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Sábado, 20 de marzo de 1999
Viajes



Jerusalén
La nueva tierra prometida...
Se cumplen dos siglos del comienzo de la Era Cristiana, y los Santos Lugares trabajan a toda marcha para recibir a miles de visitantes. Tel Aviv, Tiberiades o Belén, ciudades que marcaron la vida de Cristo, son pasado y futuro
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ANGEL IZQUIERDO

A medida que se acerca el fin del milenio y a punto de cumplirse los 2.000 años que marcan el inicio de la Era Cristiana, cada vez son más los peregrinos y turistas que se preparan para visitar los Santos Lugares. Y ante este acontecimiento, el Estado de Israel, la Autoridad Palestina y Jordania han creado sendas comisiones para facilitar los desplazamientos de los visitantes en la región.

Para recorrer los poco más de 22.000 kilómetros cuadrados que ocupa La Tierra Prometida ­una extensión similar a la provincia de Badajoz­, lo mejor es alquilar un automóvil, que permite cruzarla en unas horas, atravesando un camino de variados paisajes geográficos y humanos, repleto de contrastes. El azul intenso del mar Mediterráneo en Tel Aviv; la verde Galilea y Nazaret, donde Jesús pasó su infancia y juventud; Tiberiades, junto al lago Kinneret; y el valle del Jordán hasta Jericó. Penetrando entre las peladas y rojizas colinas del Desierto de Judea llegaremos a Jerusalén, la ciudad que vio morir a Cristo, y a Belén (Bethlehem), el lugar donde nació.

Iniciamos el periplo en Tel Aviv. Visitar la capital administrativa de Israel es lo mejor para tomarle el pulso a su dinámica sociedad. Situada a 10 kilómetros al oeste del Aeropuerto Internacional Ben Gurión, se asienta a orillas del Mediterráneo. Fue fundada a comienzos de siglo junto a la Vieja Jaffa, entonces una adormecida población árabe y puerto de Jerusalén desde los tiempos bíblicos. Es la urbe más poblada del país, con un millón y medio de habitantes. En sus calles, gentes bulliciosas y cosmopolitas son fiel reflejo de la modernidad del Estado judío. Tel Aviv cuenta con extensas playas y una importante infraestructura hotelera. Además, es el centro de los negocios, la cultura, la moda y la vida nocturna. No deje de visitar Jaffa, uno de los puertos más antiguos del mundo y donde, según la leyenda, el profeta Jonás fue tragado por una ballena. Su restaurado barrio de los artistas, de retorcidas y empinadas callejuelas, se adorna con galerías de arte y tiendas de antigüedades que recuerdan a la medieval Toledo.

A poco más de 100 kilómetros hacia el norte, en la Baja Galilea, se encuentra Nazaret, capital del Valle de Jezreel. Es tierra fértil, cubierta de campos arados y cultivos de hortalizas. Cuenta la tradición cristiana que en este pueblo se le apareció un ángel a María para anunciarle que daría a luz al Emmanuel prometido. Tras su nacimiento en Belén, Jesús pasó su infancia y adolescencia en Nazaret. Hoy, la urbe cuenta con más de 50.000 habitantes, la mayoría árabes cristianos. Abundan en sus calles las iglesias, conventos, monasterios y mezquitas. Los peregrinos cristianos tienen una visita obligada a la moderna Basílica de la Anunciación y a las ruinas de una sinagoga que pudo ser donde Jesús comenzó a impartir su credo.

Alrededor del Paseo Marítimo se sitúa una intensa vida nocturna, con numerosos restaurantes, salas de fiestas y cafeterías. El turista podrá disfrutar de sus playas, hacer esquí acuático o realizar un romántico crucero por el Mar de Galilea. Hacia el norte, en la verde ribera lacustre existen varios puntos de interés, como Tabhga, con la Iglesia de los Panes y los Peces, el Monte de las Bienaventuranzas, o Cafarnaún, una de las poblaciones donde Cristo ejerció su ministerio y reunió a sus discípulos entre las gentes sencillas de la región. Hace pocos años, un equipo de arqueólogos descubrió las ruinas de Betsaida, el pueblo de pescadores judíos donde se cree que Jesús llevó a cabo el milagro de los panes y los peces.

La carretera serpentea entre las suaves y pardas colinas del desierto de Judea en dirección a Poniente en busca de Jerusalén, la Ciudad Santa. Yerushalayim ­La Ciudad de la Paz en hebreo, El-Khudz en árabe­ es considerada tres veces Santa para musulmanes, cristianos y judíos, los credos monoteístas más extendidos del mundo. Nada más penetrar en la Ciudad Vieja, en el ambiente se respira un gran fervor religioso. Rezos y cánticos se escapan de las numerosas iglesias, mezquitas y sinagogas.

Los judíos oran ante el Muro de las Lamentaciones. Al lado, en la explanada del Monte Moriá, los musulmanes invocan a Alá bajo las cúpulas de las mezquitas de Omar y Al Aqsa. Saliendo de este recinto se halla la Vía Dolorosa, una sinuosa arteria del barrio árabe donde no resulta extraño escuchar las plegarias de algunos grupos de peregrinos cristianos que recorren el camino de la pasión de Jesucristo hasta el Santo Sepulcro, ya en el barrio cristiano. Bajo este lugar, según la tradición, estaba el monte Calvario, donde fue crucificado y sepultado. Extramuros, saliendo por la puerta de Yaffa, se pasa a la ciudad nueva, que crece hacia el oeste. La moderna Jerusalén se sitúa en torno a la plaza de Sión y la cosmopolita avenida Ben Yehuda, un paseo peatonal sembrado de cafés, restaurantes y tiendas. El viaje no puede finalizar sin acercarnos hasta la ciudad de Belén, cuna del cristianismo. Al ser el lugar de nacimiento de Jesús, lo que significó el comienzo de la Era Cristiana, esta ciudad tiene para los peregrinos un atractivo especial a las puertas del año 2000. Allí se alza la Iglesia de la Natividad, hermoso templo construido por orden del Emperador Constantino en el siglo IV, sobre la gruta en la que la tradición sitúa el nacimiento de Jesús.

Es una de las ciudades palestinas más prósperas. Su población, de origen árabe, es mayoritariamente cristiana y musulmana. Su zona vieja está siendo rehabilitada para recibir las próximas celebraciones del milenio, que tendrán lugar desde la Navidad de este año hasta la Pascua del 2001. En ese momento, la ciudad será el peculiar escenario de miles de eventos artísticos, culturales y religiosos.

Y en el 2000...

El nuevo milenio vendrá lleno de celebraciones en los lugares donde vivió Jesús de Nazaret. Habrá multitud de actos religiosos que se celebrarán, en conmemoración de su nacimiento, desde la Navidad de 1999 hasta el 6 de enero del 2000. Y no acaba ahí la cosa: al menos hasta el 15 de agosto, fiesta de la Asunción de la Virgen, continuarán celebrándose eventos en Tierra Santa. También está previsto que viaje el Papa Juan Pablo II durante la Semana Santa del 2000. Uno de los proyectos más interesantes es el que propone la asociación norteamericana Ciudad de Nazaret, cuyo presidente honorífico es el ex mandatario estadounidense Jimmy Carter. La idea es reconstruir parte del centro histórico de la ciudad para poder recrear la vida de Jesús y sus enseñanzas, según sus promotores, sin intenciones lucrativas. Belén se encuentra bajo administración de la autoridad palestina desde 1995, mientras que Jerusalén y Nazaret están en territorio israelí. Desde la ONU se está haciendo lo imposible para que se mantenga la delicada situación de la región. Por ello, el pasado mes de febrero Yasir Arafat inauguró la Conferencia Internacional Belén 2000, con objeto de preparar la ciudad de cara al reto de albergar a más de 2 millones de visitantes el próximo año. En www.jesus2000.com puede hacer una visita virtual a todos los lugares santos. / Mabel Arroyo

Datos prácticos

LLEGAR. Iberia (902 400 500) y El Al (91 541 20 05) vuelan a Tel Aviv todos los días menos los sábados desde Madrid y Barcelona. El vuelo dura cuatro horas y media si es directo, y seis y media si hace escala en Barcelona. Desde el 25 de marzo, el billete turista (ida y vuelta) cuesta, sin tasas, 73.000 pesetas desde Barcelona, y 78.000 desde Madrid. El aeropuerto está a 40 minutos en coche de Jerusalén.

CUANDO IR. Las mejores épocas son la primavera y el otoño.

DORMIR. Puede alojarse en establecimientos Bed & Breakfast, con estancias en conventos y familias palestinas. En Jerusalén el hotel más emblemático es el King David (23, King David St. 02 25 11 11). Desde su austera fachada de piedra se divisa la muralla levantada por Solimán el Magnífico en el siglo XVI. Una habitación con esas vistas cuesta desde 34.000 pesetas por noche, con un abundante desayuno israelí.

COMER. La comida típica incluye el hummus, una pasta de garbanzos con aceite, el pan de pita y el kebab (cordero asado). De postre, el báklava, una especie de pastas dulces hojaldradas, con nuez molida y miel. Y el aromático y fuerte café que, con el té, son las bebidas nacionales. En los restaurantes israelíes rige un precepto religioso judío conocido como comida kosher, que obliga a no mezclar la carne con la leche y prohíbe comer cerdo y marisco.

COMPRAR. En las tiendas y mercados podrá comprar joyas y diamantes, alfombras orientales, ropa femenina, piel y cuero, antigüedades, pintura moderna o cerámica. En Belén son típicos los bordados y la artesanía de cristal, madera de olivo y nácar.

INFORMACION. Oficina Israelí de Turismo. (91 594 32 11). Una guía muy recomendable es Tierra Santa, guia práctica y visual (editorial Acento).


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