¿Qué recuerda de su primer coche?
Que era muy fácil de robar por los ladrones. Era un Opel Kadett muy viejo que se abría sin problema, tal y como lo hicieron muchas veces.

¿Cómo fue su examen de conducir?
El examen fue sencillo. La primera vez que me presenté a la prueba teórica me pasé de listillo, como si aquello no fuera conmigo. Prácticamente no estudié y, lógicamente, a la hora de la verdad me suspendieron. A la segunda, lo aprobé. Y el práctico, a la primera. Sin mayores complicaciones.

¿Soñó con algún coche en su infancia?
Con ninguno en especial. Bueno, tal vez con los coches rápidos. Cuando realmente empecé a soñar con coches ya era mayor, y ahora es lo que más me gusta.

¿Qué coches ha tenido?
El Opel Kadett, un Audi Coupé, un Renault 19 y un BMW 325, que es el que ahora tengo.

¿Qué es lo que más le gusta de su coche actual?
El BMW tiene dos cosas muy buenas: es seguro y muy rápido.

¿Su viaje en coche más inolvidable?
Quizá un verano en el que me fui con cuatro amigos a la playa a Almuñécar (Granada). Lo hicimos en el Audi. Fue muy divertido pero he de reconocer que varias veces estuvimos a punto de darnos una buena galleta.

¿Y el de peor recuerdo?
No tengo ningún mal recuerdo de un viaje, pero sí de una desagradable situación dentro de un automóvil. Fue un día que choqué contra otro coche en la M-30 de Madrid, y resultó que era de la policía. Tuve que escuchar una buena bronca.

¿Cuál ha sido la situación más insufrible dentro de un atasco?
Es algo que no soporto. La pasada Semana Santa tuve todo un día libre y no se me ocurrió otra cosa que ir hasta Avila. Tardé dos horas y media en llegar y me puse de muy mala leche. Intento aliviar las situaciones metido en un atasco escuchando música o charlando con quien vaya, pero me resulta muy complicado no enfadarme. No puedo reprimirme.

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