282 Motor & Viajes
Domingo 16 de marzo de 2003
PRUEBA
 
       

HONDA ACCORD 2.4 ****
Un japonés radical y superlativo

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FERNANDO I. LIZUNDIA

Superlativo y radical son algunos de los adjetivos que vienen a la mente cuando se está al volante de este misil tripulado. Bajo su aspecto de cómoda berlina de gama alta se esconde una máquina capaz de volar a velocidades vertiginosas por los trazados más tortuosos, sin perder nunca la compostura.

Si el anterior Honda Accord ya era un dechado de eficacia en todo tipo de trazados, el nuevo modelo ha logrado elevar el listón hasta rozar lo sublime. Al volante de esta máquina las leyes de la Física parece que nunca hayan sido formuladas. Su único límite es el aplomo del conductor.

Pero mejor vayamos por partes. La carrocería del nuevo Accord combina de forma armónica elegancia y discreción, sin renunciar por ello a un aspecto musculoso que revela la verdadera naturaleza de esta bestia del asfalto. El morro afilado, las líneas estilizadas y la zaga contundente sugieren una acusada personalidad. La forma de los faros y los intermitentes montados en el dorso de los retrovisores exteriores refuerzan esta idea.

A quien aún le quepa alguna duda, le bastará con echar un vistazo a la zaga: las dos generosas bocas de escape denotan que algo se esconde bajo el capó de esta berlina. Y así es: un motor de casi 2.400 centímetros cúbicos y 190 caballos de potencia.

Los tiradores cromados de las puertas, que se accionan con suavidad, aportan un toque de distinción al conjunto. No menos que la tapicería de cuero que equipa de serie a este Honda Accord 2.4 Executive.



EFECTO HIPNÓTICO

Al abrir la puerta, el cuadro de instrumentos se ilumina con una especie de efecto hipnótico que nos invita a acceder al habitáculo.

Una vez en el interior, el volante ajustable en dos ejes y la regulación eléctrica del asiento permiten encontrar con facilidad una perfecta postura de conducción. Esto es algo altamente recomendable, ya que este bólido no se conduce, sino que se pilota. El aro del volante, pequeño y forrado de cuero, está unido al eje mediante tres radios. En los dos superiores se encuentran los mandos del equipo de música y del control de crucero.

En el cuadro de instrumentos, con dígitos blancos sobre fondo negro, se agrupan el cuentakilómetros, los indicadores de combustible y temperatura del motor, y el cuentarrevoluciones. Todos ellos provistos de agujas iluminadas en rojo.

La calidad de los acabados es muy buena y el equipamiento de serie excelente, sobre todo para un precio final de 27.300 euros. Aparte de seis airbags, control de tracción y de estabilidad, ABS, repartidor electrónico de frenada, luces de xenón y faros antiniebla, incluye sensor de lluvia y de oscuridad, espejos exteriores desempañables, asientos delanteros calefactados, alarma antirrobo, climatizador dual, sensor de lluvia y de oscuridad, lector de CD, techo corredizo... tan sólo se echa en falta un ordenador de viaje.

Al accionar la llave, el potente motor cobra vida, aunque desde el habitáculo se percibe suavemente su grave ronroneo. La corta palanca de cambios, con las seis marchas gravadas en la cubierta metálica del pomo, está ubicada en el lugar preciso. Sus recorridos son muy cortos y las velocidades se engranan con sorprendente precisión.

El recorrido del embrague, más bien corto, tiene un aire racing que anuncia lo que se avecina. El motor, rebosante de par, acepta con generosidad circular despacio en marchas largas. La cuarta entra a 50 km/h., la quinta a 60 y la sexta a 80.

Una vez que el tráfico urbano queda atrás y se aprieta el acelerador, la mecánica cambia su ronroneo asordinado por un contundente rugido, antes de dar paso a un embriagador aullido, que finalmente, rozando ya la zona roja del cuentavueltas, se transforma en un penetrante silbido, más propio de una turbina.



PEGADO AL ASFALTO

El asiento, que recoge perfectamente el cuerpo, tiene el mullido adecuado para que los pasajeros no se vean castigados por el trabajo de las suspensiones.

Éstas, más bien firmes, pero no incómodas, pegan literalmente el vehículo a la carretera. El bastidor, de excelsa factura y encomiable rigidez, también contribuye a ello. La dirección, por su parte, es un prodigio de precisión, aunque tal vez peque de ser demasiado directa. Ello obliga a pilotar el coche de forma ininterrumpida y a prestar una atención extrema a la carretera si se quiere rodar realmente fuerte.

En trazados rápidos, el Accord se muestra intratable, mantiene unos cruceros de escándalo y aborda los virajes con un aplomo más propio de un Fórmula 1 que de una berlina. La excelente relación de cambio y el magnífico motor VTEC de cuatro cilindros y 16 válvulas le permiten subir largas pendientes a velocidades hasta ahora reservadas a deportivos puros de acendrado pedigrí.

El único pero que se le puede poner en este tipo de terreno es el del ruido aerodinámico, que llega a ser realmente muy molesto a partir de 140 km/h. y casi insoportable si se pretende viajar aún más rápido.

Pero si el nuevo Accord se muestra efectivo en vías rápidas, es en los trazados tortuosos donde da lo mejor de sí y se muestra imbatible. El aplomo del conductor suele acabarse antes que el agarre.

FOTOS: RAMÓN RODRÍGUEZ



FICHA TÉCNICA

MOTOR: Delantero transversal de cuatro cilindros en línea con culata de 16 válvulas

CILINDRADA: 2.354 centímetros cúbicos

ALIMENTACIÓN: Inyección electrónica PGM-FI

POTENCIA: 190 caballos a 6.800 revoluciones por minuto

PAR MOTOR: 22,3 mkg. a 4.500 rpm.

TRANSMISIÓN: Tracción a las ruedas delanteras

CAJA DE CAMBIOS: Manual de seis marchas

SUSPENSIÓN: Delantera independiente de paralelogramos deformables tipo McPherson y trasera independiente. Barra estabilizadora en ambos ejes

DIRECCIÓN: De cremallera, asistida. Diámetro de giro: 11,6 metros

FRENOS: Discos ventilados en las ruedas delanteras y discos en las traseras

PESO: 1.419 kilos

CAPACIDAD DEL MALETERO: 459 litros

DEPÓSITO COMBUSTIBLE: 65 litros

PRECIO: 27.300 E

VELOCIDAD:227 Km/h.

CONSUMOS: Urbano: 12,7 litros / 100 kms. Extraurbano: 6,9 litros. Medio: 9 litros.

ACELERACIONES: 0 a 100 km/h.: 7,8 segundos. 400 metros salida parada: 16,35 seg. 1.000 metros: 30,0 segundos.

RECUPERACIONES: De 80 a 120 km/h. en 4ª/5ª: 8,55 segundos / 11,25 segundos.

CONCLUSIÓN ****

Es ante todo un coche de piloto. Un vehículo hecho para disfrutar de cada kilómetro recorrido. Agil, tremendamente eficaz y muy rápido, se muestra intratable en carreteras tortuosas, donde puede plantar cara a cualquier vehículo, por potente que éste sea. En trazados rápidos se desenvuelve como pez en el agua. La única limitación será la impuesta por el cansancio que puede llegar a ocasionar el ruido aerodinámico. Por lo demás, su carrocería estilizada y musculosa alberga un amplio habitáculo capaz para cinco adultos y un amplio equipo de serie.

LO MEJOR: La conjunción de un magnífico motor, un excelente bastidor, unas acertadas suspensiones y unos potentes frenos hacen muy atractiva a esta amplia berlina, dotada de un gran equipo de serie.

LO PEOR: El ruido aerodinámico puede llegar a resultar realmente molesto a altas velocidades. Se echa de menos un ordenador de viaje e, incomprensiblemente, la rueda de repuesto es del tipo galleta.




 



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