12 | sábado, 19 de Abril de 1997 |
prueba | |||
|
El Renault Mégane y el Nissan Almera han tenido una historia muy parecida. El primero, un modelo de origen francés, vio ampliada su gama con la llegada de una versión con maletero denominada Classic. Además, esta variante se produce en exclusiva en España para todo el mercado europeo. Por su parte, el coche de la marca japonesa está fabricado en la planta británica de Nissan. También se basa en la plataforma de las versiones de tres y cinco puertas que se comercializan desde hace más de un año. Ambos tienen, además, la misma motorización, de 1,6 litros de cilindrada. Pero con muchas diferencias, que son las que vamos a analizar empezando por sus propulsores. En el caso del motor del Mégane, se recurre a una culata sencilla de sólo dos válvulas por cilindro, con lo que rinde una potencia máxima de 90 caballos; mientras que el modelo japonés llega hasta los 100 caballos gracias a una culata de cuatro válvulas.
Y aquí aparecen las primeras diferencias entre ellos.
El Nissan Almera ofrece una estética diferente a la de la versión de dos volúmenes. |
Buena estabilidad.
En lo que se refiere a su comportamiento en carretera, el Renault Mégane ha sufrido importantes modificaciones con respecto a sus hermanos de gama de dos volúmenes. El esquema de las suspensiones se ha variado mediante la incorporación de un reglaje delantero algo más blando, lo que evita que se transmitan al coche y a sus ocupantes las irregularidades del terreno. Esto redunda en un mejor confort de marcha. Y por si esto fuera poco, también se ha añadido un eje trasero con efecto direccional que permite una mejor entrada del coche en las curvas, algo interesante si tenemos en cuenta que se trata de un vehículo de 4,4 metros de longitud total. Pero en cualquier caso, ni el Mégane, ni su rival en esta ocasión, el Almera, están pensados para una conducción deportiva, sino familiar. Por lo que respecta a este último, su mayor virtud se centra, sin duda, en un eficaz sistema de suspensión multibrazo de control lineal, que asegura una perfecta estabilidad en todo momento. Además, tiene la dureza suficiente para ofrecer un comportamiento seguro. En cualquier caso, se trata de un coche que corre bastante y en el que no se debe tratar de buscar el límite, para evitar situaciones delicadas.
En el Mégane se conservan los rasgos marcados por sus hermanos de gama. |
En su aspecto exterior, los dos modelos ofrecen una estética muy
parecida. La parte de atrás, el cristal posterior y los montantes
de las puertas traseras son tan semejantes que, vistos desde una posición
sesgada, tan sólo el anagrama "Classic" en el Renault
y los grupos ópticos les diferencian. En el maletero (que supone
la gran diferencia con respecto a sus hermanos de gama), la ventaja es para
el modelo español. Mientras que el de Renault cuenta con una capacidad
de 530 litros, en el japonés esta cantidad se ve reducida hasta los
440 litros. Casi un 20% de diferencia entre ambos modelos en un aspecto
importante para los usuarios de este tipo de vehículos. En los dos
casos el asiento trasero es abatible en dos partes asimétricas para
ofrecer más posibilidades de carga. En lo que concierne a sus habitáculos,
las dimensiones son muy similares, ya que los centímetros que tiene
de más el Mégane en carrocería, se ganan en el maletero,
por lo que sus cotas de habitabilidad interior son muy similares. Tan sólo
hay diferencias en lo que a la altura libre se refiere, un aspecto en el
que gana el modelo fabricado en España, aunque por pequeño
margen. Es mejor la posición al volante del Mégane. Ofrece
muchas más posibilidades de reglaje para conseguir la posición
exacta. Además, cuenta con ajuste en altura, un aspecto muy importante
para personas de baja estatura. Este sistema también lo ofrece de
serie el Almera, no así el reglaje del volante, que sólo lo
tiene el Mégane. Otro aspecto importante estriba en que el Mégane
está muy bien insonorizado y cuenta con un motor poco ruidoso. El
Almera resulta demasiado sonoro, sobre todo si se rueda rápido por
autovía o autopista. Entonces se hace necesario tener una radio que
amortigüe los ruidos del propulsor.