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sábado, 21 de junio de 1997
prueba

RENAULT ESPACE RT 2.2 dT. El modelo Espace de Renault fue, hace 14 años, el primer vehículo monovolumen europeo. Este hecho le sirvió para ser el líder de su segmento durante muchos años, antes de ser relegado por automóviles más modernos. Ahora, con su tercera generación, quiere volver a alcanzar el liderazgo

Ambición de líder
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SERGIO PICCIONE

Para lograr ese objetivo de volver a ser líder del segmento, el Espace debía mejorar en habitabilidad, en el aprovechamiento de sus interiores y en precio. Y lo ha hecho. El nuevo modelo es tan nuevo que sólo tiene una pieza en común con el anterior. Es sensiblemente más largo y su interior se ha pensado para sacar de él el máximo partido, empezando por diferentes opciones de anclaje de los asientos. Renault ha optado por banquetas independientes móviles con un peso unitario de 19 kilos (este debe considerarse moderado en comparación con el de otros monovolúmenes y en particular con el del Mercedes Clase V).

En las versiones básicas ofrece diferentes anclajes fijos de estos asientos, de forma que el coche puede quedar configurado hasta con siete plazas. Pero en la mayoría de las versiones se ofrecen unas guías sobre las que los asientos pueden desplazarse hacia delante y hacia atrás. Esta solución permite, a base de ajustar al máximo la distancia entre las hileras de asientos, mantener un espacio para equipajes.

En España se ha decidido vender el coche con sólo cinco asientos, ofreciendo la posibilidad de comprarlos por separado. Esta configuración de cinco asientos se complementa con una bandeja posterior retráctil muy de agradecer, ya que oculta los objetos del maletero. En caso de optar por la configuración de tres filas de butacas, el acceso a las plazas de la última es un poco estrecho, sobre todo si se trata de la configuración de siete.

En lo que se refiere a los asientos en sí, tienen varias posibilidades de plegarse. Entre ellas, la de quedar estirados sobre sólo dos de sus anclajes, con lo que quitan poco espacio de carga y no es necesario dejarlos en el garaje. En cuanto a las características de las butacas, cuyos brazos pueden montarse y desmontarse (otro detalle de funcionalidad), sólo una crítica que hacer: resultan demasiado blandas, lo que resta confort en viajes largos.

La unidad probada equipaba el nuevo motor turbodiesel de la marca, de 115 caballos, tan acreditado en el modelo Laguna. No es ruidoso, no vibra y sus prestaciones son excelentes. En lo que no puede competir con los rivales que llevan motores turbodiesel de inyección directa es en las cifras de consumo. Las del vehículo de Renault son más altas.

Comportamiento.

El comportamiento es francamente bueno. La suspensión, relativamente firme, controla muy bien los balanceos excesivos de la carrocería, que trasmiten una desagradable sensación de tendencia al vuelco. Pero no resulta incómoda para los ocupantes.

Los frenos cumplen con su misión de detener el coche, pero para ello hay que pisar hasta el fondo y con fuerza, lo que no resulta agradable. Un tacto de pedal menos esponjoso daría más confianza y permitiría dosificar mejor la frenada.

El coche está muy bien terminado y hay que valorar muy positivamente la utilización de materiales plásticos en la mayor parte de la carrocería, lo que puede evitar pequeñas reparaciones de chapa, al margen de los efectos positivos sobre consumo y emisiones que ofrece el ahorro de peso.

Finalmente hay que mencionar el detalle de que el precio, respecto a la versión turbodiesel de la anterior generación del Espace, se ha reducido en un 8%.
FOTOS: RAMON RODRIGUEZ

Frente a sus rivales


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