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sábado, 23 de enero de 1999
prueba

Visualmente no pasa desapercibido. Las líneas del "New Edge Design" adquieren todo su esplendor en este modelo de probada mecánica y gran tamaño que, como sustituto del Probe, es el continuador de una larga tradición de coupés en la marca norteamericana, que se inició hace 65 años. Dotado de unas elevadas prestaciones, su vocación deportiva se ve en parte traicionada por un talante algo conservador. Donde no tiene rival es en el precio, lo que será un factor clave para lograr el éxito en el mercado

FORD COUGAR 2.5 V6
Un gran coupé a precio asequible

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MANUEL DOMENECH

El precio será, sin duda, uno de los principales argumentos de venta del Cougar, pero no será, ni mucho menos, el único. A simple vista es un coche que llama poderosamente la atención por su moderno y arriesgado diseño, pero además destaca por sus características mecánicas, muchas de ellas ya probadas con éxito en el Mondeo.

El equipo de estilo de Ford ha sabido emplear con acierto el concepto New Edge Design para dibujar la carrocería del Cougar basándose en la plataforma del modelo Mondeo. Las perfiladas líneas han dado como resultado que mida nada menos que 4,70 metros, 15 centímetros más que el coche del que se deriva. Esto, sin embargo, no redunda en un habitáculo más largo, sino en la obtención de un maletero inusual en un coupé, ya que tiene una capacidad de 410 litros. Además, se puede ampliar abatiendo el respaldo del asiento trasero por mitades.

Como comentamos en recuadro aparte, el interior está pensado para los pasajeros de la zona delantera del coche, ya que los de la trasera, aun teniendo poca talla, no aguantarían con comodidad un largo viaje. Pues bien, los primeros disponen de todo tipo de reglajes en sus asientos, particularmente el del conductor, que puede conseguir así una perfecta posición al volante. Ante él, un cuadro de instrumentos sencillo y claro ofrece la información que necesita, complementada por la de un ordenador. Todos los mandos, incluidos los del aire acondicionado, muy simples, están al alcance de su mano, lo mismo que la palanca de cambios, muy fácil de accionar por lo corto de sus recorridos.

El motor es un viejo conocido, ya que también se emplea en el Mondeo. Además de su buena cifra de potencia, que se pone en evidencia sobre todo a partir de las 4.500 revoluciones, destaca por su progresividad y capacidad para recuperar, a lo que ayuda en buena medida el perfecto escalonamiento elegido para su caja de cambios de cinco marchas, que además es rápida y se maneja con total precisión. Este panorama sólo tiene un pero, que son los consumos. Estos, sin ser excesivos, están por encima de lo que sería deseable.

Fácil y seguro.

El Cougar es, ante todo, muy fácil de conducir. En su comportamiento no se aprecia el menor problema, ya que las ruedas delanteras mueven al coche con soltura a pesar de la potencia del motor y ayudadas en todo momento por un sistema de control de tracción que se puede desconectar si el conductor lo desea. El tren trasero es muy predecible en sus reacciones, que además son fáciles de controlar.

El esquema de suspensiones empleado permite que goce de una espléndida estabilidad que, en carreteras de buen firme proporcionan un elevado grado de confort para los pasajeros. Sin embargo, en terrenos rugosos y con baches resulta algo seca. La dirección es suave y precisa, y si los frenos son potentes y resistentes, el tacto del pedal correspondiente es engañoso. El ABS con distribuidor de frenada funciona perfectamente.

Por último, hay que decir que el coche está muy bien equipado, tanto por elementos de confort como de seguridad, lo que redunda en que su relación entre calidad y precio sea francamente buena.


HABITACULO

La configuración de la carrocería del Cougar no permite que se pueda calificar de brillante. Si bien las plazas delanteras son cómodas y amplias, aunque los asientos resulten algo blandos, las traseras sólo sirven para dos personas de talla más bien pequeña. De nada sirve que la banqueta de los asientos sea muy profunda, apenas hay suficiente altura hasta el techo. El maletero es muy grande.

BASTIDOR

El Cougar comparte plataforma con el Mondeo, lo cual ya es una garantía. Se trata de un bastidor de gran rigidez que permite que el coche goce de un perfecto equilibrio en su comportamiento. Dispone además de áreas de deformación en todos su ángulos y cuenta con los principales elementos de seguridad estructural al uso. Por otro lado, se le ha dotado de sistemas de control de tracción y de frenado de última generación.

CUADRO DE INSTRUMENTOS

En Ford no han querido, parece que premeditadamente, que la deportividad de la carrocería del Cougar tenga una correspondencia en su interior. Así, el cuadro de instrumentos, de agradable diseño, resulta algo convencional para un coupé de sus características, y además el salpicadero está rematado con unos plásticos cuyo aspecto no es el más deseable. No obstante, hay que decir que la calidad de terminación de la marca está siempre presente. El equipamiento, en cuanto a elementos de confort, es muy completo.


Frente a sus rivales

El Cougar no tiene rivales ni por tamaño ni por precio. Así, por el primer concepto se podría comparar con un Volvo C70, pero éste cuesta 3,5 millones de pesetas más. El Mercedes CLK, por su parte, mide 15 centímetros menos que el Ford, pero ya la versión de 136 caballos es 1,5 millones más cara. En el Grupo Fiat, el Alfa Romeo GTV 1.8 se queda corto por tamaño y motor, a igualdad de precio, y el V6 cuesta mucho más. Así las cosas, los rivales más lógicos del Cougar son el Honda Prelude, 15 caballos más potente pero 700.000 pesetas más caro; el Peugeot 406 Coupé, ya de mayor precio en su versión de dos litros y de parecidas prestaciones en el V6, que vale 1,5 millones más; y el Toyota Celica 2.0 GT, que cuesta 4.700.000 pesetas y tiene idéntica potencia.

  ficha técnica

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