267 Motor & Viajes
Domingo 1 de diciembre de 2002
prueba
 
       

SEAT CÓRBODA 1.9 TDi 100.
Con hechuras de coche grande
La nueva generación de este vehículo llega con una estética mucho más personal que la del anterior y, sin renunciar a un cierto toque deportivo, se beneficia de un comportamiento propio de modelos de mayor categoría
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FÉLIX CEREZO

Cierto que, en mayor o menor medida, esa conclusión también se puede hacer extensiva a otros utilitarios de reciente aparición en el mercado. Ocurre que en éste nos parece más destacable por ser la huella que, defectos al margen, impregna todo el conjunto y no sólo algún aspecto concreto. También porque la referencia del anterior Córdoba era la de un producto mucho menos definido, sin la personalidad que atesora el recién llegado.

Pasa, por ejemplo, con la estética. Hoy es mucho más asimilable a la de una berlina clásica de tres cuerpos, sin renunciar al toque deportivo que Seat quiere imprimir a sus modelos y que en la familia Ibiza/Córdoba se plasma en unas formas rotundas, casi musculosas. La nota distintiva en el Córdoba está en una zaga muy bien rematada que evidencia el diseño de Walter de Silva, padre de los admirados Alfa 156 y 147.

También es un coche más grande en términos absolutos. Ha crecido más de 11 centímetros, para rozar los 4,3 metros de longitud y meterse de lleno en el terreno de los modelos compactos. La anchura aumenta otros cinco centímetros y en el resto de cotas, los cambios son testimoniales. Sin embargo, y éste es uno de los aspectos menos brillantes, la amplitud interior no se ve favorecida en la misma medida. Aquí, las mediciones le colocan entre los mejores utilitarios, pero lejos de las previsibles para su tamaño, pues son básicamente las del Ibiza.

MALETERO DE RÉCORD
La explicación a ello se encuentra cuando se abre el portón del maletero y se accede a un enorme hueco de formas muy regulares y aprovechables. Y es que si el anterior Córdoba ya era un automóvil soberbio en este sentido, su sucesor ofrece otros 30 litros más hasta llegar a los 485, una cifra sin igual en la categoría y envidia incluso de muchas berlinas de gran tamaño. Y eso que bajo el plano de carga se ha dejado sitio para una rueda de repuesto de las de verdad.

Dinámicamente, el nuevo Córdoba comienza a paladearse nada más sentarse en él. Integrarse con comodidad en el puesto de conducción es un juego de niños, gracias a las múltiples regulaciones que ofrecen el volante y la butaca, con un diseño anatómico y envolvente. El pedalier está bien colocado y el cambio queda a mano y resulta rápido y preciso, rematando un conjunto que invita a hacer kilómetros. La única pega se refiere a la visibilidad trasera, lastrada por la altura a la que muere el maletero. Al menos, la banqueta posterior (abatible por partes asimétricas) no dispone de un tercer reposacabezas central.

La versión probada montaba el archiconocido propulsor 1.9 TDi en su evolución de 100 caballos, que se plantea como la opción más equilibrada, por su relación entre prestaciones y consumo, frente a la más económica SDi de 64 caballos y a la explosiva TDi de 130 caballos, ya casi al nivel de un deportivo.

TOQUE DINÁMICO
Ese equilibrio se ve luego refrendado en marcha, pues se trata de una mecánica casi incansable por su empuje desde muy pocas vueltas y con una elasticidad que hace que nos olvidemos de reducir a la hora de afrontar adelantamientos. Las prestaciones que permite son sobresalientes y el consumo (ayudado por una muy buena aerodinámica), ridículo para su rendimiento. Nada de esto es nuevo, como tampoco quejarse de su inferior refinamiento y mayor ruido respecto a otras opciones de la competencia.

La crítica termina por olvidarse por la facilidad, seguridad y diversión con las que se pueden aprovechar los caballos. Dotado del llamado chasis ágil, el nuevo Córdoba ofrece una calidad de rodadura propia de coches de superior categoría, permitiendo enlazar las curvas con trazadas extremadamente precisas y estables. Su tacto llega a ser hasta deportivo, con la única salvedad de una dirección asistida en exceso y un tren delantero que cabecea mucho en cambios de apoyo.

Y todo esto, ¿cuánto cuesta? La variante probada correspondía al acabado Signa, el más lujoso y equipado. Con un precio de 17.000 euros, no se puede calificar como un coche barato. De hecho, hay compactos diesel más potentes que, descuentos al margen, cuestan menos. Pero, si se analiza su rica dotación de serie, no se encuentran lagunas. Y los muchos extras que se ofrecen tienen un precio ajustado. Por ejemplo, el control de estabilidad con sistema de ayuda a la frenada de emergencia cuesta 631 euros.


FICHA TÉCNICA

Motor: Delantero transversal de cuatro cilindros en línea con culata de ocho válvulas | Cilindrada: 1.896 centímetros cúbicos | Alimentación: Inyección directa con bomba-inyector y turbo | Potencia: 100 caballos a 4.000 revoluciones por minuto | PAR MOTOR: 24,5 mkg. entre 1.800 y 2.400 revoluciones por minuto. |Transmisión: Tracción a las ruedas delanteras | Caja de cambios: Manual de cinco marchas | Suspensiones: Independiente de tipo McPherson delante y eje de efecto direccional detrás | Dirección: De cremallera, asistida, con un diámetro de giro de 10,6 metros | Frenos: Discos ventilados delante y macizos detrás, con sistema antibloqueo de frenos ABS | Peso: 1.188 kilos | Capacidad del maletero: 485 litros | Depósito COMBUSTIBLE: 45 litros.

HABITÁCULO
El aumento de longitud respecto al anterior Córdoba es notable, pero no se traslada totalmente al interior. Éste, siendo amplio delante, resulta justo detrás para tres personas. Y para el ocupante del centro, incómodo por la configuración del asiento. Para las piernas hay mucho hueco, que queda reducido a la mínima expresión cuando se retrasan al máximo las butacas delanteras. A pesar de tener una elevada línea de cintura, la zona posterior no resulta tan claustrofóbica como antes.

SALPICADERO
Como en el Ibiza, su diseño y presentación es demasiado fría y desmerece la imagen exterior del coche, a pesar de que esta versión cuenta con el acabado más vistoso (en Seat lo llaman terminación slush). Esta crítica puede hacerse extensiva al resto del interior. El tacto y la ubicación de los mandos son correctos y la instrumentación, bien visible, se completa con una computadora de a bordo. El climatizador automático y un radio lector de discos compactos son equipo de serie.



CONCLUSIÓN ****

El primer gran avance en la nueva generación del Córdoba se ha producido a nivel estético, logrando hacer más bella una carrocería que esconde un habitáculo simple en diseño y justo en habitabilidad para el tamaño del coche. Pero, hechas estas dos salvedades, el potencial de su motor diesel, su notable comportamiento dinámico y un maletero impresionante hacen que ofrezca cualidades propias de vehículos de mayor empaque. Su precio, con el acabado Signa, es elevado, aunque se justifica por un equipamiento de serie que no presenta lagunas relevantes.El primer gran avance en la nueva generación del Córdoba se ha producido a nivel estético, logrando hacer más bella una carrocería que esconde un habitáculo simple en diseño y justo en habitabilidad para el tamaño del coche. Pero, hechas estas dos salvedades, el potencial de su motor diesel, su notable comportamiento dinámico y un maletero impresionante hacen que ofrezca cualidades propias de vehículos de mayor empaque. Su precio, con el acabado Signa, es elevado, aunque se justifica por un equipamiento de serie que no presenta lagunas relevantes.

VIRTUDES: Mecánica y tacto. Gracias a un chasis muy bien puesto a punto, aprovechar el gran rendimiento del motor es tarea fácil, segura y divertida. El maletero ofrece una capacidad de carga excepcional.

DEFECTOS: Interior. Su diseño demasiado simple contrasta con una imagen exterior discreta, pero con personalidad. Tampoco la habitabilidad trasera responde a lo que se espera del tamaño del coche.

 



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