso a los sucesos más relevantes de los últimos 12 meses. El síndrome de las vacas locas puede llevarse la palma este año. Las formaciones clásicas son coro, una agrupación de unos 40 hombres; la comparsa, integrada por hasta 14 personas; la chirigota, que puede tener unos 12 componentes; y el cuarteto, que curiosamente tiene de tres a cinco miembros. Además están los grupos «ilegales», los formados por conjunto de amigos o familias que recorren disfrazados las calles y plazas, como la de la Cruz Verde.

La Gran Final del Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavaleras se celebrará el viernes 23 de febrero en el Gran Teatro Falla. Las coplas que aluden a la vida de políticos y artistas suelen ser las de más chanza y guasa, así se podrá comprobarse en los Carruseles de Coros que recorrerán la ciudad en torno al mercado de abastos y la plaza de las Flores el domingo 25, el lunes 26 (día festivo en Cádiz) y el domingo 4 de marzo, a bordo de plataformas tiradas por tractores.

Un buen sitio para ver chirigotas es la calle de la Palma. La Gran Cabalgata está prevista para el domingo 25 y el sábado 3 habrá un Homenaje al Comparsista en una carpa que montará el Ayuntamiento en el Muelle Pesquero. La Gran Sesión de Fuegos Artificiales del domingo 4 cerrará las fiestas y dará paso a la Cuaresma.

Durante el Carnaval es imprescindible visitar el Barrio de la Viña, auténtica cuna de la fiesta y lugar de encuentro de carnavaleros, y hay que acercarse a la plazuela del Tío de la Tiza para probar en cualquiera de sus tabernas la caballa asada con piriñaca. Los papelones de pescaíto frito y el fino son el combustible de los noctámbulos para aguantar la juerga hasta bien entrada la madrugada. Pero ante todo no hay que olvidar el disfraz y no perder el sentido del humor para disfrutar de una fiesta que se vive en la calle. La tradición carnavalera de Cádiz, recuperada con fuerza en los últimos años después de un periodo de olvido, tiene un estilo muy distinto, aunque sin nada que envidiar a los famosos carnavales de Venecia. No en vano fueron los comerciantes genoveses instalados en la ciudad quiénes influyeron en su devenir histórico.

Cuna de «La Pepa»
Cádiz fue la cuna de la Constitución Española, la de 1812. Durante la invasión de las tropas napoleónicas en 1808 el pueblo gaditano se pronunció contra los franceses. Fue poco después, en 1810, cuando las Cortes Generales se trasladaron a Cádiz, donde redactaron la primera Constitución Española, conocida como «La Pepa» por haberse jurado el 19 de marzo, día de San José. La expresión «¡Viva la Pepa!» nació cuando Fernando VII la abolió, pasando a significar alegría y despreocupación.

La más antigua de las ciudades de Occidente fue fundada por exiliados y comerciantes fenicios hacia el año 1100 a.C., denominándola Gadir (fortaleza). De la época de los fenicios se conservan algunos restos como el anillo de un monumento funerario del siglo VI a.C. encontrado recientemente en el yacimiento arqueológico de la Casa del Obispo. Pero si de un periodo de su historia se siente orgullosa la Gades cartaginesa o la Qadis romana no es otro que del que arranca en el siglo XVII a ritmo de la entrada y salida de los grandes galeones que atracaban en el Nuevo Mundo, cuando su puerto fue el principal punto de unión entre Europa y América.

Torres vigía
Cádiz es famosa por la red de torres vigía que custodiaban la ciudad, construidas por ricos comerciantes para divisar desde el hogar la llegada de sus barcos. Entre los siglos XVII y XIX fueron edificadas un total de 160 torres miradores, de las que hoy existen 126.

Las mejores vistas de Cádiz se otean desde la Torre Tavira, situada en el punto de máxima altura de la ciudad a 45 metros sobre el nivel del mar. Esta torre ofrece, además, una atracción especial que consiste en su cámara oscura, la primera que se abrió al público en España. Basada en un principio óptico que ya existía en tiempos de Leonardo da Vinci, la simple combinación de lentes permite a los visitantes contemplar todo el casco antiguo hasta los bordes marinos de la Bahía, proyectado como una fotografía en movimiento sobre una mesa blanca del tamaño de una sombrilla.

No obstante, lo que convierte a Cádiz en la ciudad andaluza más caribeña son sus panorámicas desde el agua cuando se llega a su puerto por mar, asemejándose a Santo Domingo, La Habana o Cartagena de Indias. Asimismo, recorriendo las callejuelas de la ciudad vieja por sus barrios del Pópulo, Santa María o el de la Viña, surge la irremediable comparación con La Habana vieja.

Finalmente, el paseo por el Campo del Sur hasta toparnos con la cúpula bizantina de la Catedral, nos recuerda al malecón habanero, olvidando que fue la capital cubana la que se construyó a imagen de Cádiz, y no al contrario.

NO OLVIDE

Para conseguir toda la informarción y la programación del Carnaval se puede llamar a la Oficina de Turismo (956 211 313), que está situada en la calle Calderón de la Barca 1, o consultar su página web www.carnavaldecadiz.com.
Se recomienda hospedarse en el Hotel Atlántico (956 226 905. 15.000 pesetas la habitación doble), es el más señorial de Cádiz y el único que está situado dentro del casco antiguo. Pertenece a la Red de Paradores, se asienta sobre los restos de un palacete que coloreó la belle époque de Alfonso XIII y algunos de sus detalles interiores todavía lo recuerdan. Se inauguró en 1929 y es, junto al Palace o el Ritz de Madrid, uno de los mejores hoteles de España. Está situado al final del Parque Genovés, frente al mar, en uno de los más espléndidos parajes gaditanos y con excelentes vistas hacia el océano que le da nombre. Es el mejor sitio para descubrir los encantos de Cádiz.
Visitar y ver la Catedral, la iglesia de San Felipe Neri, las Puertas de Tierra, el Hospital de Mujeres, los jardines de la Alameda Apodaca, el malecón del Campo del Sur, el Museo de Bellas Artes, el Ayuntamiento, la Plaza de las Flores y el Barrio de la Viña.
Acudir y disgrutar del arte gastronómico del restaurante El Faro (956 211 068), en el Barrio de la Viña (San Félix, 15). Tiene exquisitos pescados como la hurta a la roteña y el pargo, o platos tan bien conseguidos como las albondiguitas de marisco al Jerez fino con berberechos, las almejas con espinacas o los calamares de anzuelo a la plancha.
Darse un paseo hasta el Ventorrillo El Chato (956 250 025), en el Paseo de Augusta Julia. Esta pequeña venta de 1780 es hija y heredera de El Faro de Gonzalo Córdoba.

 


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