99 Motor & Viajes
sábado, 13 de marzo de 1999
viajes

Petardos, "mascletà", horchata, autoridades, pasacalles, buñuelos, ofrendas y hasta paella. El valenciano Tonino Guitián, reportero de "Caiga Quien Caiga", repasa los términos más populares y "kitsch" de las fiestas de la capital del Túria, que tienen su punto álgido en la "cremà", la noche del 19 de marzo. Un documento a prueba de fuego

VALENCIA
Guía neurológica de las Fallas

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TONINO GUITIAN

Nació en Valencia en 1963. Reportero de Caiga Quien Caiga, escribe para varias publicaciones (Cartelera Turia, El Mundo de Valencia, El Semanal). Ha publicado su libro de autoayuda Tonino, luego existo (Martínez Roca).

Igual que los neurólogos apenas saben del por qué del funcionamiento de la actividad del cerebro humano, excepto que en él ocurren cosas periódicamente, cada año las fiestas josefinas ofrecen al turista la oportunidad de conocer una de las celebraciones más curiosas del universo, plagada de contradicciones, maravillas y pequeñas excentricidades que el carácter de la ciudad de Valencia hace florecer sin importarle nada más que el amor a la vida, lo entienda esto como lo entienda cada uno. Si para uno ese amor es el orden, para otros es el desorden, y si para otros es la tradición, para los demás es el anticonvencionalismo. De cualquier manera, el espíritu de crítica explosiva o de simple rechufla ha contagiado a todos desde el principio de estas fiestas y en lugar de vencedores o vencidos se han instaurado los disfrutadores y los disfrutados. Apenas sabría yo, ni siquiera el más avezado crítico fallero, comprender el concepto general de estas fiestas, de manera que como testigo de ellas a lo largo de muchos años expongo esta guía neurológica para paliar los miedos que pueda tener el viajero ante su advenimiento y animarle y asegurarle que su estancia será aún más placentera de lo que piensa si sabe aprovechar.

COCHE. Si viene en coche, aunque sea por la moderna autovía, olvide la idea de usarlo en el centro. Apárquelo donde no vea advertencias de zona de fuegos o lo verá al día siguiente rodeado de petardos. En la mayoría de los barrios se organizan mascletaes que nada tienen que envidiar a las de la plaza del Ayuntamiento. En Fallas es casi obligatorio circular a pie.

CREMÀ. La noche del 19 de marzo se queman todas las fallas en este orden: primero las infantiles, luego las de los barrios, después la ganadora del primer premio y por último la de la plaza del Ayuntamiento. Es de rigor que la fallera mayor encienda esta última y llore embargada de emoción. Por motivos que nadie conoce, también es de rigor tras el himno regional abuchear el himno nacional aunque en la retransmisión se evite este punto con la intervención del locutor. Si quiere ver quemar una falla, elija la del barrio que más le haya gustado, no se acerque demasiado a riesgo de calcinarse y observe la labor encomiable de los bomberos.

MODERNIDAD. No se puede negar que Valencia haya dado la espalda a la modernidad. Desde los edificios modernistas hasta el puente de Calatrava, la capital ofrece al visitante una imagen kitsch difícil de olvidar. Tal vez ahora las edificaciones resulten de un gusto dudoso, pero con el correr del tiempo se espera que el turista japonés las visite con ansiosa curiosidad.

DESPERTÀ. Cada mañana, antes de lo que usted desearía, las comisiones se encargarán de despertarle de la resaca a base de tracas y petardos. Cuando acaben, no se preocupe, pronto llegarán las bandas de música para acabar con sus sueños y devolverle a la realidad.

HIMNO. Si no entiende la letra, mueva los labios para parecer de la tierra. Muchos políticos también lo hicieron en su día.

MASCLETÀ. Todos los días a las dos de la tarde, antes de la paella, se hacen explotar kilos de pólvora en la plaza del Ayuntamiento. Miles de valencianos acostumbrados al estruendo acuden con gafas de sol tras haber pasado la noche en vela. La mascletà tiene un ritmo especial, parecido a una ópera de Wagner concentrada y tiene la misma atronadora belleza. El sonido hace saltar las alarmas de los coches. Desde niños se enseña a los valencianos a abrir la boca y no taparse los oídos, como si estuvieran cerca de una batería de morteros en Beirut. Para los no nativos es conveniente llevarse la mano a la cartera, por si las moscas. Los pirotécnicos que las encienden a mano están elevados a la categoría de artistas.

OFRENDA. Las comisiones falleras entregan ramos de flores a la patrona, la Virgen de los Desamparados, para lo que se organizan enormes desfiles que colapsan por completo la ciudad. No sólo sufren las personas que tienen que desplazarse por las calles; las falleras, con sus pesados moños y sus zapatos de tacón, acaban martirizadas tras varias horas de recorrido. El resultado se puede ver en la plaza de la Virgen: un tapiz gigante dibujado con flores y miles de ramos adornando el manto de una imagen realizada para esos dos días.

PASACALLES. Por si alguien no se hubiera enterado de que la ciudad está en fiestas, los casales de los barrios circulan en pasacalles con sus incansables bandas de música que entonan prácticamente desde el último hit de moda hasta un tradicional toque de cornetas.

CASTILLOS. Son fuegos artificiales en el viejo cauce del río Túria. Los maestros pirotécnicos presentan sus novedades que la gente bautiza como: gusanitos o palmeras, según su forma. Cuando son muy espectaculares hay que decir: "¡Ohhh!".

PAELLA. Es muy difícil recomendar un restaurante donde se acierte con una buena paella. En muchos sitios puede resultar buena según la mano del cocinero. En cualquier caso, por la noche, algunos casales organizan concursos de paellas donde cualquier persona armada con una cuchara y buena educación podrá degustar las mejores que se hayan hecho esa noche.

BUÑUELOS. Son el manjar típico de Fallas, pero tienen que ser de calabaza de verdad. A destacar los de Fabián (c/ Císcar junto a la Gran Vía Marqués del Túria), los de la horchatería Collado (Ercilla 13), los de la plaza de Santa Catalina y todos aquellos donde el puesto respire higiene y limpieza.

PLAYAS. El clima de Valencia ofrece en marzo la posibilidad a aquellos que han pasado los rigores del invierno en Zamora o Palencia de darse un baño que por comparación parecerá cálido. Pero cuidado, el clima puede cambiar y hacer caer alguna llovizna. La playa de la Malvarrosa ha sido rehabilitada y se puede dar una vuelta mirando al mar e incluso darse un chapuzón.

PETARDOS. Los supervivientes de la despertà, la mascletà y los castillos también podrán disfrutar de los petardos que en manos de particulares amateurs asustarán a más de uno. No se preocupe, unas horas en Fallas equivalen a haber hecho unas maniobras en Oriente Medio. Hay varias clases, desde los inofensivos hasta los masclets y las barrenas que son atronadores y, en teoría, están más o menos prohibidos.

GUIAS. Existen revistas falleras como el Pensat i fet con suplementos satíricos donde se puede aprender un poco más de la fiesta. Para saber qué hacer y dónde ir hay varias guías de las que yo recomendaría encarecidamente la Cartelera Turia e incluso el Qué y Dónde.

CARTERISTAS. No deje nada dentro de su coche y no olvide llevar la cartera a buen recaudo. Las multitudes atraen a los carteristas que encuentran sus víctimas en los visitantes que se quedan absortos admirando cualquier acontecimiento.

FALLAS. Los monumentos falleros de Na Jordana, La Merced, Convento Jerusalem y la Plaza del Pilar, entre otros, son cada año motivo de admiración hasta para aquellos que estamos acostumbrados a verlos. Hay casales con animación destacable, desde bailes a diversiones de cualquier especie con petardos o carreras de sacos. El día de la Cremà la falla de la exigüa plaza del Collado es atendida por el cuerpo de bomberos para que no ardan las fincas que la rodean tras lo cual el jefe del cuerpo es vitoreado y hasta sacado en hombros.

KITSCH. Si desea disfrutar de objetos de arte estilo Almodóvar no se pierda La Casa de los Caramelos cuyos recuerdos de Valencia en forma de paella han hecho furor a través de generaciones. Además, los merenderos de la Malvarrosa y los antiguos balnearios poseen un color y una decoración difícil de encontrar en el mundo.

LUCES. A la iniciativa del Ayuntamiento de llenar la ciudad de farolas, se suma en Fallas un concurso de iluminación de calles que en muchos casos son auténticas obras de arte que le dejarán alucinado. Para encontrar dichas calles lo mejor es preguntar a la gente cuál ha sido este año el más celebrado.

FALLERAS. Los trajes de las falleras son también dignos de ver. Desde los más sencillos, los de huertana, hasta los que están hechos con sedas e hilos de oro, son de una factura que dice mucho de la mujer que los lleva y del sastre que los ha confeccionado. Los complicados aderezos del peinado son como un pesado mecanismo de relojería cuya explicación requeriría las mismas horas que su colocación.

AUTORIDADES. Las autoridades se suelen situar con micrófonos en balcones oficiales y tarimas en alto, pero siempre se puede usted encontrar a alguna ex ministra de Cultura de melena rojiza por la calle o a personajes populares disfrutando con la gente de la fiesta.

HORCHATA. Alboraia es el pueblo de la horchata, casi pegado ya a la ciudad. Este líquido refrescante y ligeramente astringente se puede tomar en cualquier horchatería de los que cabe nombrar la casa Daniel, que posee una auténtica foto surrealista de Dalí bebiéndose una.

HOTELES. Todas las plazas están ya ocupadas aunque la oferta se haya incrementado. Puede intentarlo en las afueras: hostería Mont Sant de Xátiva, Monte Picayo de Puçol, Parador de L'Eliana o en pueblos costeros como el Perelló.

MUSICA. Aunque este año los conciertos ya no existan hay en muchos barrios verbenas con baile hasta altas horas. Locales como el Black & Note o el Bésame Mucho ofrecen a menudo músi ca en directo. Los lugares de marcha son tantos ­en el barrio del Carmen, la plaza Xúquer, la Avenida de Aragón, la calle Juan Llorens y la playa de la Malvarrosa y la Patacona­ que vale más dejarse aconsejar por gente que vean que sea de su cuerda y le enseñe los sitios.

BARES. Además de los restaurantes son recomendables las bodegas del Cabañal (Bodega Montaña) o los que están cerca del Mercado Central (bar la Lonja). Cerca de la estación también hay establecimientos de toda la vida (los Caracoles) donde degustar todo tipo de verduras y moluscos. En el barrio del Carmen, los mejillones del bar Pilar y las tapas de El Molinón son excelentes. Otros bares hacen bocadillos para paliar el hambre que producen las caminatas por la ciudad.

ON LINE. Para más datos, en Internet puede encontrar una completa lista de las actividades diarias en www.ciberia.es/fallas. También existe una falla virtual y una conexión directa para ver la cremà en su ordenador si a pesar de todo no se anima a vivir esta locura.


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